La Violación

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Pasó la mañana, Bella con mucho esmero se pasó todo el día intentando hacer sus quehaceres a la perfección para cuando su marido regresara.
Era ese estado de dominación mental que tristemente la mantenía presa, sin una esperanza real de escapar del monstruo ni de salvarse de las palizas. Además del sentimiento de amargura interno que años de maltrato le habían causado, Bella comenzaba a encaminarse por el sendero de la locura pues ya sus pensamientos perdían la coherencia y su alma, perdía lo mas hermoso que tenían que eran sus colores.

Ese día Bestia había salido temprano al trabajo, era viernes y como de costumbre después de sus horas de oficina iría al bar y tal vez después pasaría por un coito rápido con alguna prostituta barata que se la chupara por unas monedas. Sin importar que el aliento de la prostituta tuviese gusto a cloacas y pestilencia o que de su garganta sobresaliera una manzana de Adán que revelace el verdadero género con el que había nacido.
Vaya que era un cerdo.

Bestia estaba muy borracho, después de sus protitutas y alimentar un poco más sus vicios volvió a casa. Muy molesto sin una razón en particular.
Encontró a Bella dormida sobre un sillón, con un libro abierto reposando en su regazo y con la luz de la lámpara en su mesa de noche alumbrando su rostro que aún no diluia los moretones de la última golpiza.
Su ojo derecho seguia hinchado y la piel de su labio inferior no acababa de regenerarse mostrando aún la ruptura y el coágulo de sangre seca que se le había formado.
Alcanzó un encuentro rápido con una de sus putas al salir de su oficina, pero su apetito clamaba internamente por tener sexo de nuevo.
Sin importarle que Bella estuviese dormida decidió que sería ella quien calmara su deseo así que sin darle vueltas ni pensarlo, sólo por un impulso primitivo comenzó a apoderarse de su cuerpo.
Apretó muy fuertemente sus senos y comenzó a morderla por el cuello sin delicadeza alguna, sino todo lo contrario... Más bien le hacía mucho daño.
Al instante Bella se despertó, muy asustada y confundida. Logró reconocer a su marido, por el olor a licor y cigarrillo que había aprendido a detestar desde prácticamente toda su vida.
-¿Que haces? -dijo Bella adormecida y casi paralizada del miedo que le provocaba el estado de su esposo-, estas lastimandome
-¡Callate! -contestó Bestia arrojandole el hedor de su aliento fétido a Bella.
Mientras siguió con con su perversa misión intentando desnudarla. Comenzó a desabrochar su sostén pero no pudo.
Bella intento forcejear un poco para resistirse pero decidió no hacerlo, por miedo a que la golpeara otra vez... Dejó de negarse y permitió que lo hiciera.
Como único escape Bella sólo cerró sus ojos, intentando soportar el dolor que le causaban las embestidas torpes y brutas de su marido, que desde hace meses se había transformado en su peor verdugo, por suerte para Bella el momento fue precoz y en pocos instantes todo había acabado, aunque en corto tiempo había quedado marcada de por vida.
Bella había sido violada.

La Bella Y La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora