Y la imaginé sin limitaciones y prejuicios, fue simplemente una honesta fantasía llena de pureza que parecía deleitarme y satisfacerme. Mi mano estaba sujeta a la suya y la fuerza de nuestro entorno nos fue elevando con un esfuerzo de nuestra parte que pasaba desapercibido, solo era una mezcla de resultados que se manifestaban continuamente, y miramos hacia arriba y fue ahí donde note esta sensación, una sensación de caída que contrastaba el resto de los elementos. Tarde en cuestionarme y quitarle crédito a lo que veía pero lo hice finalmente, no estoy seguro de si ella lo sentía pero su mano me apretaba con más fuerza intentado hacer contacto visual, tal vez murmuro algo, no lo recuerdo, yo desistí no podía bajar la mirada o pensar en otra cosa. Pero en ese momento nuestro ascenso nos acercaba y nos alejaba al mismo tiempo, mermando la indiferencia y la hipocresía a pesar de compartir el viaje. No estoy seguro cuando sentí que ya no me hallaba con nadie, es como si esa persona buscara desaparecer y sólo me recordaba que estaba allí cuando apretaba mi mano. Al final en esa altura inalcanzable se hallaba algo que amagaba con vislumbrarse, me sentí viejo y algo degastado, y de apariencia aceptable.
Existía una ligera presión que era imposible reproducir en ese estado, la luz se filtraba con fuerza y la oscuridad suprimía los excesos, levante mi mano libre intentado hacer contacto pero me hallaba tan alejado que desistí en el primer intento, ella volvió a apretar mi mano recordándome su presencia, la sentí tan débil y frágil como si se estuviera desmoronando, busqué el contacto visual que fue respondido de manera casi inmediata y fue ahí cuando los fragmentos volaron de una lado a otro conformando una danza bastante efímera, empezamos a movernos mientras nuestras extremidades amagaban con separarse por un instante. Quise articular algunas palabras, Pero la idea de hablar a través de los límites me lo impidió, ya que los límites adoptados por las tendencias ajenas provocan una distorsión casi irreversible, esto se debe a que absorben todos los colores convirtiendo la experiencia en algo gris. Entonces inhalamos profundamente y erguimos nuestro pecho como una cobra que se abre en dos, el veneno de tono gris y textura espesa fue saliendo de nuestro interior para entrelazarse entre sí y formar la unión de una salpicadura, yo me hallaba gritando al igual que ella como si estuviéramos deshaciéndonos de una tara, nuestras manos finalmente se separaron y entendimos que la conexión no depende del contacto físico sino de esa aura intangible y calurosa que se construye fuera del protocolo, la intensidad del veneno disminuyo hasta desaparecer y alcance a ver su rostro que no se hallaba desfragmentado, ella generaba en mí una confianza profunda y emociones carentes de definición. Una nueva luz salió de nuestro interior desnudo y vulnerable, entonces ambas partes se movilizaron para la última danza, nos fuimos acercando hasta que nuestros cuerpos se unieron y formaron uno, cada mente involucrada exploro la pureza ajena de un nuevo renacer. Me sentía vivo y fortalecido, ella se veía cada vez más fuerte compartiendo un mismo deseo, "aceptar el cambio progresivo".
