Prologó

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—No quiero trabajar ahí-. Dije mientras me sentaba en una esquina de la cama del cuarto de mamá, ella me estaba dando una tremenda regañiza por lo cual solo me miraba duramente.

—Entiendelo, es por tu mala conducta e indisciplina-. Suspira.-Ademas necesito personal para que se ocupe de esa cafetería

—Pues consiguete a alguien más, no quiero trabajar en un lugar que ni conozco-. Dije lanzando una mirada asesina a mamá

Mi madre solo me miraba con la mandíbula apretada, era notorio su enfado conmigo pero aun así no voy a permitir que me ponga a trabajar en esa estúpida cafetería —¡Quieras o no ahora trabajaras ahí, ya le pedí a lucifer que te asesore en ella-.

—Y ya te dije que no ire -. Me levante de la cama con las manos sobre mi cabeza en señal de frustración.-Espera... ¿Quien es Lucifer? ¿Tu amante?-. Solté una gran carcajada a lo cual mamá me miró muy mal -¡Lucifer! El rey del infierno y amante de Eva Anderson-.

—Es mi colega y encargado de la tienda, ya sabrás el porque-. Responde mamá con una sonrisa maliciosa en su rostro, de inmediato mis carcajadas son detenidas, esto no indica nada bueno.

Bien, para los que no entiendan resulta que hace unos meses me metí en un tremendo lío, aunque tremendo se queda corto.

Flashback

-Ya esta casi listo-. Le dije a Soria mientras ella colocaba a la serpiente en la bolsa de Renata.-Esa plástica no la veía venir-.

-¡No pudo ser mas perfecto!-. Exclama Soria.-Se llevara un tremendo susto la plastica-.

El timbre del receso sonó anunciando el fin de este, Soria y yo nos dirigimos a nuestras respectivas butacas para que nuestros ojos pudieran contemplar el espectáculo que estábamos a punto de presenciar.



La Cafetería del Infierno©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora