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En el auto del doctor Mikaela Geagles, Yuu no podía estar más nervioso, movía su pierna rápidamente y miraba para todos lados, además de que estaba por sufrir un ataque cardíaco de lo rápido de su ritmo cardíaco y su cara estaba a punto de estalla...

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En el auto del doctor Mikaela Geagles, Yuu no podía estar más nervioso, movía su pierna rápidamente y miraba para todos lados, además de que estaba por sufrir un ataque cardíaco de lo rápido de su ritmo cardíaco y su cara estaba a punto de estallar por lo roja que estaba; intentando parecer sereno, el rubio lo miró de reojo y suspiró.

—¿Qué quieres comer? —preguntó. 

—D-De verdad, ¿por qué tan de repente...?

—No es nada —le interrumpió—. Solo es como agradecimiento por prevenir que me mojara anoche —aclaró—. Así que, ¿qué quieres comer?

¿Por qué soy yo quien decidirá? Toma tú la decisión —se quejó ya más relajado mientras se acomodaba las gafas. Después de todo, había pensado de más al creer que invitarlo había sido debido a un interés especial.

—Eres un kohai, así que la tomarás tú.

—Cualquier cosa está bien para mí... 

Mikaela lo observó de reojo y luego dirigió su vista al frente, notando que había un restaurante cercano, así que se dispuso a llevar a Yuu ahí. El silencio volvió a reinar, aunque esta vez, el moreno ya no estaba tan tenso, y se permitió admirar cada parte del carro, sin disimular ni un poco en su labor.

—Tú de verdad eres un estudiante de ciencias —mencionó el rubio; el más bajo le observó sin entender—. No sé si decir que eres observador o solo curioso.

Antes de que el ojiesmeralda respondiera, el teléfono del Geagles sonó, y este colgó la llamada con desinterés al ver de quien se trataba.

—¿No vas a contestar? —preguntó curioso.

No.

Pero el teléfono volvió a sonar.

—Responde, quizás es una emergencia —señaló Yuu.

—Entonces hazlo por mí, estoy conduciendo —renegó.

—¡D-De ninguna manera!

—Solo hazlo —espetó rodando los ojos.

Inseguro, el moreno tomó el aparato que no dejaba de sonar y lo contestó para luego ponerlo en su oreja. Realmente no sabía qué decir.

¿Mikaela? ¿por qué no contestaste el teléfono antes? ¿estás ocupado? —preguntó una voz femenina que sonaba coqueta; Yuu se quedó mudo unos instantes—. Me dijeron que ayudaste en la práctica de los alumnos de primer año,  ¿estás cansado? Si lo estás puedo ir a tu casa, puedo ayudarte...

—¿A qué? —casi gruñó repentinamente enojado.

A relajarte... —insinuó. 

—¡Mikaela-sempai no necesita eso! ¡a él no le gustan las cosas gratis! —chilló molesto—. ¡No trates de volver a llamar, zorra!

2Moons [MikaYuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora