⚽️Capítulo 4⚽️

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Estaba en la híper mansión de Jude, un sábado por la tarde. No tenía nada mejor que hacer, al fin y al cabo era algo parecido a un amigo y yo al menos tenía la intención de enterarme de algo sobre el partido.

—¿Y este interés repentino hacia el fútbol a qué se debe? —dejó una taza de café delante de mí. Como me conocía este chico.

—Curiosidad —di un sorbo. Estaba riquísimo.

Jude se sentó junto a mí en el sofá y me miró mientras entrelazaba sus manos.

—Joe trató de que entraras en el equipo.

—Y dale, que solo es curiosidad, no quiere decir que de repente me guste el fútbol.

Noté que Jude sonrió levemente y se recostó un poco en el sofá.

—Le vencimos con una gran ventaja. El equipo estaba formado de hace unos días, y obviamente no tenía la fuerza necesaria para vencernos a nosotros.

—Dais miedo cuando jugáis. ¿Jugasteis por algún motivo aparente?

—Fue un amistoso.

Su respuesta no fue dicha directamente y notaba que vaciló un poco al responder. Algo escondía. Aunque tampoco iba a ponerme a indagar demasiado, al fin y al cabo solo quería saber el resultado del partido.

—Hasta que entró Axel Blaze —sonrió algo ladino—. ¿Sabes si está oficialmente en el Raimon?

Yo creo que sí. Aunque bueno, los dos días que he ido a ver que se cocía por el campo de fútbol creí verle. Espera, ¿está o no está en el equipo? Creo haber dicho que estaba pero de verdad, que desastre soy. Tal vez es que veo visiones y me lo imaginé en el campo.

—Ni idea.

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—No. Aunque queremos que lo haga —Nathan me acompañaba hacia el instituto.

Aquella mañana me lo crucé y por qué no ir con él, al menos me cae bien. Le pregunté por Axel Blaze, y efectivamente, no estaba en el equipo.

—¿Tenéis partido pronto? —cuestioné mientras metía mis manos en los bolsillos. Hacía algo de fresco aquella mañana.

—Tenemos un amistoso con el Occult.

Asentí y me mantuve en silencio.

—¿Occult? ¿Eso es un colegio? Parece un club de estos... raros.

Durante todo el camino Nathan estuvo bromeando con eso. A ver, tenía nombre de cosas de ese estilo, y yo que sabía. En aquel momento, justo al sentarme en mi silla, apareció él. Mark Evans.

—Hola Niki.

Me quedé estática al oír como me había llamado. No supe como reaccionar, solo había una persona que me ponía motes o acortaba mi nombre, y ese siempre había sido Joe. Me llamaba Cole, o Nic. Pero Niki...

Ah, y como me llamaba mi madre, que prefiero mantenerlo en anonimato. Que vergüenza.

—Ma-Mark, buenos días.

—¿Vienes hoy a espiarnos?

¡Yo no les espiaba! Solo me aburría e iba a verles. Bueno, sí, tal vez los espiaba un poco.

—Porque si vienes a espiarnos te prometo que vas a entrar a entrenar.

—No, no, en serio, yo no os espío, es que siempre me pilláis mirando.

La chica que no sabía jugar al fútbol [IE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora