Capitulo 2

36 4 0
                                    

Capitulo 2.

El viaje es eterno, las horas siguen y aun no llegamos, mi música por primera vez me aburrió, van como siete veces que escucho todas. Le pongo pausa a mi mp3, me quito los audífonos y guardo todo en mi bolsa. Un libro, justo es lo que necesito, comienzo a buscar en mi bolsa pero no encuentro nada, como es que olvide echar en mi bolsa algo tan importante. Ahora no tengo nada, las siguientes horas serán las más largas y aburridas de toda mí vida. Mi última opción, dormir, no tengo nada más que hacer o escuchar, así que lo intentare. Comienzo a cerrar los ojos, ignorar mis pensamientos y concentrarme solo en eso, dormir, empiezo a lograrlo y cuando estoy a punto de quedarme dormida Sean me interrumpe.

-¿____ estás despierta?-. Me pregunta dándome con su dedo en mi pierna.

-¡¿Qué quieres?!-. Le digo enojada.

-Estoy aburrido-. Me dice recostándose en el asiento-. Cuéntame algo-. Me insiste dándome un empujón en el hombro.

¡Que! Para eso me despertó, ¡para que le cuente algo!, como si yo no estuviera aburrida, actúa como un niño pequeño a sus 18 años.

-¡¿Qué te cuente algo?!-. Le digo irónica-. Sean estaba a punto de dormir y tú me despiertas con tus estupideces de niño pequeño ¡Tienes dieciocho años!

-¿Y eso qué? Estoy aburrido y quiero que mi hermana pequeña me cuente algo…

-¿Tu hermana “pequeña”?-. Lo interrumpo recalcando la palabra “pequeña”-. Tenemos la misma edad, por si no lo recuerdas somos gemelos.

-Está bien, ven acá-. Me dice estirando sus brazos.

Sin dudarlo me acerco a él y me dejo abrazar, Sean siempre ha sido muy tierno conmigo, lo amo mucho, pero hay veces que en verdad me desespera, y como no estarlo, sabiendo que empezare una nueva vida en una ciudad desconocida. En la escuela Sean y yo siempre hemos estado en el mismo salón, aunque últimamente estuvimos en clases distintas, pero una que otra juntos, el es un desastre en el salón, y el más codiciado por las chicas de la escuela, algunas de ellas intentaban ser mis amigas para tener más oportunidad con mi hermano, pero yo sabía que eso jamás seria una verdadera amistad, así que siempre me alejaba de ese tipo de gente. Mis únicos varaderos amigos eran Thom, Fred y Anna.

-Yo también tengo sueño-. Me dice abrazándome.

Me acurruco en su pecho y antes de quedarme dormida me dice en un susurro casi inaudible:

-Duérmete hermana pequeña-. Solo sonrió y cierro los ojos, quedando profundamente dormida.

Después de varias horas comienzo a abrir los ojos, el cielo está nublado, Sean y mamá están dormidos, intento sentarme pero no puedo, Sean me  tiene fuertemente abrazada y se niega a soltarme, no me queda más que quedarme quieta.

-¿___ despertaste?-. Me pregunta papá en un susurro para no despertar a nadie.

-Si-. Le digo de la misma manera.

-¿Puedes despertar a Sean? Llegamos.

-Está bien-. Le digo triste.

No puede ser llegamos, cuanto daría por seguir en California, no quiero estar aquí, desearía que esto fuera solo un sueño, que no estuviera pasando, que no fuera real. Comienzo a sacudir a Sean para que despierte y me suelte pero no lo hace.

-Sean despierta, llegamos-. Le digo despacio, pero aun así no despierta-. ¡Sean!-. Le grito dándole una palmada en el brazo.

-¡No me mates!-. Grita al despertar.

-No te voy a matar, solo suéltame.- Le digo seria.

Si no fuera porque llegamos a Kentucky en estos momentos estaría muerta de risa, burlándome de él. Cuando por fin me suelta me siento a un lado y acomodo un poco mi cabello. Papá entra a un vecindario sorprendentemente enorme, parece una residencia privada, todas las casas son muy grandes. Aunque esto es muy hermoso, yo desearía estar en California, en mi casa, en mi cuarto, con mis amigos.

Finalmente papá estaciona el auto enfrente de una enorme casa, los dos carros de mudanza se estacionan a los costados. Papá revisa una tarjeta, sonríe y abre la puerta. Me acerco a la puerta y la abro, cuando estoy a punto de salir Sean pasa primero que yo y cierra la puerta en mi cara. No me queda otra más que volver a abrir la puerta y salir. Voy a uno de los carros de mudanza y apilo las cajas con mi nombre, las cargo y entro a la casa. Es más grande de lo que parece, estoy sorprendida, pero si pudiera venderla y regresar a California definitivamente lo haría.

-Escoge una habitación __-. Me indica papá.

Asiento indiferente y con mis cajas subo al segundo piso por las enormes escaleras.

El trabajo de papá en verdad le interesa darnos lo mejor, no negare que es más de lo que esperaba, y de alguna manera me agrada, pero no demostrare que me gusta, me comportare indiferente a esto, seré una mala alumna en la universidad, no hare amigos, no saldré de mi habitación, hare todo con tal de demostrarles a mis padres que odio a Kentucky, y que no puedo vivir aquí, necesito a California.

Desempaco todas mis cosas sin ganas, meto mi ropa en el closet, saco todos mis libros y los ordeno en una repisa, le pongo una sabana a la cama y después una cobija, pongo mi lámpara en un buro al lado de la cama (que por cierto es enorme), y empiezo a acomodar unos cuadros en el tocador, pero me detengo al encontrar uno, en el que estamos Anna, Thom, Fred y yo abrazados sonriendo, teníamos doce años. Una lágrima cae por mi mejilla y me digo a mi misma “Hare hasta lo imposible para regresar a California”.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 01, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"Let Me Be Happy"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora