Siento una leve calentura del sol sobre mi rostro, obtengo mi teléfono de la mesa de noche lo enciendo y me sobresalto al ver que el reloj marca las ocho de la mañana y se supone que el vuelo sale a la nueve de la mañana.
- ¡Diablos como se me hizo tan tarde! Oh rayos no puse la maldita alarma! Donde carajos esta mi cerebro?!
¡Oh virgen de la sagrada papaya ayúdame a llegar a tiempo!
Porque desde mi casa al aeropuerto hay aproximadamente media hora para poder llegar.
Dejo de distraerme en mis pensamientos y maldiciones y procedo a ponerme un pantalón lee el más cómodo, mis Adidas súper star y una blusa zara básica color blanca y escojo un abrigo color azul marino, marca farfech.
¡Me aseo lo más rápido y bien, me hago una coleta en el cabello, lacio y rojizo, mi pelo me encanta! ¡Es una de las cosas que más amo de mi! ¡Lista y perfumada salgo de mi habitación me dirijo a la sala con mis maletas en mano, encuentro a mi familia! desayunando.
- Buenos días familia, me voy, adiós cuídense, los amo.
- Detente ahí jovencita - dice papá.
- ¿Te vas así sin comer nada? – pregunta papá.
- Si papá tengo que irme, son las ocho y media y tengo el tiempo justo antes que despeguen así que por favor déjame despedirme he irme, porque al parecer nadie en esta hermosa casa se acordó que hoy tenia el viaje a Cancún. -Digo.
- Oh hija claro que lo sabíamos, pero olvidamos la hora de tu partida- dice papá.
Ruedo mis ojos, enserio no se como se pudieron olvidar después de que se los había recordado toda la semana, incluso mi mamá estuvo aquí "acompañándome" ayer, pero no los puedo culpar, si después de todo yo fui la que no puse la bendita alarma.- Vámonos ya! – le dice mi papá a mamá, al parecer recién iban a desayunar, lamento haber arruinado su desayuno, pero estoy apunto de perder el maldito vuelo.
Enseguida me despido de mi nana y de Roque que se encontraban en la cocina.
Me embarco en el carro de papá y el sube mis maletas, luego ya en camino al aeropuerto me quedo dormida, lo se! dirán que soy muy dormilona supongo que ese es uno de mis grandes defectos, yo creo que puedo dormir hasta en plena tormenta.
Me despierto al sentir que el carro se esta estacionando, lo primero que hago es mirar la hora en mi móvil y son las nueve y cincuenta, no se como súper papá logro llegar tan rápido pero lo importante es que hemos llegado.
De manera extremadamente veloz salgo del auto y saco mis maletas estaban a mi lado durante todo el viaje, papa ni siquiera había salido del auto ni mi mamá.
– Inmediatamente bajan del auto en el momento en el que cierro la puerta del coche.
- Mamá, papa los amo y cuídense nos vemos dentro de dos semanas. –Les digo toda apresurada.
- Les envió un mensaje al llegar haya, cuídense, los amo, chao.
- Adiós, cuídate amor, te amamos –dice papá.
- Te amamos, cuídate mi niña. –dice mamá.
Les lanzo un tierno beso y me alejo del estacionamiento.
Como si mi vida dependiera de ello, corro como si no hubiera un mañana, con una maleta de ruedas y un bolso de mano ya deben imaginárselo toda una locura.
Al llegar al servicio de entrega de la boletería, entregó el boleto sin más preámbulo.
- Lo siento, ya no puede ingresar. –me dice señor muy alto supongo que es algún supervisor.
- Por favor déjeme ingresar no me haga perder el vuelo yo se que si voy volando alcanzaré –le imploro.
- Accederé a su petición pero por favor ¡CORRA! - me grita de la forma más amable que he escuchado en mi vida.
Paso mis maletas para que las embarquen en el avión y corro solo con mi bolsa de mano, corro y corro, enserio que lo hago, nunca en mi vida he corrido tanto, lo juro.
Y cuando pienso que no me puede ir peor….
Si, si señores tropiezo terriblemente con alguien, tanto fue el impacto que el teléfono cayo plasmandose en el suelo.
Al sobar mi adolorida frente recojo mi teléfono que gracias a la virgencita del patito feo no le sucedió nada.
Al por fin levantar mi mirada, creí por un momento que estaba en el cielo, enserio, porque acabo de tropesar con el hombre más apuesto que he visto en mi corta y poco productiva vida, era muy alto, piel perfectamente bronceada, cabello negro, y sus ojos eran como dos esmeraldas así de verdes y brillantes.
Enserio creí ver un ángel.
Sentí mi mundo parar en ese preciso momento, viendo ese precioso monumento.
ESTÁS LEYENDO
Corazón iluso.
Teen FictionTodos nos hemos ilusionado con alguien, pero se han puesto a pensar que siempre o casi siempre solo queda en eso una simple ilusión, pero que pasaria si nos arriesgaramos? Talvez nuestra vida dé un giro de 360 grados o se quede igual eso no lo podr...