Capitulo 2 "El pasado"

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-¿Ya te retiras Soria?-. Pregunta un chico al que no conocía.-¿Vendras a ayudarme este jueves para mí proyecto?-

Alto, ojeroso, de buen cuerpo y a la vez mostrándose tímido, parece ser muy amigo de Soria, este nos echa una mirada animada sin embargo Soria solo se limita a responder con la cabeza cabizbaja

-Ni creo volver pronto Héctor

-¿Porque no? Me prometiste que terminaríamos este proyecto juntos-. Pregunta tristemente el chico

-¡Estoy suspendida durante 3 meses!-.dice Soria tratando de sonar lo más normal posible aunque la tristeza de no volver a la escuela la invadía por dentro-.

-¿Que ha pasado?-.

-Es sol.. -.interrumpí a mi amiga al ver al subdirector acercándose al área.

La directora podra ser el símbolo de burla y todo, pero el subdirector ese sí es para rogar por tu vida, aunque sinceramente este está más bueno que el pan. Tomé a Soria de la mano y la dirigí hacia la salida alejándonos lo más rápido posible y dejando al chico atrás el cual me dedicaba una mirada asesina.

Quién lo diría, parece ser un enamorado de mi amiga. Salimos de la escuela y nos subimos a mi coche está vez Soria se sentó en la parte trasera dirigiendo su mirada triste y perdida por el vidrio de la ventana, un silencio sepulcral se presentó entre nosotras dos, a lo cuál decidí hacerle la plática.

-No me dijiste que tenías novio.- le comente sarcasticamente pero parecía no hacerle gracia mi comentario.

-No es de tu incumbencia-. Me voltea a ver mientras cruza los brazos

-¿Que pasa contigo Soria?, ya te has arrepentido de la bromita a la plastica-.dije sin despegar la mirada del camino

-No es eso, mi mamá me prohíbe ver la Héctor y la única manera de estar cerca de él era por la escuela.. y ahora la hemos liado-. Unas pequeñas lágrimas comienzan hacerse presentes en los ojos de mi amiga, no pensaba que esto le afectará tanto.

-¿Porque no me lo dijiste antes? De ser así no te hubiese involucrado en la broma-.

-Porque... Bah! No tiene caso, de todos modos lo hecho, hecho esta-. Responde limpiando las lágrimas de sus mejillas.

-¿Acaso el te gusta?-. Mi sorpresa es evidente, ya que mi amiga no es de la que le gusta un chico así porque si. Más sin embargo un pequeño sonrojo se hizo presente en sus mejillas respondiendo a mi pregunta.

El camino se hizo un poco largo, pero después de una larga espera al fin pudimos llegar a nuestro destino, la casa de Soria, siendo ésta de color blanco con plata de dos pisos y con un hermoso jardín, a lo lejos se observaba a su padre con cara de pocos amigos, justo antes de que ella bajara del coche la retengo del brazo.

-¿Que probabilidad hay que te vuelva a ver esta semana?-.

-Me suena imposible, bueno, al menos que pasen los tres meses-. Me hecha una mirada triste.

Acto seguido me acerco a ella para darle un abrazo a lo cuál ella me corresponde, está claro que no la veré por mucho tiempo, la voy a extrañar demasiado, nos separamos y ella me da un beso en mi mejilla. Me subo al coche de nuevo despidiendome de ella meneando mi mano al aire.

Sus padres son severamente estrictos con ella, son capaces de mantenerla encerrada mientras pasan aquellos incontables tres meses, y yo pensaba que mamá era mala conmigo. El celular de mi bolsillo suena dejando ver en la barrita de notificaciones un mensaje de mi mamá.

"Me ha llegado un mensaje de la directora, te espero en casa para que hablemos del tema :) pd: hoy no hay tacos ni flan napolitano"

¡Maldición! retiro lo dicho, es el ser más maligno que ha pisado la tierra. Solte un gran suspiro, esta tarde va hacer muy larga.

(En la actualidad)

-Veamos... ¿ya empacaste tu cepillo Amy?-. Pregunta mamá tratando de husmear en mi maleta todo lo que supuestamente yo había empacado para irme, aunque claramente no puse casi nada ya que yo no tenía pensado poner un pie fuera de la casa.

