Capitulo unico

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Acto I

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Acto I

Yaten se encontraba tomando los últimos rayos del sol, casi desnudo, solo portaba calzoncillos, y su camisa estaba totalmente abierta, comía una cereza tras otra, con total despreocupación, miraba las naves volar en línea, las más lejanas parecían una fila de hormigas llevando su cosecha para el invierno, el cielo se tornaba rojo, anunciando la llegada de la noche, su mundo era una utopía, ya nadie era más rico o más pobre, ya nadie moría de hambre, sin embargo, no importaba que tanto avanzaba la tecnología, la naturaleza avanzaba más rápido, generando virus más potentes y letales, las personas morían demasiado jóvenes para verse arrugadas, pero eso a Yaten no le preocupaba, tampoco que él y su hermano Seiya, fueran el producto exitoso de experimentos de laboratorio.

— ¡Yaten Kou!

Escucho el grito de Serena, no se inmuto, y siguió comiendo las cerezas, que por cierto, no eran de él, ni tampoco la habitación, mucho menos el balcón donde tomaba el aire fresco, era el cuarto de Serena, ella también era un producto de la ciencia, como su hermana Mina.

— ¡Vete a vagar a otro lado!

Se paró justo frente a él.

— ¡Y tapate un poco, pervertido!

— Eres una escandalosa, no quiero irme, la vista de tu habitación me gusta, ya lo sabes, no se porque haces tanta alharaca.

Serena giro la mirada, para no ver el cuerpo del atractivo platinado.

— ¿Quieres que me vaya porque te pongo nerviosa?

Serena se sonrojo más que el atardecer del cielo.

— ¡Como, como se te ocurre, tonto!

Yaten se levantó, y la miro directo a los ojos.

— Tu pulso se ha acelerado— señalo con el dedo, el objeto que ella portaba en la muñeca.

Serena se tapo la pulsera, ocultando los parámetros que la delataban, una pulsera igual llevaba Yaten. El oji esmeralda escaneo la menuda figura, ella siempre estaba vestida de blanco, cubierta por completo, apenas se veía su largo cuello, portaba una ligera capa, ella decía que le ayudaba a estimular su equilibrio.

— ¡Eres un metiche!, vete donde mi hermana, o se enojara que andes en mi habitación.

— Mina no se enoja, ella no es como tú.

— Ya lo sé.

Serena bajo la mirada y se apretó las manos.

— Aunque Mina es perfecta, no es como si yo...

Yaten acaricio las manos de Serena. El pulso de ella se aceleró aún más.

Distancia inapropiada— Advirtió la pulsera que llevaban ambos en la muñeca, Serena fue la primera en alejarse.

DestinadosWhere stories live. Discover now