Prólogo

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Esa mañana empezó con buen pie. Y tanto, no supo dónde colocarlo al bajar las escaleras y rodó hasta abajo, haciéndose varios hematomas por todo el cuerpo. Aquel día empezaba el instituto y no podía estar más nerviosa. Los nervios le jugaron aquel día una mala, muy mala pasada.

Nicole era una chica alta, demasiado alta. Tenía el pelo castaño y siempre llevaba un gorrito rosa en la cabeza, había veces que no se peinaba por la mañana, por lo que se lo podía y arreando.

Nicole era persona muy reservada con los desconocidos, pero extrovertida cuando cogía la suficiente confianza con él. Aquel día iba asustada al Raimon, pues su idea principal era hacer al menos, un amigo. Además, deseaba totalmente apuntarse a algún club, pero viendo lo torpe que era en cualquier ámbito, prefería mantenerse alejada de los clubes, sentarse bajo un árbol y leer. Con un café, por supuesto.

Era adicta al café. Se tomaba unos cinco cafés al día, siempre en su taza favorita. Su favorito, el capuchino.

Y bueno, por las escaleras se cayó junto a su café mañanero.

¡Hola, hola! (Insértese saludo de Goldie) Me he atrevido (al fin), a intentar crear una historia en condiciones (ojo: intento) que sea diferente a las demás. Como se puede ver, Nicole no es para nada la chica jugadora de fútbol con la que Mark y Axel alucinan, no. Es una graciosa y torpe chica que como se puede ver, es todo un caso.
Probaré suerte con el prólogo y si va gustando, iré actualizando poco a poco (No quiero capítulos de 3 páginas contadas y que no merezcan la pena)

¡Nos leemos! —Zeta.

La chica que no sabía jugar al fútbol [IE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora