Capítulo II:

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Entré en clase después del pelinegro y me senté en el último asiento libre. Desgraciadamente para mí, era en primera fila y la geografía no era mi fuerte. Bueno, directamente la odiaba y ella a mi también.

Pero la pregunta que me rondaba en la mente era:

¿Por qué decide molestarme a mi? Seguramente sea una apuesta.

Pero, aunque se me haga familiar su cara (y no de clase, porque ahora me entero de que viene conmigo). No soy muy popular que se diga, y no sé porqué un popular perdería el tiempo molestándome. A lo mejor se han aburrido de hacer...lo que sea que hagan y han decidido molestar a los demás.

Pero lo dudo.

A lo mejor...

-Señorita Trumes, ¿a escuchado lo que estaba diciendo?- vuelvo a la realidad con el profesor Sumgus de geografía.

¿No os parece que su nombre se parece a Sugus? ¿A que sí? Pues no es tan dulce como ellos. Para nada. Y menos cuando no presta atención, como yo.

-Depende.

-¿De qué? ¿De que los americanos y los musulmanes se hicieran amigos? ¿o de que los moros y los romanos formaran un arcoiris juntitos?- toda la clase rompió en carcajadas. Y yo me aguanté una carcajada.

No será dulce, pero cuando se trata de dejar en ridículo a los alumnos es un crack. A mi siempre me hace gracia, tanto si se lo hacen a los demás, como si me lo hace a mí.

Pero yo siempre tengo más tontadas para decir que él. Cosa que he heredado de mi padre.

-No creo que hicieran eso sin ayuda de un unicornio, señor Sumgus. - y la clase estalló nuevamente en carcajadas. Pero el profesor frunció el ceño.

-Señorita Trumes, mejor preste atención y deje de decir tonterías. - con expresión seria se volvió hacia la clase nuevamente.- Y bien ¿quién me sabe decir la fecha de cada una de las etapas del Imperio Greco-romano?

Nadie se movió del sitio pero cuando creía que ya nadie iba a responder, para mi sorpresa el pelinegro levantó la mano y respondió correctamente.

-Exactamente, señor Layes.- espera ¿Layes? ¿Colton Layes? ¡Cómo no me había dado cuenta! ¡Es un playboy! Y el que planea casi todas las fiestas, como la que anunciaba Selena esta mañana.

Ahora sí que me cuadra todo.

Le habrán apostado algo. Seguramente él ganará si él se acuesta conmigo, o algo parecido. Rode los ojos inconscientemente. Me lo imaginaba. Este instituto está lleno de gilipollas que piensan que las chicas solo somos juguetitos sexuales. Y alguien debe de darle una lección.

¿Pero quien se lo habrá pedido? Que yo sepa... nadie. O... ¿Tony? No creo.
Tony tiene intenciones pero no de que otro se acueste conmigo.

Pues sea lo que sea, no le voy a dejar pasar de la raya a nadie.

Media hora después acaba la clase y no me he enterado de nada. Me dirijo a las taquillas antes de que ese Colton se ponga otra vez. Y por suerte no está. Cambio los libros pero una hoja se escurre del libro de francés. Está doblada en dos, la abro.

«Ven al cuarto del conserje durante el almuerzo.
                    —Colton»

Y una mierda, yo en el almuerzo como, como todo ser humano racional.

Tiro la nota a la basura después de hacer un burruño con ella y me dirijo a francés, que por cierto se me da très très bien, y voy avec mon meilleur ami (con mi mejor amigo), Daniel.

Mi medio limón. (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora