Los accidentes que si debieron pasar
La ciudad estaba fresca esa mañana, el clima templado, los edificios altos escondían el poco sol que ya había salido y el cielo estaba estupendamente despejado, con un cielo azul claro; la ruidosa gente que se encontraba caminando de un lugar a otro, no tenía cuidado de ver por donde caminaba, ni lo que lo rodeaba. Los carros y autobuses, se paseaban por el lugar, uno tras otro sin fin.
Estaba algo agotada de haber caminado tanto, por suerte no me dio tiempo de cambiarme y me quede con el jogger negro que tenía, de haberme traído un pantalón me estuviera muriendo.
Tomé la nota que tradujeron, para ver la dirección y la devolví a mi bolsillo; estaba cerca, tal vez a unas cuatro manzanas de lugar.
En la esquina me detuve a esperar que los carros frenaran mientras aprovechaba para atar mi cabello en una cola de caballo alta.
Alcé la vista al otro lado de la carretera, ella estaba allí, la reconocí por su melena castaña, su pulida mandíbula, pero sobre todo por traer mi buzó puesto, lo cual me pareció gracioso, era como una clara señal de que ahí estaba.
Solo estaba ahí reclinada a la ventana de una cafetería, comiendo una manzana con jeans, algo rotos, hasta la cintura y mi buzo gris, su barbijo negro junto a tenis color plomo.
Di un vistazo rápido a su alrededor, y solo era gente común, arriba de los edificios no podía ver nada, pero esperaba que cumpliera con su palabra, es lo que había hecho desde que nos conocimos, lo único que con certeza puedo afirmar de ella, siempre cumple con lo que promete.
Bajé mi mirada a ella de nuevo y esta escondió su castaño cabello en la capucha del buzo y alzo su mirada hacia mí, ladeando una sonrisa antes de empezar a caminar hacia la esquina. Miré el semáforo cambiar de color para poder pasar, la ojeé una vez más antes de empezar a caminar y avanzó hasta la esquina en donde se quedó inmóvil, viéndome.
La gente a mi alrededor estaba presenciando una trágica, pero hermosa escena, de alguna manera estoy confiada de que puede salir bien, la hice cambiar de parecer una vez y por eso estamos aquí, exactamente a eso le temo, que me haya hecho venir hasta aquí mucho antes de lo esperado, que ella esté sola y lo peor es que no creo que esta vez quiera dialogar.
Empecé a avanzar por la carretera, sin perderla de vista, y ella se adelantó caminando por delante de mí, hasta que, al cruzar la última calle, me detuve a esperar el cambio de semáforo, pero ella se adelantó, perdiéndola de vista, lo que era totalmente peligroso.
El semáforo cambió de vuelta y yo crucé, caminé lo más rápido que pude y giré a la derecha, hasta poder visualizar a lo lejos un enorme cartel de comida china.
Saqué la nota y verifique la dirección, aquí es, me acerque más al cartel y justo al lado estaba un callejón, largo y ancho, pero con tantas cosas dentro que la visión se distorsionaba.
No era un lugar residencial y estaba junto a un edificio vacío de un lado y un restaurante cerrado del otro, olía a basura o a algo muerto, me asomé con cuidado y, a mitad del callejón, había una reja alta, mire más adentro y pude verla, estaba sentada del otro lado, con su manzana en mano, ella me vio llegar, miró la reja y volvió a mí, era claro que no sería una conversación una a cada lado de la reja, así que saqué mis manos de mis bolsillos y corrí hacia la reja, salté a lo poco para llegar, la escalé y, al llegar a la cima, salté al piso, quedando al lado contrario del callejón de donde estaba ella.
Ella asintió con la cabeza, aplaudiendo muy sarcásticamente – Te entrenaron bien, mis sinceras felicitaciones a Ares —dijo ella mientras enarca una ceja.
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Outcome
ActionEn un instituto en donde ha ganado fama por su rendimiento, en una ciudad donde es conocida como la hija de una gran empresa y unos amigos que lo tienen todo. Lo que ella no sabe es que hay un plan para sacar todas las mentiras, traer su tortuoso pa...