SEIS

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7:00 p.m.

Kim estaba en su casa maldiciendo, por suerte había guardado su anterior celular, entonces ese usaría.

Tae les mandó mensajes a sus amigos, diciéndoles que le mandaran a su viejo número lo que sea.

Los días pasaban y todo parecía olvidado al menos para kim, porque hoseok seguía a Kim todos los días se su escuela a casa y así.

Pero el nuevo numero seguía en los grupos de amigos, nadie se había preocupado por eliminarlo. Así que hoseok leía lo que ellos decían, así sabía siempre a qué lugar iría, pero no respondía.

Vio que invitaron a tae a una fiesta hoy en la noche, aproximadamente a las 10.

"Perfecto". Pensó kim.

Hora de hacer unas llamadas.

Y bueno es taehyung, no se perdería una fiesta ni loco.

Accedió.

09:00 p.m.

Llegó la hora, empezó a arreglarse, perfumarse, ponerse guapo, como él es.

Perfectamente se veía su outfit y él había levantado su camisa, presumiéndoles a todos sus abs.

Se peinó, y se vio al espejo, se tomó una foto y la mandó al grupo de amigos.

Todos respondían con tonterías de
"Niños hormonales", según hoseok.

-Que va Bro-.
-Esta tan fuerte-.
-Eso es todo, rey-.
-Si no tuviera novio dejaría que me Violes-.

En su sala hoseok torció los ojos y le dijo a la otra persona en la sala.

-Cada vez hace el trabajo más fácil este niño-.

El macabro hombre se rió.

10:10 p.m.

Hoseok se estacionó unos callejones más abajo, pues no había lugar disponible cerca, eran obscuros y sólos.

Llegó kim a la fiesta sin ningún problema, todo tranquilo.

Empezó a bailar y a platicar con sus amigos, y bueno, obviamente a tomar.

No estaba muy ebrio aún, pero, nadie le dijo que invitaron a Jisoo a la fiesta, ella tenía a una mujer de la mano.

Su novia.

Algún amigo de Kim fue a decirle pues este no se había dado cuenta de eso.

Así que kim al saber se molestó, no quería estar en el mismo lugar que ella, no, no, no y no.

12:00 hoseok estaba afuera del lugar, en un auto, por una esquina, cerca pero no visible.

Lo esperaría, así el joven saliese a las 6:00 a.m. ahí estaría Hoseok.

Pero vaya que si el Niño apresuró las cosas, salió en ese preciso momento, miró a la persona en el copiloto y le asintió.

"Manos a la obra".

-No tenían que invitarme a mí si la invitarían a ella-. Kim se quejaba en voz alta caminando por los callejones hacia su auto.
Cuando llega un tipo, vestido de negro de vuelta.

-Dame todo lo que traigas-.

Él menor lo miró.

-¿me estás jodiendo, cierto? ¿Otra vez vos?-. así es, el ladrón del otro día.

-Dije que me des lo que traigas-.

-No tengo nada, ya te llevaste todo,déjame en paz.

Miró el auto.

-Eso si no, estás idiota,¡Largo!-.

-Saca rápido las llaves-.

-¡No!-. Kim enojado ya.

-¿Ha no?-. Dijo antes de darle un horrible golpe en el rostro tirándolo, lastimándole la nariz, no lo hizo con la fuerza suficiente como para noquearlo.

Tae sostuvo su nariz ya que empezó a sangrar a chorros.

-No jodas, te pasaste-. Dijo kim, trato de verlo pero este sujeto pateó su rostro y por fin quedó inconsciente.

Todo se volvió obscuro.

De repente el auto de kim estaba en la cochera de hoseok, después hobi metió su auto así cubriendo al de kim.

Tae yacía desmayado en el sótano secreto de Hoseok, amarrado, de rodillas.

Hoseok estaba a un metro de él, mirándolo, frío y rígido.

-Ahora dame mi maldito dinero-.

-Ten-. Hoseok le dio el dinero sin mirarlo.

En cuanto el maleante subía las escaleras para salir, hoseok volvió a hablar.

-Espera, se te olvida algo-.

-¿Qué cosa?-. Respondió de mala gana.

Hoseok se giró delicadamente y le disparó al hombre en la frente, con un arma de silencio, que igual no los escucharía nadie, dos metros bajo tierra iniciaba el techo del sótano secreto.

Cayó muerto por las escaleras.

-No debe haber riesgos-. Hoseok se colocó unos guantes de látex, y llevó al tipo a su chimenea, la prendió a su máxima potencia y empezó a limpiar las manchas de sangre que quedaron.

3:15 a.m.

Kim despertó, con dolor en su cabeza y rostro.

Abrió bien sus ojos, observó bien el lugar, lo primero que vio fueron unas escaleras derecho de él, que se veían ascendentes.

Luego miro a su derecha.

Una cama, una buena cama, con una cabecera increíblemente grande, al lado de ella un baúl que desconocía el contenido y un espejo enfrente de la cama al igual que en el techo sobre ella.

Extraño, alguien ya había limpiado sus golpes en el rostro.

Miró a la izquierda, un baño moderno, con una tina nueva, y un sillón frente a ello.

Para parecer un calabozo es demasiado fino y elegante.




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