Inicios Dolorosos.

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Días en donde sales de tu casa y te sientes como si estuvieras en un horno, no se siente ni una corriente de aire fresca y tampoco hay nubes que cubran el sol, el cielo tan azul como siempre, caminaba hacia la preparatoria con el sol encima, y escuche la voz hablar
—No parece que vaya a llover, menos posibilidades de perder un día de clases para Iri, pero como perder clases, ánimo chico a penas empiezas 3° de preparatoria.
—¡¡Aaah!! por favor, callate tonto subconsciente.
—Anda ánimo son las 7:15 AM apenas inicia el día, ¿Porque estás así de amargado? No sabes que especie de aventura podría haber en estos días.
—Tengo sueño es todo, se que me tocó un buen horario pero me irrita el tener que saber cómo son los maestros o mis nuevos compañeros. Pero ... Sabes, creo que tienes razón, aunque soy poco social debería sentirme bien, una nueva vida, un pasado desparece desde el día en que me cambié ha la ciudad de Lucthis.
—Eso tu si sabes darte autoayuda.
—Te diré algo, procura no hablarme durante clase o me veré cómo alguien esquizofrénico.
—No te preocupes si pasa algo te hablaré como siempre, solo no contestes.
—Bueno veamos que pasa el día de hoy.
Seguí caminando sin hablar con mi subconsciente hasta llegar a una parada de autobuses, me senté en la banca y espere hasta que el camión pasará, me tocaba entrar a las 8 pero como siempre en el primer día de se celebra la llegada de los nuevos alumnos a primer semestre, yo por suerte era de tercero, sólo soy el chico nuevo así que no es tanta palabrería.
Algo sonaba a lo lejos, un motor viejo y oxidado cada vez se acercaba más y más hasta que lo vi, era una camioneta que pasó con alta velocidad, y pasó por la parada aventando humo negro por el escape, mientras se desvanecía, se combinaba con el resto del aire, me puse a pensar en todo el dióxido de carbono que afecta a la capa de ozono y el aire que respiramos, justo detrás de aquella camioneta venía el autobús que me llevaría a la preparatoria, este se veía más tranquilo que el anterior, bueno por lo natural los autobuses deben estar en buen estado para su uso, el autobús paro en la pequeña terminal y abrió sus puertas dejando salir aire fresco del clima, subí y me senté en el primer aciento que encontré disponible, deje caer mi cuerpo y suspire de lo bien que se sentía, el autobús cerró sus puertas y empezó ha avanzar hacia la próxima parada. La preparatoria Senclist de la ciudad de Lucthis dentro del reino de Golghian antiguamente el estado de México según los libros de historia actualizada, una de las preparatorias más exitosas en el reino por muchas características. Con el rodar de las ruedas nos íbamos acercando, se alcanzaba a levantar desde la profundidad de entre las montañas esa prestigiosa institución educativa rodeada de variadas especies de árboles y plantas florales, miraba por la ventana del autobús lo hermoso que se veía.

—Valla lindo paisaje.
—Si, es muy bello...
—Sabes será mejor que descanses un rato mientras llegamos a Sentlist.
—Si es lo que haré, no te preocupes por mí - Eso es lo que me preocupa...
—¿Porque lo dices?
—No por nada.
—Está bien, pero sabes te escucho preocupado.
—No es nada, enserio.
Me dijo, lo note un poco preocupado, decidí cortar la plática para no discutir en medio autobús, me acomode y dormí por un rato.

Un sueño... Sólo basto con un sueño para sentirme casi muerto, era un miedo que nunca había sentido.

