Dicen que en ese bosque vive un león salvaje.
Que a kilómetros a su alrededor todo es sombrío, siniestro y que ni humano o animal sobreviven a la ira de un encuentro.
Rumores...
Hace ya un siglo que está ahí solo.
Que antes era un humano muy poderoso, frio y de coraza dura, que no creía en el amor y solo vivía para dar órdenes y ver que estas se vieran cumplidas.
Pero en uno de sus tantos viajes conoció a su pareja, era un cachorro de lobo. Algo que; según su deber debía matar.
Pero el amor es ciego y este lo ataco. Lo amo con cada fibra de su ser. Con cada átomo, molécula, con sentimientos verdaderos que jamás creyó poseer.
Entonces después de años de vivir en paz en ese bosque, de amarse por las noches, en el día. Cuando hacia frio, en la soledad o días de lluvia; sucedió.
Su amado cachorro murió frente a sus ojos. Sosteniéndole mientras se le iba la vida en cada gota de sangre derramada.
Con cada aliento de vida yéndose como agua entre sus dedos, él le escucho decir.
~Nos veremos una vez más amor~
Pero él no quería una vez más, le quería ahora. Para siempre.
Así que enloqueció de ira, le pidió a la luna que les observaba el poder absoluto para obtener venganza, mas no se la dio.
Y con cada grito, cada llanto; las presencias oscuras y malignas se arremolinaban en su corazón y rugió.
Se convirtió en un hermoso, poderoso e insaciable temido león.
Una bestia.
Cazo a cada humano culpable de los susurros. De los creadores de cada augurio mal intencionado en contra de su cachorro.
Y les devoro, a todos, dejo entonces el pequeño pueblo convertido en un lugar temido y deshabitado rodeado de sus fuegos fatuos, como señal inequívoca de sus pecados. Y pobre de aquella alma desdichada que se le atravesara en su camino.
Por qué ese bello león aun busca a su amado en la oscuridad de la noche, en la luz de la luna y las estrellas.
Aun le busca en los días nublados, en cada gota de lluvia.
Aun le busca en el prado lleno de dientes de león que vuelan al viento, recordando como su amado sonreía al hacerlos volar con el aliento de sus labios, de la vida que aún le llenaba.
Aun lo busca, incansable y lleno de dolor.
Teniendo en su congelado corazón las ultimas dulces palabras de so otra mitad. De su aliento de vida. Esperando a que le salve de la agonía.
En la soledad de ese oscuro bosque... esperando. Esperando.