(1)Un cielo invernal y el viento frio de luces rotas

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Mi nombre era Junko Furuta, solía vivir en Japón, tenía sólo 15 años. En el colegio era bastante aplicada, me gustaba ir a la escuela, a pesar de que era algo humilde, siempre podía convivir con mis compañeros y aprender.

Tenía una hermosa familia, unida, mi padre y mi madre, no me hacia falta nada en la vida, era tranquila y con lo que tenía era más que suficiente. Pero no todo podía ser tan perfecto. Cierto día, iba saliendo del colegio para dirigirme a mi casa como siempre, en el camino me tope con un grupo de mis compañeros de clase, todos eran demasiado agresivos, uno de ellos había salido de la cárcel y otro era miembro de un tipo de mafia, lo que menos les importaba era la escuela, siempre se saltaban las clases y faltaban el respeto a todos, es por eso que los de la escuela tratábamos de evitarlos lo más posible, en mi caso, fue la primera vez que los vi allí, pero debido a todo aquello que había escuchado, aunque ese era el único camino a mi casa, no me importo regresar y esperar en la escuela un rato hasta que se marcharan. Cuando nos encontramos, pude verlos con bebidas alcohólicas, cigarrillos y algunas cuantas cosas más, riendo a carcajadas. Todos me miraron y dejaron de hacer lo que estaban haciendo, me detuve un momento, pero tarde un poco en pensar y darme media vuelta para regresar, pero mi presencia no pasó desapercibida, escuche a mis espaldas a uno de ellos gritarme.

-¡Oye! Amiga, ¿qué pasa? ¿porqué regresas?....

Pare de caminar pero en seguida apresure el paso de nuevo...

-oye, espera, es Furuta, va en nuestro colegio. Escuche decir a uno.

-Ah, cierto, Junko Furuta. Ey! Furuta-san, que te parece acompañarnos a una fiesta a casa de unos amigos eh?. Pude escuchar que se acercaban a mi, sentí la necesidad de voltearme, y lo hice. Dos de ellos estaban ya a muy pocos metros de donde yo estaba, así que respondí para marcharme en seguida.

-Ah... Eh, no, gracias, tengo que estudiar, tal vez luego. Me dispuse a seguir con mi camino, esta vez más rápido, a pesar de todo, no les temía, me parecía unos simples tipos que sólo les gustaba estar espantando a la gente, pero no creía que fuera para tanto.

-Ahhh, si, la chica Furuta, siempre siendo aplicada en clase.... Verdad?

-Si, así es. Seguí caminado, mientras escuchaba risas y más gritos por detrás, sabía que me seguían hablando, pero no planeaba quedarme ahí más.

No los volví a ver en mi camino hasta hace unas pocas semanas, fue al salir de la escuela de nuevo, pero esta vez sólo me encontré a 2, como la situación se veía más manejable que la anterior, decidí seguir por el mismo camino. Al pasar casi en frente de ellos, en seguida me reconocieron...

-Ey! Furuta, verdad?

-Ah, si. Seguí caminando, entonces uno se me acercó y me tomó del brazo, me asuste y reaccione de inmediato.

-La verdad es que, me pareces muy linda Furuta-San...

-G-gracias. Trate de soltarme del brazo y caminar lo más rápido posible, pero me atrapo de nuevo.

-No, es en serio, te eh observado Furuta, pareces interesante, dime ¿Que opinas de mi?

-Por favor, sueltame. Me intente escapar de nuevo pero me tomó con más fuerza que me lastimo.

-Furuta-san, ¿No estas interesada? Ni un poco?. Se iba acercando a mi cada vez más y yo luchaba por poder quitar su mano de mi brazo, estaba a tan sólo pocos centímetros de mi cuerpo y me miraba de una manera despreciable, trate de no alterarme, fui firme, lo mire a la cara y le dije:

-No tengo ninguna intención de salir contigo o con alguno de tus amigos, déjame en paz, idiotas.Hice un último jalón para escaparme de mi encierro, di media vuelta y tal vez cobardemente corrí lo más que pude, mientras escuchaba al segundo perseguirme mientras gritaba pero después de unos cuantos metros lo perdí, aún así en todo el camino no deje de correr asustada, estaba ya cerca de mi casa, me apresure a abrir y mi madre estaba ahí.

-¿Qué pasa?. Preguntó ella. Pero me había sofocado demasiado, así que sólo le hice un gesto en señal de "no te preocupes" y subí a mi cuarto a tranquilizarme.

Me senté en mi cama y mire por todos lados, hasta que me controlé lo más que pude, respiré profundo, inhale y exhale una y otra vez, cuando pude por fin pensar claro, repase lo que había sucedido, pero me preocupe de nuevo no sólo por el hecho de que golpee a uno de los sujetos más temidos por toda la escuela, si no, porque era más que obvio que no se iban a quedar sin hacer nada, muchos pensamientos pasaban por mi mente muy rápido, pensé en mi familia, mis amigos, en si en realidad eran capaces de hacerle algo a ellos o a mi por haber rechazado e incluso insultado, si en realidad eran tan locos y sádicos como todos los de por allí afirmaban. Pero me propuse a ser valiente, pensé que no podían hacer nada en mi contra, después de todo, supongo que tienen más problemas o situaciones para encargarse, pronto lo olvidarían.... Pero, no fue así...

Temperatura corporal (Taion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora