Luke
Me desperté con el dulce sonido de alguien susurrando que era hora de ir a la uni. Fruncí el ceño.
-Dale, rubio, es hora de irnos. Apúrate o juro que traigo la manguera y te tiro agua congelada.- De modo automático mis ojos se abrieron de par en par.
Miré la pequeña y morena chica que estaba sentada al borde de mi cama.Su pelo negro y lacio estaba suelto y caía por sobre sus hombros. Sus ojos, también negros como la noche, me miraban con cansancio. - Al fin, llevo tratando de despertarte desde hace quince minutos. Si no despertabas realmente iba a agarrar la manguera- dijo señalandome con un dedo como si fuese una madre reprochando a su hijo.
Mi mirada se dirigió hacia el despertador que estaba sobre mi mesita de luz. Joder. Me había dormido y en cinco minutos teníamos que estar en clases. Solté un gruñido y froté mis ojos con mis manos.
- Lo lamento, olvidé programar la alarma, nena.- dije al mismo tiempo que me acercaba a ella y le daba un beso en la frente.
-No pasa nada- comentó sacándole importancia, se levantó de mi cama y caminó hasta mi ropero.- ¿Qué hacés en la cama todavía? Levántate!- ordenó. Inmediatamente me puse de pie y ella me lanzó unos pantalones jeans claros y una remera negra, que sabía bien, era su favorita. La miré divertido y tratando de ocultar mi risa. Ella se dio cuenta de lo que estaba haciendo y me miró con brazos cruzados.
-¿Qué?-
- ¿La remera negra, enserio Vee?- no pude más y solté una carcajada. Me miró con fingida inocencia y sonrió. Mi corazón se calentó con esa sonrisa, era tan tierna.
- Sabés que me encanta cómo te queda esa remera, ¿Te la pondrías por mi, por favor?- dijo haciendo su mejor carita de perrito lastimado.
-Hmm- la miré entrecerrando mis ojos- Okey- sonreí. Ella hizo un mini baile de victoria y ambos reímos.
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La mañana pasó exactamente como pensaba: aburrida, y ahora me encontraba fuera del salón de Vee esperando a que saliera. Lentamente las personas empezaron a salir por la puerta y luego de unos segundos, veo a mi pequeña morena hablando con un chico. Qué mierda.
- Entonces, ¿El miércoles te parece bien?- alcancé a escuchar que él le preguntaba.
-Claro, dame tu número y arreglamos- le contestó ella sacando de su bolso su celular. Todavía no me había visto llegar. Vee anotó el número que el chico le decía y cuando terminó levantó su vista. Sonrió al notar mi presencia y me sentí orgulloso de ser la razón de esa hermosa sonrisa. Mier.da. ¿Qué me pasa?Es solo Venecia.
Ella le dijo algo al chico y luego ambos se despidieron. Un sentimiento parecido al enojo se hizo presente en mi interior. Traté de ignorarlo y sonreí cuando sentí los brazos de mi morenita alrededor de mi cintura.Le devolví el abrazo.
- ¿Qué fue eso?- pregunté indicando con la barbilla al chico que se acababa de retirar.
-Ah, nada. Es mi compañero de Economía Política y nos tocó hacer un trabajo juntos. Es simpático, se llama John.- dijo ella deshaciendo el abrazo y sacando la billetera de su cartera. Sabía lo que quería comprar. Metí mi mano en mi mochila y saqué los usuales Skittles que ella ingería. Los sacudí frente a su cara. Ella los miró y luego a mi, para simplemente comentar:
-Eres el mejor, ¿lo sabías?- Si ella me lo decía con esa brillante y hermosa sonrisa, definitivamente le creería.
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Di lo que quieras, nena, te lo daré.
RomanceVenecia y Luke han sido mejores amigos desde la infancia. Ella, una linda y divertida chica. Él, el típico chico malo de la universidad. Problemas pondrán en juego su amistad. Celos, besos, peleas, sexo, entre otras cosas. ¿Será su relación tan fuer...