Capítulo 9;

585 57 104
                                    

               Para mi sorpresa, aquella última semana de clases se me pasó muy rápida, quizá porque me centré más que nunca, decidí quitar de mi cabeza a Aitana, incluso había visto menos a Raoul, que ya había vuelto a su casa, y de vez en cuando Amaia me llamaba, decía que Alfred podía estar cerca.

Y, en ese sábado por la tarde, no tenía nada que hacer, solo sentarme en frente de la televisión con el mando entre las manos, sin hacer mucho caso a las imágenes de la pantalla, sintiendo el enorme peso que me provocaba el verano, una singular soledad.

Pero el sonido del telefonillo tronó en mi cabeza, y muy confusa me puse de pie para cogerlo.

—¿Hola?

—Abre, por favor.

—¿Quién eres?

—Yo, Aitana.

En ese momento mi garganta se volvió un nudo, y ni una palabra pude emitir, por lo que mi dedo fue directo al botón de la llave.

Esperé a que subiera mientras daba vueltas por el salón, mordiendo mis uñas y pensando todo tipo de posibilidades: ¿y si venía a por algo que se dejó? O quizá quería despedirse de mí.

La puerta sonó, así que no me quedó otra que abrirla con las pintas que tenía.

—Hola. —alcé una mano para acompañar mi saludo mientras ella entraba.

—Te echaba de menos. —mencionó cabizbaja, con las manos atrapadas en los bolsillos de su pantalón.

No respondí, tampoco sabía cómo hacerlo, así que me limité a mirarla, mordiendo mi labio inferior con fuerza.

—¿No vas a decir nada?

—¿Qué quieres que diga? —mi voz sonó algo temblorosa.

—No sé... que también me has echado de menos, supongo.

—He estado muy ocupada.

—Entiendo...

Aitana por fin me miró, con un ápice de decepción en su rostro, aún sin sacar las manos.

No podía evitar sentir unas enormes ganas de tenerla entre mis brazos, pero si me había alejado de ella toda esta semana, era por algo.

—¿Quieres algo más?

—Sí, necesito... necesito besarte.

Inconscientemente di un paso hacia atrás, llevando una de mis manos a mis labios, como si así pudiera protegerlos.

—No. —mi respuesta fue seca, aunque falsa.

—Pero si el otro día quisiste besarme, Nerea.

—Lo sé, pero ahora no.

Aitana llevó sus manos para colocarse el flequillo. No me había dado cuenta, pero llevaba el pelo recogido en un moño, estaba despeinada y guapa. Pero guapa estaba siempre.

—¿Necesitas algo más? —esta vez mi voz sonó más convincente, realmente necesitaba que se fuera, si seguía aquí por mucho tiempo, acabaría por aceptar su beso. Pero ella no contestó, se limitó a mirarme. —Por favor, Aitana...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 16, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

esencia del último verano. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora