《Aritmética》

591 15 7
                                    

El incidente del loro bajó claramente los humos a sus padres, por espacio de una semana, se comportaron de forma relativamente civilizada con su hija. Pero ¡ay!,  eso no podía durar. El señor Womrwood acababa de regresar del trabajo. Matilda y su hermano estaban tranquilamente sentados en el sofá, esperando que su madre les llevara ñas bandejas de la cena.
Llegó el señor Womrwood con un llamativo traje de cuadros y una corbata amarilla.
Se sentó en un sillón, se froto las manos y se dirigió a su hijo en voz alta.
-Bien hijo mío -dijo-,  tu padre ha tenido un día muy afortunado. Esta noche es mucho mas rico que esta mañana. He vendido nada menos que cinco coches, cada uno de ellos con un buen beneficio. Serrín en la caja de cambios,  la taladradora eléctrica en los cables del cuentakilometros,  un chafarrion de ointura aquí y allá y algunos otros pequeños trucos y los idiotas se desviven por comprarlos.
Saco una hojita de papel del bolsillo y la examinó.
-Escucha, chico- continuó, dirigiéndose al hijo e ingnorando a Matilda--. Dado que algun dia estarás metido en este negocio conmigo,  tienes que aprender a calcular al final de cada día los beneficios obtenidos. Trae un bloc y un lápiz y veamoslo inteligente que eres.
El hijo salió obediente de la habitación y regresó con objetos de escritura solicitados.
- anota estas cifras- Dijo el Padre leyendo su hojita del papel-. Compré el choque número 1 por 278 libras y lo vendí por 1425.  ¿Lo has entendido?.
el chico de 10 años anotó lenta cuidadosamente las dos cifras por separado.
-el coche número dos- prosiguió el padre-  me costó  118 libras y lo vendí por 770 ¿Entendido?.
-Si,  papá- dijo el hijo- Lo he entendido.
- número 3 costó 111 libras y se vendió por 999 libras con 50 pequines.
-Repitelo otra vez- Pidió el hijo-. ¿Por cuanto se vendió?
- por 999 libras y 50 pequines- dijo el padre-. Y a propósito,  ese es otro de mis estupendos trucos para engañar al cliente. No digas nunca una cifra redonda.  Siempre un poco por de bajo. No diga jamás 1000 libras.  Di 999 50 parece mucho menos pero no no es inteligente ¿no?.
-mucho- dijo el hijo-.  Eres muy listo,  papá.
- el coche número 4 costó 86 libras era una ruina y se vendió por 699 libras con 50.
-No vayas tan rápido -dijo el hijo,  anotando las cifras-. Ya,  ya está.
- el coche número 5 costó 636 libras y se vendió por 1649 con 50 ¿ has anotado todas las cifras hijo?.
-Si papá -respondió el chico, encorvando sobre el Bloc mientras escribía cuidadosamente.
-muy bien- dijo el padre-. Ahora Calcula lo que he ganado con cada uno de los coches y suma el total. Así sabrás Cuánto dinero ha ganado hoy tu inteligente padre.
-son muchas sumas- objetó el chico.
-Claro que son muchas sumas-dijo el padre-.   pero pero cuando se está en un gran negocio como lo estoy yo tienes que ser un lince en aritmética.  A mí me llevo menos de 10 minutos calcularlo.
-¿ quieres quieres decir que lo calculaste mentalmente papá?
-Bueno,  no exactamente-dijo el padre- nadie podría hacerlo pero no me llevo mucho tiempo cuando termines Dime cuáles son mi ganancia del día yo tengo el total apuntado aquí y ya te diré si estás en lo cierto.
Matilda dijo pausadamente.
-Papá,  ganaste exactamente 4303 libras y 50 peniques.
- no te metas en esto-dijo el padre-. Tu hermano y yo estamos ocupados en atlas finanzas.
-Pero,  papá...
-Cállate! -dijo el padre-.  Deja de calcular e intenta pareces inteligente.
-Mira tú cifra papá- dijo amablemente Matilda-.
Si la has calculado bien,  tiene que ser 4303 libras y 50 pequines. ¿ eso es lo que te da a ti papá?
El padre echó un vistazo al papel que tenía en la mano.  Parecía haberse quedado rígido.  Estaba muy tranquilo hubo un silencio,  luego dijo.
-Repitelo.
- 4303 libras y 50 pequines-dijo Matilda.
Hubo otro silencio.  El rostro del padre estaba empezando a ponerse rojo. 
- estoy segura que de qué es esa- dijo Matilda.
-Tú... tú, tramposa! - gritó de repente el padre se señalando la con el dedo- lo has visto en el papel!  Has leído lo que tengo aquí escrito!.
- estoy en el otro lado de la habitación -dijo Matilda -¿Cómo podría verlo?.
- no digas tonterías! - gritó el padre-. ¡Claro que lo has visto!  ¡tienes que haberlo visto!  ¡nadie  en el mundo podría dar la respuesta así y menos una niña! ¡Usted es una tramposa señora mía,  eso es lo que es usted una tramposa y una embustera!
En ese momento llegó la madre llevando una gran bandeja de 4 con los 4 bandejas más pequeña de la cena.  Esta vez la cena consistía en pescado frito con patatas fritas que la señora Wormwood  había comprado en la tienda al volver del bingo.  Al parecer el Bingo de las tardes la dejaba tan agotada,  tanto física como mentalmente que nunca tenía fuerzas suficientes para hacer una cena casera.  Así que no era una bandeja de con comida preparada,  sino pescado con patatas fritas de la freiduría.  -¿porque estás tan Colorado,  Harry?-preguntó mientras dejaba la bandeja sobre la mesita del café.
-Tu hija es una tramposa y una embustera- Dijo el Padre agarrando su plato de pescado y colocándose en las rodillas-.  Enciende televisión y no hablemos más.







El otro domingo habrá nuevas actualizaciones 😊

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 03, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MatildaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora