Tres y media de la tarde, ya habiendo una semana del nacimiento del pequeño Andrey, el bebé había sido dado alta sin aparente presencia de alguna enfermedad o algo que perjudicara su vida a largo plazo lo que significaba que por fin la pareja volvería a su hogar. Solo que con una cosa diferente, Akaashi le tenía una sorpresa para su amado, esperaba que le gustara, pues lo había preparado con mucho esmero, rapidez, y ayuda de sus vecinos, quienes conocían la situación de los adolescentes. Aunque por suerte el departamento en el que vivían no era de mala muerte, de hecho era muy bueno, pero algo pequeño, mas ahora con la inesperada llegada de un bebé recién nacido.
Hacía bastante frío, dado que aún era invierno, mas incluyendo el hecho de que el año nuevo recién había comenzado; en las calles la nieve iba lentamente disipándose para darle bienvenida a la primavera, lo que significaba para ambos chicos el retorno a la escuela y la búsqueda de una guardería accesible, económico pero por sobre todo cómodo para su pequeño, hasta entonces tendrían que dejarlo el cuidado de alguna vecina de confianza, en su mayoría lo eran todas las mujeres del departamento, pero la que vivía a su lado era con quien mejor se llevaba, ya que contaba con un niño de tres años que también podría hacerle compañía a su pequeño y pelinergo hijo.
El taxi que los llevaba a su residencia, estaba sumido en un completo silencio salvo por ligeros balbuceos del infante, el cual le sacaba unas suaves sonrisas a ambos padres, el mas feliz era Akaashi, pues el mismo no creía que se iba a enamorar de su hijo, del que no sabía nada, en el que al principio pensaba en darlo en adopción, mas al ver el rostro de gran felicidad y amor al bebé, el pelinegro lo reconsideró. Ocurrió cuando Hinata le propuso que lo sostuviera, para que así lo viera mejor, a demás de intentar que se forjara un lazo entre padre e hijo, en un principio se negaba, estaba nervioso, por sus adentros no estaba seguro de que su cuerpo le fallara y terminara por hacer caer a su hijo, al contrario, a penas lo sostuvo su corazón comenzó a latir rápidamente y sus lagrimas no tardaron en salir, lo acercó a su pecho, olió un poco de su diminuta cabeza; él no esperaba ser padre (al menos no aún), Andrey le hizo cambiar de opinión y ahora estaba más que dispuesto a mejorar en la escuela, ser el mejor para ir a una buena universidad en la cual en un futuro le provea un excelente trabajo. Aunque por el momento tendría que hacer lo que pudiese con el trabajo que tenía.
Finalmente llegaron a su destino, el armador de Fukurodani pagó el servicio de transporte, fue el primero en bajar, para así seguido ayudar a su pareja a descender junto a su hijo. A ambos le alegraba estar fuera del hospital, no era nada alegre ni cómodo estar rodeado de tanto aroma a anticepticos, alcohol, cansaba no estar en la comodidad de su hogar.
-Hace bastante frío - el pelirrojo arropó más a su pequeño -.
-Demonos prisa en subir, hay una sorpresa que quiero mostrarte -.
-¿Una sorpresa?, dime que es - lo miraba ansioso-.
-Si te lo digo dejaría de ser una sorpresa -ríe- vamos entremos -.
-Al menos dame una pista -.
-No importa cuantas veces me lo pidas, hasta que no subamos las escaleras no te diré nada-.
-Keijiiii -.
-No sigas Shoyo - suspiró - vamos, Andrey podría enfermarse y podría ser peligroso -.
El pelirrojo tuvo que desistir pues conociendo a su pareja, era obvio que no conseguiría que le dijera nada, pero que más podía hacer, Akaashi se caracterizaba por ser muy en convencer y dejar que el otro continuara insistiendo por algo.
Ya habiendo llegado a la puerta del departamento de la pareja, el vice capitán de Fukurodani abrió la puerta dejando a su novio ingresar primero, pues la prioridad la tenía el bebé que se encontraba en sus brazos; ambos ya dentro, lo primero que sintió fue la perfecta sensación de volver a su pequeño hogar, cálido y ahora con un nuevo integrante inesperado. No solo eso, Hinata observaba lentamente cada detalle del departamento, pues notaba que habían cosas que no habían antes, como cajas y cajas por doquier, bolsas, mas lo que le llamó la atención fue el que hubiese un moisés, junto a una sillita para comer; por dios, no podía creerlo, ¿como es que consiguió esas cosas tan rápido?, era imposible, pues sabía que no contaban con el dinero suficiente para realizar aquellas compras, tendrían que esperar por lo menos un par de meses, pero seguía con la intriga de como.

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Andrey
FanfictionUna llegada inesperada los recibió en navidad, no sabían que hacer, ambos son de bajos recursos, el inicio de su relación fue muy difícil que incluyó dormir en la calle. Ambos tienen trabajos que con suerte pueden mantenerse, ¿Se aman? Sí, ¿Pero pod...