Capitulo 4 "¿Que es esto?"

7 1 0
                                    

-¿Crees que deba llevar mas arena de muerto?-.

-No, tiene demasiada, mejor agregale dedos de queso a la orden y entregala-.

Unas voces se oían a lo lejos, mi cabeza me dolía demasiado al igual que mis piernas, lentamente comencé a abrir mis ojos pero la poca luz de aquí no me permitía mirar muy bien. Me levante lentamente de la cama, y vagamente me dirigí a la puerta de aquel cuarto, deslice la cortina de la puerta para observar lo que estaba sucediendo. El lugar donde me encontraba parecia de cuentos de ficción, había demasiadas mesas pequeñas con unas sillas de decoración espeluznante, el techo y paredes eran de un color rojo profundo mientras que el piso era de mármol negro. Cerca de la barra había instrumentos que desconocía pero al parecer servían para hacer café, estaba fascinada. Después empecé a recordar todo, ¡Estaba en el infierno! Mi corazón comenzó a acelerarse de la angustia y mi respiración se volvió cada vez más agitada. Quería correr, salir huyendo, más sin embargo si lo hacía, era muy probable que me perdiera incluso no sabía la manera de salir de aquí.

-Hey, ¿Todo bien?-.

Me gire rápidamente, era un chico de cabello negro con ojos rojos muy extraños, y una sonrisa encantadora, a mi parecer el era bastante atractivo. Aún así, desconfiaba mucho de él.

-¿Quién eres tú? ¿Dónde estoy?-. Pregunte aún temerosa de aquel joven.

-Deberías calmarte un poco-. Respondió con una sonrisa encantadora en su rostro. -Henry me pidió que te cuidara, ya que a partir de ahora trabajarás con nosotros.

-¿Trabajar aquí? Acaso te has vuelto completamente loco, ¿sabes en donde estamos?-. La idea de quedarme aquí me parecía completamente aterrador, tenía tanto miedo.

-Claro que lo sé, no soy estúpido, pero por ordenes de tu padre Lucifer tendrás que permanecer aquí unos meses-. Me respondió el chico tratando de explicarme la situación

-Yo no tengo padre, el nos abandono a mi y a mi madre cuando aún era una niña-.

-No tiene caso explicártelo aún, mejor ten esto-. Me entrego una bandeja con un uniforme sobre esta.

-¿Que te hace pensar que me voy a poner eso?-.

-Si no lo haces, tu padre terminará por matarnos a nosotros dos-. Respondió ya un poco irritado el chico.

-Ese es tu problema, ¿que no entiendes que no quiero estar aquí?-.

-Joder, no puedes ponerte solo el uniforme, por favor, solo quiero terminar mi trabajo para descansar en paz-. Insistía el chico. -Creeme que he tenido un día muy complicado-. Decidí obedecer por esta vez, me dirigí a uno de los baños y me lo probé, me quedaba un poco ajustando pero por lo menos era algo de mi agrado.

-Ya me lo puse, ¿feliz?-. Bufé mirandolo con cierta indiferencia

-Demasiado-. Me sonrio el chico. -Por cierto, me llamó Matías, trabajarás conmigo a partir de hoy-. Explicó.- Te mostraré como hay que atender a los clientes y... -¿Eres un demonio?.- Le pregunte ignorando todo lo que me estaba explicando.

-Si y no-. Respondió

-Osea, ¿como es eso?-. Volví a preguntar aun más curiosa.

-Soy un demonio pero no de sangre pura-.

-¿De sangre pura? ¿A qué te refieres con eso?-.

-Responderé todas tus dudas después de haber terminado de trabajar.- Me mira mientras cruza los brazos.

-Esta bien-.

Matías me explico todo acerca de la cafetería, las reglas, los horarios además de mostrarme los instrumentos y las máquinas, para hacer café, me presento también al otro joven con el que atendía la cafetería, pero este al ser el de los postres se la pasaba encerrado en el otro cuarto casi todo el tiempo, solo Matías y yo nos encargabamos de atender a los clientes, al mirarlos me aterra a puesto que eran bastante intimidantes sin embargo Matías trataba de tranquilizarme y me ayudaba en todo lo que podía. No había manera de saber cuanto tiempo había pasado puesto que por obvias razones no había luz del sol, sin embargo Matías llevaba consigo un reloj en el brazo que indicaba la hora.

-¿Como pagan lo que han consumido? -.pregunte un tanto inquieta.

Matías sacó del bolsillo de su delantal lo que parecía una canica de color azul, pero con un pequeño rostro en su interior.

-Se llaman Almandritas, son como algo así como la moneda de aqui-.

-¿Almandritas? ¿Que son exactamente? -. Pregunté sosteniendo la curiosa canica.

-Son almas de personas dentro de una pequeña esfera de cristal-.

-¿QUE?-. Exclame soltando la canica dejándola caer al suelo, mientras que Matías pegaba una carcajada. Enseguida recogió la canica.

-No tienes porque tenerles miedo, no pueden salir de ahí o hacerte daño-.

-Lo sé, pero eso me parece bastante cruel y aterrador, no le hayo el chiste, pensar que mi alma podría estar ahí dentro.- Enseguida pensamientos en los que Matías se llevaba mi alma y la metía en una canica surgieron en mi mente.

-No funciona así-. Explicó

El me conto que cada día miles de almas llegan al infierno, personas que cometieron pecados en el transcurso de su vida para hacerlas pagar con su sufrimiento, pero estas en particular, son de personas las cuales le vendieron su alma a otros demonios, se contenían en estas esferas y los demonios se encargaban de darles uso como un sistema monetario.

-Creo que ya casi es hora de cerrar-. Dice mientras acomoda todo en su lugar. -Mañana te enseñaré a preparar Caonio.

-¿Caonio?-. Le pregunté

-Es así como le llamamos al café de aquí.- respondió acomodando las últimas mesas que faltaban.

-¿En donde dormire?-.

-¡Oh! Se me olvidaba decirte, Henri pasara por ti en unos 10 minutos, hasta entonces te acompañaré.- dice mientras termina de cerrar la cafetería.

Al cabo de unos minutos llegó Henry en el auto, me subí no sin antes despedirme de Matías. Después de un tiempo, llegamos a un pequeño apartamento. Henry se encargo de bajar mis cosas y meterlas dentro.

-¿Porque Connan estaba en la cajuela?-. Pregunté un tanto molesta

-Mis disculpas señorita Amie, pero su mascota estaba bastante inquieta así que me vi obligado a meterlo dentro de la cajuela.- me responde terminando me meter todas mis cosas -Me temo que tendrá que vivir un tiempo en este apartamento en lo que su habitación en la mansión del amo Lucifer este lista.

-Henri, explíqueme lo del amo Lucifer.-

-Con su permiso, señorita Amie, me tengo que retirar-. Me dijo evitando mi pregunta. -En su apartamento le deje todas las cosas humanas que tenía en su casa, así como alimento.- Sin decir más, subió al vehículo y marchó sin decir nada más




Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 19, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La Cafetería del Infierno©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora