Capítulo uno: School Life

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Chan no pudo evitar pensar que el chico que estaba dando el discurso de bienvenida se veía bastante tierno en su nerviosismo, como alguien a quién se debiera amparar a toda costa de la dureza de la realidad. No lo conocía, pero todo en él gritaba “inocencia” a los cuatro vientos, y Chan sabía que haría todo lo que estuviera en su poder para protegerlo, aún cuando desconociera el motivo.

Por supuesto, él no era el único en pensar de esa manera; un hombre musculoso de cabello castaño claro, y bastante alto la verdad, que estaba cerca suyo tampoco le sacaba la vista de encima (¿sería su hijo quizás? ¿O habría llamado su atención por otra cosa?), e incluso los hermanos de Chan comentaban entre ellos lo tierno que parecía, al menos a simple vista.

Cuando terminó el discurso, todos los alumnos se fueron dispersando, y Chan se encaminó junto con Woojin a su clase al tiempo que Minho se despedía de ellos con alegres gestos de la mano.

— ¡Suerte sobreviviendo al primer día de clases, hyungs! Hoy voy a la academia de baile, no me esperen para volver a casa— y tras decir eso último, desapareció entre la multitud.

Tras saludar al menor, ambos jóvenes se encaminaron en silencio al aula que compartían. Por el camino se cruzaron con Namjoon, que se encaminaba a impartir su primera clase del día. Él los saludó con lo que intentó ser un guiño de complicidad que ambos chicos ignoraron olímpicamente (no querían pasar vergüenza desde tan temprano, mucho menos en el primer día de clases). Apurados como estaban por huir de una posible situación embarazosa, no notaron que el señor alto y musculoso que Chan había visto antes detenía a Namjoon para hablar con él, y tampoco vieron cómo éste se paralizaba absolutamente al verle, como si hubiera visto un fantasma del pasado materializarse frente a sus ojos.

°~°

Al otro lado del salón Changbin se concentraba en permanecer desapercibido, algo en lo que su gorra, completamente original, no lo ayudaba. Si bien era alumno de segundo año, era su primer día en esa escuela y a pesar de que le había dicho a su padre que “solo era un día más” la verdad era que estaba muy nervioso. Siempre había sido de esas personas a las que les costaba romper el hielo, aunque una vez dado el primer paso no le costaba hacerse amigos.

Al momento en que los profesores les indicaron que el día comenzaría en poco tiempo la mayoría de los alumnos enfiló hacia donde Changbin suponía que se encontraban la mayoría de las aulas, él sabía que le había tocado la clase 3 del segundo año, pero no sabía donde estaba físicamente ese lugar, así que agradeció que los habían acomodado según sus rangos de edades por lo que supuso que solo debía seguir a los alumnos que estaban cerca suyo hasta encontrar un aula que tuviera la inscripción “2-3”. Observó de reojo mientras algunos chicos y chicas saludaban a sus padres y su mirada se cruzó con la de un chico que tenía una de las sonrisas más genuinas que Changbin había visto en su vida. El negro cabello castaño del joven le caía sobre la frente en un flequillo que apenas dejaba ver sus ojos. Chabgbin desvió la mirada y siguió a los alumnos delante de él arrastrando sus pies.

— ¿Eres nuevo, verdad? — la voz que le habló era dulce y Changbin supo al instante de quien se trataba. Giró un poco su cabeza para volver a encontrarse con la mirada del pelinegro.

— ¿Se nota mucho? — le preguntó él en cambio.

El chico le sonrió antes de responder:

— Creo que habría notado antes a alguien que tuviera una gorra así. — extendiéndole la mano se presentó: — Kim Minho, segundo año, el mejor bailarín que vas a conocer en tu vida.

Changbin soltó una carcajada al oír la última frase pero decidió seguirle el juego mientras le estrechaba la mano”:

— Jung Changbin, segundo año, el mejor rapero que vas a conocer en tu vida.

A Stray but Bulletproof familyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora