Mi Noche

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Mi vida desde que había llegado ese alpha al salón, me había cambiado. Apenas unas pocas charlas pude tener con él, en los primeros días y supe que algo especial. Qué él era único, o que al menos para mí sería especial.

Era muy distante e indiferente con todos, pero conmigo, él… él me trataba, de una manera diferente al resto. Y no sabía con exactitud si era porque yo pertenecía a la minoría de Omegas en la U.A, o simplemente; le agradaba.  Primero, cuando comencé a reconocer mis síntomas de incontrolable amorío por ese alpha: me comencé a imaginar ser su pareja, con gran anhelo. Luego, sin darme cuenta: me imaginaba con él, en mis noches de amor propio… simplemente para mí: él era el más genial de todos. Lo quería todo mío.
Muchos otros alpha, además de chicas beta u omega: me pedían una oportunidad. Pero yo sólo tenía ojos para él. Así de simple.

Muchos días, pensando en él: me comenzaba a decepcionar. Me encantaba estar ahí para él, ayudarle y ofrecerle toda mi ayuda posible. Pero simplemente, no creía que mis sentimientos fueran correspondidos. Por lo que busqué otros sentimientos a forma de desahogo. No fue la mejor manera, pues lastimé a terceras personas… por lo que mejor decidí dejar eso completamente de lado y centrarme en otras cosas. Cuando sin pedirlo, en unos cursos de verano: conocí a una chica llamada Ochako Uraraka. Al instante de ver cómo era intentamos una relación.

Todo iba bien tiempo después, hasta que comenzó a salir a escondidas con alguien más.

Eso me destrozó.

Busqué ayuda. La única mano que encontré fue la de él, esos ojos de dos colores, su cabello perfectamente dividido en blanco y rojo me encantaba su rostro serio.
“Es hora de que te regrese todo lo que has hecho por mí.” mientras me consolaba y me ayudaba a salir del propio agujero que había hecho para hundirme.

Mientras al mismo tiempo, lo seguía ayudando con sus problemas familiares, de auto control y amor propio. Nos hicimos mucho más unidos.
Éramos la pareja inseparable de mejores amigos. Aunque me dolía, tenía la gran dicha de poder ser lo mejor para él. 
Y esa chica. Esa chica intentaba quitármelo, obviamente tenía ataques de ira por aquella chica voluptuosa que intentaba quitarme de mi lado al chico por el que tanto había luchado.

Ella finalmente, era una alpha y el padre de él no la aceptaba. Decía que era homosexual.

Y tras unas olas gigantes del destino o de acciones involuntarias: ahora vivo con él, y soy su pareja.

Escuché el sonido de la puerta abriéndose, así que bajé el sonido de la televisión y me levanté a la sala frente a la puerta para recibirlo.
Esperé con una gran sonrisa.

—¡Bienvenido, Shō-chan! 

Entró, parecía cansado: al verme, de inmediato bajó la mirada. Cerró la puerta y pasó de largo.

Escuché que había azotado la puerta tras encerrarse. Parecía enfadado, no me agradaba su mirada cuando pasó por mi lado. ¿Hice algo mal?

Me había quedado en shock, era extraño de él ya estar en ese estado de enfado. Toqué un par de veces a la puerta: muy delicadamente, sólo lo suficiente para que Todoroki pudiera escuchar.

—¿Amor, Shō-chan? –acerqué mi oreja a la puerta.
—Largo.

Ese tono había sonado más profundo de lo normal. Era… no era enfado. No sabía cómo lo describiría, pero no parecía enfado…
Me retiré con pereza y tuve qué dormir en el sillón.

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