Era lunes por la mañana las 7:00 a.m. para ser exactos, dentro de un salón de clases se encontraba el único profesor que había anticipado su llegada mucho antes que la de sus otros compañeros. El profesor Thomas William Hiddleston, o como solían llamarlo sus alumnos y compañeros "Profesor Tom", era un hombre que impartía clases de primer grado en una escuela privada en Westminster, su lugar natal. Siempre amado por los niños e incluso por las madres de los niños, dejando a un lado su gran profesionalismo y carisma era un hombre que tenía rasgos agraciados, bien podría pasar como un modelo.
Las vacaciones de verano terminaban dando inicio a un nuevo ciclo escolar por lo que habría más niños a los que educar y eso le emocionaba, adoraba a los niños aunque jamás haya tenido la oportunidad de tener uno propio, no perdía la esperanza de encontrar a alguien adecuado con quien quisiera compartir tal tesoro; eso a veces lo hacía pensar qué sería lo que pasaría con él, ya no era tan joven, la vida se le estaba yendo de las manos como polvo.
Dejando escapar un suspiro por poner a su cabeza trabajar en eso, decidió dejar ese tema a un lado y continuar preparando su clase, ya quería conocer a los pequeños que estarían acompañándolo durante todo un año, que seguramente le sacarían canas verdes pero también incontables momentos de felicidad.
[...]
-¡Papi, papi, despierta!
Podía escucharse la voz de una niña que hacía hasta lo imposible por despertar a su padre que parecía estar aún perdido en el quinto sueño, apenas y si había logrado que se removiera un poco. Desesperada por no lograr su objetivo optó por tomar un vaso de agua que estaba sobre un taburete tirándoselo en la cara al hombre para que al fin despertara.
Y funcionó a la perfección porque en menos de medio segundo ya se había levantado de la cama de un salto.-¡Rosie! ¿Por qué hiciste eso?
El rubio pasaba las manos por su propio rostro intentando secarse.
-Dijiste que tú me llevarías a la escuela hoy.
Le sonrió con inocencia justo después de haberle lanzado agua en la cara.
-¿Es hoy? ¡Es hoy!
Terminó por despertar al darse cuenta que había olvidado que el primer día de clases de su hija era hoy, después de haberse mudado de Australia y tener que iniciar de nuevo en Inglaterra.
Inmediatamente salió casi corriendo de la cama yendo directamente hacia el baño tomando su cepillo de dientes, llenándolo con pasta dental, colocó el cepillo en su boca y salió nuevamente hacia la habitación dirigiéndose hacia su armario buscando unos pantalones.
-Cierra los ojos, Rosie.
Demandó el hombre sacando el cepillo de su boca para que pudiera entenderle, la niña obedeció sin chistar riendo por lo ansioso que estaba su padre. Fue cuestión de segundos para que se quitara el pantalón que utilizaba para dormir y se pusiera unos vaqueros, buscó alguna chaqueta cualquiera, no se molestó en cambiarse la camisa ya que la chaqueta lo cubría. Terminó de cepillarse los dientes caminando directamente hacia el baño para enjuagarse, era increíble la cantidad de cosas que había hecho en un par de segundos.
-¿Ya desayunaste?
La niña ya había descubierto sus ojos y solo atinó por asentir levemente con su cabeza mientras veía a su padre colocándose los zapatos.
-Maggie, me preparó el desayuno... Papá ya es tarde.
En ese momento Chris agradeció enormemente tener a esa mujer en su hogar, pero debido a que ya iban tarde tuvo que tomar a la niña en brazos y salir corriendo de su hogar tomando las llaves del auto en el camino, colocó a la niña en los asientos de atrás asegurándose de abrochar bien su cinturón, después tuvo que correr hasta su lugar y echar a andar el auto.