Acabamos de terminar nuestro turno y nos estamos cambiando en la sala de personal:
- ¿Qué vas a hacer esta noche Banana? – sí, Mimi le ha cogido el gusto a llamarme Ana Banana
- Pues no sé, no mucho
- Vaya, que aburrida eres
- Eeeeh – de repente me acuerdo del concierto de Miriam. Llevo toda la semana tan liada que ni me acordaba que ya era hoy – bueno, te acuerdas de la chica que tocó el otro día
- Joder si me acuerdo, pues claro
- Pues me invitó a su actuación de hoy
- Oye pero tú cuando has hablado con ella
- Se pasó el domingo a cobrar – Mimi se me queda mirando fijamente, me empiezo a poner nerviosa
- Pues vamos
- ¿Va-vamos?
- Sí, o no quieres que te acompañe – me dice con una media sonrisita
- No, no, sí, sí, o sea ven. Pero pensaba que tendrías otros planes
Llegamos al bar hacia las once. Está todo llenísimo, pero al cabo de un par de vueltas conseguimos una mesa.
Me disculpo un momento y me voy al baño.
Reconozco la silueta de la chica al instante. Que se supone que debo hacer ahora: saludarla como si fuésemos amigas, agradecerle la invitación, ignorarla y hacer como si no la hubiese visto... ¿Y si la saludo y no se acuerda de quién soy?, que embarazoso sería eso. Una voz me saca de estos pensamientos:
- Ala si has venido
- Sí, me invitaste ¿no?
- Eso es verdad
Nos quedamos un rato en silencio. El momento de duda si un abrazo, dos besos o seguir cada uno nuestro camino. Ella hace el paso y me da un abrazo breve.
- Me alegro que hayas venido – me susurra a la oreja y dicho esto se va
Vuelvo a mi sitio, confusa.
- ¿Estás bien? – me pregunta Mimi
- Sí, sí, no es nada
Nos pedimos un par de cañas que nos llevan justo antes de que empiece el concierto de Miriam. Y en el momento que toca la primera nota de la guitarra, cierro los ojos y me pierdo.
- Muchísimas gracias por haber venido hoy: tanto a los que os invité – me mira fijamente – como a los que me habéis querido escuchar así por propia voluntad – se oyen algunas risas – Muchísimas, muchísimas gracias de corazón. Si me dejáis me gustaría tocaros un trocito de mia última canción, todavía no está del todo acabada, pero espero que os guste.
♫ ¿Cuál es el precio de mi libertad?
¿Cuánto tiempo he de luchar contra tormentas?
He aprendido a vivir sin miedo aunque nadie me acompañe
Son tantos golpes sin poder curarme
Aunque lo quieran no podrán callarme ♫
(...)
Todo el mundo rompe en aplausos y en ovaciones, la gente se levanta y algunos incluso silban. Realmente lo ha hecho genial. Aunque si ahora alguien me preguntase qué canciones ha cantado no sabría contestar. Solo sé que su música daba paz.
Nos esperamos a que la gente deje de hablar con Miriam, para acercarnos nosotras y felicitarla por la actuación:
- Lo has hecho genial tía – empieza Mimi – soy Mimi por cierto, amiga de Ana
- Encantada. Pues muchas gracias
- Sí, cantas muy bien – le digo yo
- Gracias Ana
- Ha sido increíble de verdad. Esta estaba superconcentrada mirándote – lanzo una mirada asesina a Mimi, ¿qué hace?
- Ya, ya me he fijado - ¿Qué se ha fijado? ¿Qué? Bueno, supongo que lo dice por quedar bien, ¿no?
Nos despedimos de ella y decidimos volver a casa.
- Ay espera que creo que me he dejado la chaqueta dentro
- Vale te espero aquí fuera – digo mientras me enciendo el cigarrillo
A los cinco minutos vuelve aparecer:
- ¿Y la chaqueta? – le pregunto
- No, si al final no la he llevado
- Ah, vale
Y dicho esto nos vamos. Durante el trayecto no puedo evitar tararear la última canción que ha tocado: ♫ que hay algo en mí, que no van a quitarme soy mujer, no pertenezco a nadie. No tengo cielo al que mirar, no encuentro calma en mi ansiedad ♫

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Volver a empezar
FanfictionAna llega a Madrid, sola y sin nada. No tiene amigos, no tiene trabajo, no tiene ni donde dormir. Solo hay una cosa que sí tiene claro: y es que es hora de empezar a pensar en si misma y cumplir su sueño: ser cantante.