Estaba solo... Estaba sumergido en una oscuridad infinita, no podía tocar nada y ni siquiera sabía si estaba flotando o cayendo en un vacío, sólo podía ver mi cuerpo, todo estaba bien pero unos segundos después empece a tener una presión en el pecho, estaba dejando de respirar, trate y trate de gritar pero mis cuerdas vocales no generaban ningún sonido, estaba empezando a patalear pero no lograba nada, empecé a sentir como mi brazo izquierdo se empezaba a poner caliente, sólo una vez parpadee y mi brazo ya estaba cubierto en llamas, el dolor era tanto que empece a llorar descontroladamente, entonces empeze a sentir un cosquilleo en mi brazo derecho y empece a notar que del mismo me salían pequeñas descargas eléctricas, eran de un tono azul y morado, mire hacia la oscuridad que estaba enfrente de mi con la poca cordura que me quedaba dentro del sueño y note cuatro hexágonos transparentes cubrir mi cara y se empezó a expandir encerrando mi cuerpo en una esfera, sentía el quemar en toda la parte izquierda de mi cuerpo y en mi parte derecha el cosquilleo que sentía antes se transformo en piquetes que los rayos provocaban al chocar con mi cuerpo. Entonces uno de los hexágonos se puso de un color blanco brillante y otro de los hexágonos se oscureció totalmente, sólo con la diferencia de que en estos, se alcanzaba a ver neblina de color morada y así hasta que se a completo el patrón de colores en todos los hexágonos, todo brillo tanto que no pude ver más allá de los puntos negros que quedaban atrás, sentí como el dolor crecía ya no podía ver nada, la luz era tal cual que los ojos los tenía cerrados, algo me recorría el cuerpo, era una sensación que me atormentaba, entonces todo se puso oscuro, la luz desapareció, cerré los ojos y los abrí de nuevo, estaba en un lugar raro, estaba en la entrada de una ciudad destruida todo estaba de un color grisáceo y en algunos edificios se alcanzaba a ver manchas entre rojas y anaranjadas parecían flamas que se asomaban por las ventanas, edificios caídos, autos chocados entre sí, unos envueltos en llamas y otros ocultos entre los escombros.
No sabía que pensar o como reaccionar, yo seguía sin poder generar ningún sonido, cruce la entrada de aquella ciudad y empece a caminar en lo que parecía la avenida principal, no se escucha nada, ni el viento cortante, ni el quemar del fuego. El dolor en los brazos era inolvidable aunque sabía que era un sueño, el dolor era tan fuerte que lo sentía real, seguí caminando con el dolor hasta que llegue a lo que parecía ser el centro de la ciudad, ahí era un escenario de esos de los que no todos llegan a olvidar, todo era destrucción, árboles y edificios caídos, autos envueltos en fuego y manchas de sangre por todo el suelo inclusive encontré charcos de sangre que emanaban de la tierra seca, entonces todo empezó a temblar por unos momentos pedazos de edificios caían al rededor, se calmó por un momento entonces empecé a sentir algo de tras de mi, algo que me llamaba la atención, gire lentamente y me tope con algo que no esperaba, un tsunami venía por la dirección en la que me encontraba, mis piernas no reaccionaban y yo sin poder correr, el tsunami me terminó arrastrando hasta chocar con un edificio, la presión del agua no me permitía respirar y nuevamente no pude mover mi cuerpo, en cosa de segundos el agua se desvaneció, caí al suelo tosiendo, volví a mirar hacia el centro de las ciudad y todo se veía igual e incluso el fuego en los autos seguían intactos. Algo me llamaba, me atraía y caminé hacia el centro nuevamente y cuando pare de caminar algo me empezó a golpear, eran tan rápidos los golpes que no sabía de dónde provenían y de inmediato empece a sentir cortes y moretones por todo mi cuerpo haciéndome caer boca arriba al instante, la sangre brotaba a chorros y no paraba de sangrar y note una presencia que me heló los nervios, eran unas sombras parecían ser solo oscuridad, eran miles de las mismas sombras y todas con unos ojos de color rojo sangre, todas me miraban con desprecio y otras con tristeza, pero había una sombra que me veía de una manera interesada, como si quiera conocerme era la sombra más pequeña de todas, pero, entonces todas las sombras sacaron brazos con navajas avalanzandose sobre mi regresando me a la oscuridad, cerré y abrí los ojos nuevamente y enfrente a mi apareció una especie de portal, era la ciudad que vi en aquellos momentos levante mi brazo para tocarlo pero en eso se desvaneció como polvo y al final solo una palabra se escuchó...

¡¡¡GAIA!!!

Desperté alterado con la respiración agitada, estaba en el autobús todavía, aún no llegábamos a Sentlist, talle mi mano sobre mi cara, estaba sudando  a pesar de que estábamos en clima frío, dos personas se me quedaron viendo raro y uno de ellos me dijo:

—Tranquilo chico, supongo que tuviste una verdadera pesadilla.
—Si eso supongo, una pesadilla...

La Venganza de GaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora