Briefly

Capítulo 7

El sonido burbujeante del agua hirviendo se mezclan con las gotas de agua que golpean suavemente la ventana del dormitorio de Harry. No se escucha nada más hasta que él pone su taza de arco iris favorita y una negra en la encimera, vertiendo después el agua hervida de una cazo en ambas. El calor se desprende mediante un fino hilo de vaho que sale de ambas tazas, cuyas asas son cogidas por las manos de Harry, con cuidado de no quemarse. Se dirige al salón con pasos cautelosos, por si el agua desborda de las tazas, dejándolas en la mesita central.

-No tienes por qué hacer todo esto, la verdad ¡Estoy bien! Estoy mucho mejor, gracias, pero no creo que tengas que ocuparte de mí ni mucho menos. -el intento de lobo solitario que Julia fracasadamente ejecuta, la hace sonreír falsamente y mirar la concentrada cara de Harry evitando derramar el agua por todo el suelo.

-No me estoy ocupando de ti. -le responde cuando se ha vuelto a la cocina para coger dos bolsitas de té verde. -Simplemente te estoy ofreciendo un té. Estamos en Inglaterra, y si cada vez que alguien te ofrece un té te piensas que es para adoptarte o algo, yo que tú no me molestaba en buscar piso. -bromea Harry, que ha traído también dos cucharas y ha sumergido las bolsitas en las tazas, sentándose posteriormente junto a ella, rodillas rozando de nuevo.

-Oye que aquí la borde sarcástica soy yo. -Julia sigue forzando la situación demasiado, pero sólo con verle la cara se puede intuir los restos del ataque de pánico. Su pelo, de un color chocolate, se escapa de el recogido, formando pequeñas caracolas visibles al rededor de su rostro.

-¿No me vas a presentar a tu amigo el cascarrabias? -dice Harry refiriéndose a Odi, que comenzó a ladrarle en el primer momento en el que entraron en su apartamento.

-Sí, pero ten cuidado y no te acerques mucho. No se lleva bien con los nuevos. -Julia acaricia suavemente el pequeño cuerpo de su amigo, acostado sobre su sudadera y lamiéndose las patas. -Él es Odi. Lo compramos cuando tenía ocho años y aquí sigue el campeón.

Harry la observa acariciarlo, ojos verdes repasando su rostro de arriba a abajo, reparando en sus ojeras y rímel corrido en éstas. Le hacen ver agotada y necesitada de un buen baño caliente, una manta y que la arropen.

-Es muy simpático. -dice Harry, que ha acercado su mano al perro, causando que parase de lamerse las patas para avisarle con un gruñido de que parase lo que estuviese haciendo. -Es igual de simpático que su dueña.

Julia lo mira, con su ceño fruncido y una falsa indignación. Su pierna izquierda cuelga del sofá de Harry moviéndose frenéticamente, mientras que la otra está doblada debajo de su rodilla, sin zapatos.

-Teniendo en cuenta que técnicamente la dueña es mi madre, acabas de llamar antipática a una señora de cuarenta y cinco años a la que no conoces. -Harry se ríe, haciendo que sus hoyuelos se hundan en ambas mejillas, captando la atención de Julia que también se ha unido a él en la risa.

No saben si es una atracción sexual o sentimental, pero, ahí definitivamente hay algo. Julia lo nota, esperando que él no se de cuenta, y él es el culpable que desprende unas feromonas demasiado cautivadoras para los sentidos de Julia.

Harry, en cambio, por mucho que sienta y por muchas chispas que desprenda su roce, sabe que haga lo que haga, sea sexual o no, va a estar mal. Al final del día él es el detective que engaña a la hija de un traficante, y ella la mujer trastocada por la muerte de su amiga.

Su mirada va ligeramente hacia arriba, mirando su moño y preguntándose si él tendría el pelo más largo que ella. Viendo pequeños pelos rubios rizarse en su frente, por el lado derecho, el izquierdo, sus ojos verdes mirándola...

-Bébete el té, te hará entrar en calor. -Julia nota la compasión en su mirada, y la odia. No necesita que la compadezcan, necesita trabajar y salir de ese pueblo por su salud mental.