Capitulo 7

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-Mía-

Cubrí mi cara con un yoghurt pero fue prácticamente imposible que no me vea así que le respondí.

-Hola...-dije entre dientes. Se acercó a mi.

-Perdón por lo de Alissa hoy...Yo no pensé que iba a reaccionar de esa forma, ella nunca deja que un hombre la humille.-Se paró al lado mío con las manos en los bolsillos, contemplamos la fila de lácteos que ahora estaba en el piso por mi culpa.

-Descuida...estoy acostumbrada.-lo interrumpí levantando algunos envases.

-¿Acostumbrada?

- Si, ya sabes, Alissa y su grupo siempre anda con las suyas.-me encogí de hombros y seguí recogiendo. Él se unió a mi y empezó a ayudarme.

-¡¿Qué pasó aquí?!-el encargado que antes había estado con Zack ahora venía corriendo hacia nosotros.

-Fui yo

-Fui yo-dijimos al mismo tiempo. Lo miré, levanté tímidamente la mano derecha-Fue mi culpa, perdón. Ahora lo ordeno.

-Estos jóvenes y sus estupideces-el hombre se largó refunfuñando.

-Viejo amargado-susurró Zack y yo solté un risita.

Terminamos de juntar los productos y cuando me estaba yendo del lugar él me agarra suavemente del brazo.

-¿Quieres ir tomar un helado?-¡Zack me invitó a salir con él! pero tengo que aparentar ser sosegada.

-¡Sii!, digo... puede ser.-él río un poco por mi reacción y caminó fuera de allí esperando que yo lo siga. Antes de salir hice un pequeño baile de la victoria. Me acomodé la remera, puse mi mejor cara y fui tras él. Llegamos a "Ice Nice". Bien Mia, estamos en la fila con Zack Coleman. El mariscal de campo Zack Coleman. No hagas ninguna estupidez. No digas ninguna estupidez. Y por favor, por lo que más quieras, no seas tan tú.

-Mia, ¿de que quieres pedir?-¡Acuérdate! Nada que haga trompita. Nada demasiado aburrido. Ni nada que estés tres horas comiendo.

-Em...vainilla. Si, uno chico de vainilla.-él levantó levemente la comisura izquierda del labio. Se dio vuelta y le habló a la empleada.

-¿Qué te puedo ofrecer, lindura?-la mujer con exceso de maquillaje se inclinó hacia adelante mostrando el inicio de su busto, lo miró de arriba a abajo y se mordió el labio inferior. ¡Wakale! Seguro es una vieja de 50, bueno no, pero de unos 30 si. Que se vaya a coquetearle a otro.

-Dos de vainilla.-Él pidió omitiendo el coqueteo. Claramente ya estaría acostumbrado por estas cosas.

-Claro, ya te lo llevo. Cualquier cosa pedime.-le guiñó el ojo.

-Aja, si, claro. Vamos Mia.-nos sentamos en una mesa al fondo.

-¿Que te gusta hacer?- me preguntó él. Que pregunta rara...¿tenía qué responderle con sinceridad? Mi vida era aburrida, no acostumbraba a salir con amigos o a algunas fiestas. Pero si íbamos a hablar quisiera que fuera sincero sin ninguna mentira, capaz... esconde un lado que ni él mismo conoce.

-A veces me gusta dormir, ver películas, series y leer. No me gusta ir mucho de compras. Mi madre es modelo, así que ella me trae ropa, yo la pruebo y me la quedo o sino la devuelvo, es algo simple.-empecé a abrirme, a mi gran bocota no la podía mantener cerrada con nada.-Lo que más me gusta es la adrenalina. Es algo loco, pero especial. Sentir el viento chocar contra mi cara o pensar en ese mini segundo en el cual tu vida no importa y que si de alguna manera no lo pruebas nunca vas a saber como se sentiría.

Compartiendo Cuerpo-Pausada IndefinidamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora