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Sin duda, no hay nada que moleste más al joven que los fuertes rayos del sol que pasaban por la ventana en la mañana, estos golpeaban de manera insoportable su cara cuando deseaba continuar descansando. Aún así, tendría que levantarse de la cama de todos modos, pues ir a clases era su obligación.

Apoyó sus pies en la helada madera del suelo, la cual le provocó un leve cosquilleo por sus dedos, y se estiró levantando sus brazos al aire mientras arqueaba su espalda. Dejó escapar un largo bostezo, con pequeñas lágrimas formándose en sus ojos, a los que frotó luego con sus grandes manos. Acto seguido abrió su armario en busca de su uniforme y comenzó a desvestirse.

Cuando el torso de Taehyung se quedó al desnudo, se giró a verse en el espejo. Él no tenía un abdomen marcado, esto lo deprimía de vez en cuando. Notaba como algunos compañeros de su clase, en los vestidores, tenían un torso marcado y firme, mientras que el rubio se avergonzaba de su panza plana. ¿Así como conquistaría al hermoso Min Yoongi?

— Tal vez, debería ir al gimnasio más seguido...

Suspiró con pesadez y siguió con su rutina diaria de cada mañana.

— ¡Taehyung, —Oyó la voz de su hermana mayor, Kim Jisoo, llamarlo desde la cocina.— tu desayuno se enfría!

Ellos vivían solos en un departamento, ni tan desagradable pero tampoco tan lujoso, era cómodo y suficiente para los dos. Pasaron por bastante antes de llegar a esa vida solo ellos dos.

Ambos fueron llevados a un orfanato a una edad muy temprana debido a la muerte de sus padres, aunque nadie sabía cómo fallecieron. Intentaron buscar datos de ellos pero no encontraron nada. Pasaron ocho años en aquel sitio, hasta que una señora, la señora Soo, decidió adoptarlos. Ella era muy dulce y comprensible con los hermanitos Kim en Busan, ante sus ojos ya eran sus hijos, y ante los ojos de Tae y su hermana, ella ya era su madre. Vivió con ellos solamente hasta que Jisoo consiguió un trabajo y Tae cumplió los quince años, ya que un día Soo fue encontrada colgada de una cuerda en medio de la sala, fue indescriptible la tristeza que sintieron  Taehyung y Jisoo en ese momento. Como había sucedido con los padres de ellos antes, nadie sabía la razón de su suicidio.

Entonces, ambos se vieron obligados a buscar otro lugar donde vivir, y debido a su hermana mayor le pagaban muy bien en su empleo, trabajaba en una pequeña empresa en donde creaban artículos para una revista, con sus ahorros, ella compró el departamento en el que viven actualmente con el único objetivo de mantenerse, pero más que nada a Taehyung. Jisoo en serio quería a su hermano menor, lo amaba más que nada en el mundo y sentía que debía protegerlo de todos los males en el mundo, su hermanito es lo único que le quedaba.

Pero ella nunca supo que también era lo único que le quedaba a él.

¡Voy! —El rubio salió de su cuarto disparado a la cocina, encontrándose con los ojos enojados de la otra.

— Deberías apurarte más en la mañana, no sólo siempre tu desayuno se enfría, también llegas tarde a clase.

— Oye, para ser una hermana mayor regañas como una auténtica madre, es... gracioso. —Cambió su tono de voz a otra más burlesca.— ¡Significa que te estás haciendo vieja! —El menor comenzó a reír.

Jisoo le dedicó una mirada profunda y molesta, sí, quería a su hermano, pero este a veces le sacaba las canas verdes.

— Sí, supongo que te parecerá gracioso que ya no te deje desayuno en la mañana también, ¿no es así? —Taehyung calló sus risas en cuestión de segundos y bajó la mirada.— Eso pensé.

El menor de los Kim continuó comiendo hasta terminar su desayuno y se dirigió a la sala en busca de su mochila.

Se percató del disco de rap sobre la pequeña mesa, casi lo olvida por completo, ¡tendría que darle esto a Yoongi!

Lo tomó entre sus dedos y abrió el cierre de su mochila dispuesto a guardarlo.

— ¿Y eso? —Se giró viendo como su hermana estaba apoyada en el marco de la puerta.— Que yo sepa, no eres fan del rap o estilos de música parecidos a el.

— N-no, no es... —Sus palabras comenzaron a mezclarse en su boca y un rubor se formó en sus mejillas.— No es para mí, se lo daré a un compañero...

Jisoo alzó una ceja y una sonrisa pícara se dibujó en sus labios.

— Ya veo, ¿te gusta verdad? —La manera tan directa en la que ella preguntó aquello, sobresaltó a su hermanito.

— Yo... sí. —Contestó casi inaudible, de alguna forma Jisoo logro oírle.

Ella siempre supo que su hermano menor era homosexual, no le molestaba en lo absoluto, lo apoyaría en todo.

— Aww, mi pequeño TaeTae se enamoró. —Se acercó a él y pinchó una de sus mejillas con su dedo índice.

— ¡Déjame! —Jisoo río ante como el joven de cabellos rubios se apartó con el rostro cubierto completamente por un notorio sonrojo. Tae suspiró y rodó los ojos.— Ya iré a clases, adiós.

— Está bien, saluda a tu noviecito por mí y dile que tiene la mejor cuñada del mundo. —Sonrió con arrogancia y el menor no pudo evitar soltar una pequeña risita, levantó su mano despidiéndose de su hermana y cruzó por la puerta, acto seguido la cerró detrás de sí.

Decidió bajar por las escaleras, los ascensores nunca le dieron confianza, el pensar que estos podrían quedarse parados o caer de la nada le aterraba.

Cuándo ya estaba fuera del edificio, aspiró el fresco aire de la mañana.

Esperaba que nada saliera mal con su plan hoy.

 cupid ; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora