Jeno científico

visitilla

Renjun decidió ir al Mercadona, su supermercado de confianza en el que trabajaba su bro Taeyong. Estaba deseoso de exprimirse un zumico de naranja y comprar un bozcochillo que le ayudase a hacer sus operaciones combinadas porque Renjun era matemático.

Mientras paseaba, se le antojó comprar bebida. ¿Dónde estaba? Guiado por su instinto, Renjun llegó al pasillo indicado.

El pasillo de la lejía.

Mirando por estanterías llenas de productos químicos, encontró algo que le dejó loco. Había un chico, y no cualquier chico, sujetando una botella de la que era su marca favorita de lejía. Su cara parecía ser de un ángel, su nariz parecía estar esculpida por Miguel Ángel, y su sonrisa fue la curva en la que Renjun quiso matarse.
El chavalín miró a Renjun y le sonrió. Ave María Renjun casi se muere y resucita en el sitio, Renjuncristo.

– Siempre viene bien tomar un poco de lejía para limpiar el alma uwu – le dijo el zagalico. – Soy Jeno, científico y poeta a tiempo completo. Me gusta el ciclismo, los viajes en tren, la hierba y los chinos matemáticos que van al Mercadona a exprimirse un zumico de naranja y a comprar un bizcochillo pero luego se les antoja bebida y van al pasillo de la lejía.

– Oye hernano que esto no es first dates – respondió Renjun. – Yo soy Renjun, matemático y pastelero y parece ser que he hecho un bombón radioactivo que a aprendido a hablar, le gusta la ciencia y la poesía, el ciclismo, los viajes en tren, la hierba y los chinos matemáticos y lo tengo delante, más bueno que las amborgesas del Burger King.

Entonces Jeno tiró la lejía al suelo y de paso le comió la boca a Renjun.

– Madre mia bro que podrían pillarnos.

– No te preocupes Renjuncico vamos en mi skate a mi laboratorio que te voy a enseñar a hacer unas cuantas reacciones químicas.

Entonces se dieron la mano y fueron en el skate de Jeno a su laboratorio, donde Renjun descubrió que le gustaba mucho la ciencia y la poseía, pero le gustaba más Jeno.