"Todo lo vale en la guerra y el amor". He escuchado esa frase un millón de veces, de personas que nunca espere escucharlas o de otras que intentan con todas sus fuerzas creer que lo que hacen por una persona está bien para demostrar que tienen una relación feliz
Sinceramente no he vivido una guerra y tampoco espero pasar por una .pero tal vez en la "Tierra de nadie" si lo vale, vale hacer lo imposible para sobrevivir, lo vale para mantener vivo a otro creo que intentar es mejor que ver como te arrebatan la vida o peor lo haces tu mismo. ¿Pero para el amor es igual? ¿Hay límites marcados o todo se puede?
En mi opinión y créanme nunca he estado enamorada pero se lo suficiente para darme cuenta que el amor por alguien no debe estar por encima de nadie de nada ni de tu mismo. Que no vale la pena si esa persona con la que estas, no te ayuda a crecer, a ser mejor persona, a soñar y hacer todo lo que quieras sabiendo que va a estar ahí en todo momento y que no es la indicada ni tampoco vale tu tiempo.
Las personas han olvidado que el amor es como montaña rusa que se eleva, baja y toma muchos caminos que podemos esperar y otros totalmente inesperados que ni en nuestros mas locos sueños creíamos posibles. Algunos caminos que nos hacen sentir adrenalina de la buena que nos hacen querer gritar de lo bien que las estas pasando y otros solo nos hacen desear que todo se termine lo más rápido posible.
Esa persona debe estar en todo momento no solo cuando las cosas buenas pasan.La persona indicada como le dicen, nuestra alma gemela, te ayuda a comprender que tu amor por él o ella no vale más que el propio y te enseña una nueva forma de amar, una forma de sobrellevar lo malo y sentir por momentos que todo es perfecto, de que vale la pena subir a ese juego y a muchos más.
¿Es coherente poner el amor propio por sobre al que sentimos por otro? Y no digo que sacrificarse por una familiar o un amigo este mal, pero cuando "esa" persona, si esa que la primera vez que la viste nunca pensaste que iba a cambiar tu mundo para bien o para mal, nos hace olvidarnos de nosotros mismos, de nuestra esencia, de lo que éramos antes de ella y algunas veces hasta nos encierra.
¿En verdad vale la pena?