How I met your father [Stony AU]

La historia de los padres de Peter

Me removí incómodo entre las sábanas, sin poder dormir. Me pregunté en qué momento de mi vida me había hecho tan dependiente a dormir abrazado al musculoso cuerpo de cierto soldado del que me enamoraba todos los días. Tal vez fue el primer día que dormimos juntos como una pareja de casados, esa vez tenía tanto miedo de que todo fuera un sueño y él no estaba ahí conmigo que ni siquiera fui a trabajar por un mes con la excusa de que tenía que cuidar a mi hijo y a mi esposo (aunque no era necesario porque estaban la tía Peggy -quien resultó ser una veterana de guerra, ¿por qué me perseguían los soldados?- y Natasha en la mansión).

Escuché la puerta y me senté casi por automático, el hecho de que alguien haya entrado y JARVIS no me lo haya anunciado eso solo significaba una cosa...

- ¿Jar? ¿Llegó mi esposo?

Pero mi magnífica Inteligencia Artificial no tuvo que responderme, porque luego se abrió la puerta de nuestra habitación, dejando ver a mi compañero de vida en el marco de esta. Yo le sonreí desde la cama, echándome ligeramente hacia atrás apoyando mis manos en el colchón.

- ¡Alto ahí, soldado! -Grité imitando a un general, Steve, acostumbrado a eso, enseguida se irguió y juntó sus piernas, poniéndose en posición de atención- Dijiste que serían cinco días, duraste siete.

- Fue culpa del sargento primero Barnes, señor. Le juro que yo le reiteré que debía volver con mi esposo porque le extrañaba demasiado, señor.

Yo reí, amaba cuando me seguía los juegos.

- Posición de descanso, soldado. -Le dije en un tono que, involuntariamente, fue dulce. Él obedeció- Acércate, cariño, muéstrale a tu esposo cuánto le extrañaste.

Le vi sonreír sin mostrar los dientes. Luego de una forma tan rápida que ni supe cuándo pasó le vi quitarse la chaqueta de la milicia que llevaba puesta, desanudarse la corbata y lanzarse sobre mí, haciendo que yo me recostara de manera abrupta por completo en la cama y la misma soltara un quejido más ruidoso que el mío.

- Bruto, vas a romper la cama. -Lo regañé de forma juguetona, con una de mis características sonrisas coquetas en mis labios y rodeando su cuello con mis brazos, dejando que se acomodara entre mis piernas-

- No sería la primera vez que sucede. -Me respondió con una expresión que no pude ver porque se acercó a besar mi cuello, pero que podía saber cómo era de tanto que la había visto. Mi hombre era completamente diferente en la cama- ¿Estás desnudo, Tony? -Me preguntó con su sensual voz, cuando al entrar sus manos por la sábana y pasarlo por mis muslos se había dado cuenta de mi desnudez-

- Lo que se ve no se pregunta, cariño.

Escuché un gemido de su parte como respuesta y luego se separó un segundo solo para apartar las sábanas, pero luego volvió a pegarse a mí, besando mi cuello, bajando por mi torso y lamiendo mi abdómen hasta llegar a mi...

- ¡Oh, sí! -Gemi sin poder evitarlo, tomando su cabello entre mis manos. Ni siquiera me pregunté donde había quedado su gorra militar-

- Quiero joderte tan fuerte, Tony. -Expresó entre las lamidas que le daba a toda mi extensión, sin embargo de pronto le dio un beso a la punta y se separó- Pero, maldición, no soy ningún maldito supersoldado y estoy tan cansado.

- Mmm... -Solo pude decir cuando comenzó a estrujar mis nalgas- Se escucha como un buen momento para cambiar papeles. ¿Qué le parece, soldado?

- Usted es el general, señor. -Respondió con esa maldita sonrisa-

- Quítate la ropa, soldado.

Una vez me obedeció y estábamos ambos desnudos, rodamos sobre la cama hasta que quedé arriba. - Voy a montarte solo un poquito y luego me encargaré de ese rico trasero. -Sabía lo mucho que le gustaba que le hablara así, por eso lo hice y supe que surtió efecto cuando sentí su miembro vibrar un poco ante mis palabras-