-Mamá, no entiendo porque te esmeras en mandarme a ese dichoso negocio-.replique.-En tanto ponga un pie ahí, haré caer toda la Cafeteria

- En tanto pongas un pie ahí, acatarás órdenes y darás lo mejor de ti-.Exclama terminando de empacar las últimas cosas que quedaban de acomodar en la maleta-. No dejaré que mi hija heche a perder su vida y su futuro solo por no saber como comportarse.

-Vaya... ¿Quién lo diría? Parece que en vez de enviarme a trabajar en una cafetería de mesera, me enviaras a una guardería para aprender modales-. Dije con sumo sarcasmo en mi voz, aunque pareciera que mi madre no habría entendido.

-Fijate que no lo había pensado, parece ser otra buena opción, ¿no crees?

-Ni se te ocurra mamá, solo fue un decir, te conozco se que contigo no es para jugarmela.-

Tome un suéter que tenia guardado en el closet y salí junto con la maleta en el brazo. Mi madre y yo nos dirigimos justo afuera de la casa, con la intención de esperar a la persona que me viniera a traer.

-Dime una cosa mamá, si voy a trabajar ahí ¿Porque tengo que llevar maleta? ¿Acaso tendré doble turno para no poder salir de ahí? Digo, solo voy por el puesto de mesera ¿no?-. En ese momento mamá solo se limitó a mirarme con semblante inquisitivo, estaba a punto de decir algo más cuando de repente se pareciera que sus palabras se las había tragado de golpe.

-Tus dudas serán resueltas cuando hables con tu jefe-. Añade sin nada más que espetar

Un incomodo silencio nos rodeaba cuando fue interrumpido por la bocina de un auto que acababa de llegar. Era un Land Rover Range, enorme, color gris. Si... de esos autos que jamás podrás tener en tu vida aunque intentes vender algún organo en la Dep web. Apenas llevaba unos segundos estacionados aquel vehículo y pareciera que me incita que ponga mi trasero en ese asiento super cómodo que podia observarse por el vidrio.

En ese mismo instante, bajo de aquel cochesito de lujo un hombre super alto, que digo alto, ¡altisimo! Si pensaban que solo los basquetbolistas tenían ese tamaño créanme, se quedan cortos al ver la estatura de este hombre, comparado conmigo yo soy solo una pequeña hormiga pudiendo ser aplastada por la inmensidad de aquel sujeto. Se dirigió directo a mamá para tomarla de la mano y darle un beso en este.

-Es un placer volver a verla mi señora.- dice el sujeto con una sonrisa en su rostro.

No manches, que se cree este sujeto que es mi mamá para tratarla así, ¿La reina de inglaterra? Y encima le dice: "Mi señora". Vaya, de ser así aún quisiera ser la condesa de Snowdon.

-El placer es mío Henri.-Dice mamá mirándome para que yo también lo salude. ¡Oh! ¡Vaya! Ahora el sujeto tiene nombre.

-Gusto en conocerla señorita Amie-. Este sin dudarlo intenta acercarse a mi para saludarme con el mismo gesto que hizo con mamá, pero en ese caso me alejo y coloco mis manos hacia atrás dando a entender que no quiero que me salude de esa manera.

-Mi nombre es Amy no señorita Amie -. Replique con una mirada de fastidio en mi rostro.

-Le ofrezco una disculpa señorita Amie, le aseguro que no se volverá a repetirse-. Intenta disculparse el sujeto haciendo una reverencia un tanto extraña como si yo fuera alguien de gran importancia.

-Eh... Ya le había comentado que le quite esa parte de "señorita" por favor, ya que no soy nada suyo para que intente tratarme así, adema... -. Me interrumpe mi madre tratando de que no diga otra cosa que ponga incomodo a ese tipo.

-Disculpa a mi hija Henri, ella es algo... Difícil de tratar- le explica mi madre.

-Mi señora, si me lo permite, déjeme decirle que su hija se parece mucho a usted cuando era joven, y ni hablar del señor Lucifer. Parece que la señorita Amie heredó la belleza de su madre y el carácter de su padre.- Dice Henri metiéndome algo de curiosidad en sus palabras.

Porque menciona a ese tal Lucifer como si fuera mi padre, según yo tengo entendido mi madre me dijo que el nos había abandonado hace mucho. Quería decirle a mamá mi opinión al respecto, pero algo me decía que ella no soltaria ni usa sola palabra. Tendré que investigarlo por mi cuenta.




La Cafetería del Infierno©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora