Una sola decisión, un paso en falso y todo, absolutamente todo puede cambiar, para bien o para mal.
Extrañas desapariciones ocurren en la ciudad de Seúl, hombres y mujeres, especialmente jóvenes, desaparecen sin dejar rastro. A la policía poco y nad...
La luz del sol juega a las escondidas con las nubes
Gotas de lluvia comienzan a caer y cantar en voz alta
(Arven- Rainsong)
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El destello de una luz tenue le despertó, tímidamente algunas gotas de lluvia no querían desaparecer del cristal de la ventana, a pesar de que la lluvia había cesado hace ya un buen rato, intentó abrir los ojos lentamente para acostumbrarse a la claridad, pero le era imposible, el joven pelinegro se encontraba acostado en una cama.
Se sentó en ella, su cabeza dolía y un zumbido agudo resonaba en sus oídos, lo que le impedía abrir los ojos del todo, su cuerpo se sentía muy débil. Se llevó ambas manos a los oídos, el dolor era insoportable, era como tener resaca pero multiplicado por diez.
De pronto algo le sobresaltó, el roce de una mano tibia en su espalda dando pequeños golpecitos automáticamente le hizo girar hacia el lugar donde provenía esa mano. Abrió los ojos lentamente, logró divisar un balde al lado de la cama, al otro lado su mochila y a un costado, un muchacho.
-¿Te sientes mejor?- decía el chico a su lado mientras reposaba su mano en la espalda de Sungwoon observando atentamente cada movimiento del pelinegro.
Para Sungwoon le era difícil mantener una respiración normal, eso sumado a su dolor de cabeza le estaba matando. Se sentía aturdido, completamente desorientado y perdido. No sabía dónde estaba, cómo había llegado hasta allí, había perdido totalmente la noción del tiempo y hasta de sí mismo.
Sólo recordaba una cosa.
-...ojos brillantes... mi brazo...- a duras penas Sungwoon se daba a entender, era tanta su debilidad que su voz apenas si se oía.
-Estas a salvo ahora, el corte en tu brazo ha sido tratado, aunque, eso es el mal menor. Estas envenenado, por eso te sientes tan mal- dijo con voz calmada el chico de cabello gris a su lado.
-¿Qué? Es... toy... enven....- el pelinegro no pudo terminar la frase porque una fuerte tos le interrumpió.
Fue así como el muchacho a su lado nuevamente comenzó a dar suaves y gentiles golpecitos en su espalda tratando de calmarle.
-Respira. Debes relajarte y descansar, tu cuerpo lo necesita- la voz del joven peligris sonaba serena.
A pesar del dolor y el mareo, de forma instintiva Sungwoon se alejó del extraño a su lado, no quería que lo tocara, no lo quería cerca.
-¡¿Quién eres?! ¡¿Dónde estoy?! ¡¿Qué está sucediendo?!- la voz del joven pelinegro salía rasposa por lo que tuvo que alzar la voz para hacerse escuchar.
