Hay cosas que uno no puede evitar.
Siempre me han dicho que los sentimientos se interfieren en una misión.
Como podría yo saberlo.
Nunca he sentido nada.
Y eso no cambiara jamás.
Me ha quedado claro que:
"El amor no siempre rompe las barreras del od...
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El frío calaba sus huesos, podía sentir como las cortadas en sus brazos y piernas ardían, pero nada se comparaba al dolor que sentía su alma.
No quería llorar, no valía la pena además que ya no tenía ganas de hacerlo.
Cuando estaba por perder el conocimiento escucho a las lejanías una voz que le recordaba que no podía descansar.
Aun no.
Con un esfuerzo sobre humano volvió a abrir sus ojos, que pedían a gritos ser cerrados, querían un descanso de todo.
Sintió de repente algo acariciar su hombro, débilmente giro la cabeza para apreciar aun hombre en uniforme con el característico logo de aquella corporación que la mantenía cautiva. Pudo ver como el hombre le sonreía sínicamente.
-¿Cómo te sientes cariño?.-
¿Debía responder eso?
Se cuestionó la castaña, aunque por más que quisiera hablar, de sus labios solo salían balbuceos. Sintió de la nada un gran golpe en su mejilla derecha, seguido de un escozor en la zona antes golpeada.
-Te pregunte algo, es de mala educación no responder.
Con las pocas fuerzas que le quedaban levanto la vista y hablo.
-E-estoy B-bi.-
Fue interrumpida por otro golpe en la mejilla.
-No mientas querida, saber que te ira peor.
Quiso responder, pero ya no podía. Poco a poco dejo de sentir sus extremidades, el frío ya no le permitía estar más consiente, cuando quiso responder, perdió el conocimiento.
-Pequeña basura.- Exclamó el hombre a su lado.- Levántenla y llévenla a su habitación.
Los otros hombres obedecieron al sujeto y se marcharon, con el cuerpo pálido de la chica.
-Ya aprenderás a no desobedecer, solo es cuestión de tiempo.
Se decía a si mismo mientras agarraba un arma en su mano.
