Capítulo 3

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Capítulo 3

Aquel día de finales de Enero

Carolina se había levantado un poco deprimida, era 28 de Enero. Aquel día se cumplía doce años de la muerte de su abuelo. Su abuelo murió de un cáncer de pulmón.

La historia de Carolina con su abuelo es una historia para recordar. Carolina solo tenía tres años, le faltaban menos de dos meses para cumplir los cuatro, cuando su abuelo falleció, pero Carolina sentía como si se hubiese llevado una vida entera junto a él. En esto últimos doce años, todo ha ido cambiando, y aunque ella sabía que él no estaba y que nada sería igual, ella siempre le ha recordado y ha seguido viviendo como si su abuelo estuviese con ella. Sabía que no era igual, pero eso le hacía un poquito más feliz.

Esa mañana, Carolina se ha despertado y se ha sentado a los pies de la cama, y se ha puesto a recordar, a acordarse de aquellos paseos, de aquellos momentos en los que tenía un hombro sobre el que llorar, a alguien que le animara con una sonrisa, y le comprara chuches cuando ella se las pedía. Y aunque eso pasó cuando Carolina era todavía muy pequeñita, ella recuerda su sonrisa, sus gestos, su cara, como si todo hubiese pasado ayer mismo. Carolina siempre se acordará de su abuelo y de la sonrisa que tuvo hasta el mismo momento en el que le tuvo que decir adiós.

Al rato, sin muchas ganas, Carolina se vistió, desayunó y se fue al instituto. Carolina llegó a clase. Las horas fueron interminables. Tan solo tenía ganas de llegar a su casa y descansar un poco.

Cuando llegó a su casa se acostó e intentó dormir, estaba demasiado cansada para hacer nada.

Puso la alarma, porque después, como todos los días, tenía que estudiar y hacer deberes.

No sabía cuánto tiempo había estado durmiendo, pero en un momento concreto sintió la mano de su madre en la espalda.

- Carolina, Carolina…

- ¿Qué pasa? – preguntó Carolina mientras abría lentamente los ojos e intentaba averiguar qué estaba haciendo su madre.

- Despiértate, es muy tarde. Hace un rato que sonó tu despertador, pero lo apagué porque estabas profundamente dormida y supuse que estabas muy cansada

- ¿¡Qué!?

La madre salió de la habitación y tan rápido como pudo Carolina cogió el móvil y miró la hora. ¡Eran las nueve y cuarto de la noche! ¿Cómo había podido dormir tanto? Le dolía un poco la cabeza. No sabía cuántos sueños había tenido en el tiempo en el que ha estado dormida. Diez. Doce. No lo sabe y además no se acuerda de nada.

Ya era demasiado tarde para ponerse a estudiar. No tenía ganas de nada, y menos, de tocar un libro. Es cierto, que tenía muchos exámenes cerca, pero aquel día decidió no estudiar. Entonces mientras escuchaba las voces de su madre y su hermana, que estaban discutiendo sobre que iban a cenar en el salón, fue a darse una ducha.

Cuando terminó se sentó frente al ordenador, y entró en la bandeja de entrada de su email. Había recibido varios correos. Había de todo. Apuntes que había mandado la profesora, propaganda… ¡y un correo de Bárbara!

«Hola, Carolina. Te envío este correo para contarte que vamos a ir a la discoteca light Boss. ¿Te quieres venir? Será el sábado, y ¡¡solo vale diez euros!!»

Cuando Carolina leyó aquel correo, muchas sensaciones le pasaron por la cabeza y una que otra hasta le tocó el corazón. Por un instante, la felicidad se convirtió en tristeza, en recuerdo. Se acordó de Eva, y de cuando solo Sandra y ella le hablaban. ¿Qué estaría haciendo ella en aquel momento? Pero aquel pensamiento se esfumó rápido y volvió a lo que estaba pensando antes.

La vida cambia, CarolinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora