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Es sábado en la mañana (casi medio día) y en vez de estar durmiendo, estoy ordenando mi pieza ¿por qué? El pololo de mi hermana viene a almorzar junto a sus papás y mi mamá anda como loca ordenando la casa (su humor tampoco es el mejor) entonces para que no me webee estoy ordenando mi pieza.

Igual es raro que mi hermana traiga a un pololo a la casa. La Coni tiene 22 años y la única vez que trajo y presentó a alguien fue a los 18. Tiene que ser alguien importante y que cause impacto en ella para presentarlo. Obviamente ha tenido más pololos, pero no son lo suficiente importantes. Es mala la weona.

Se encuentra cursando el tercer año de medicina y en serio es una carrera complicada. A veces le toca hacer la práctica en el hospital con turnos nocturnos y cuando llega a la casa lo único que hace es dormir y estudiar. No sé cómo tiene tiempo para pololear.

Lo único que sé de su pololo es que se llama Cristóbal, estudia kinesiología y es un año mayor que ella. No sé si mi mamá sabe algo más. No creo.

A veces me da miedo que sea tan cerrada y no nos cuente nada, siento que si algún día le pasa algo y nos pidan información sobre ella, por lo menos yo, no podré responder. Sé que la relación con su papá es mejor y quizás con él sea más abierta, pero tampoco me parece creíble. Me acuerdo cuando el papá de la Coni se casó, a ella le dolió tanto que no le habló por dos meses y mi mamá tuvo hacerla entrar en razón.

-¡Antonia!- grita me mamá desde la cocina. Salgo de mi pieza y me dirijo lo más rápido que pueda hacia allá para que no le de la wea conmigo.

-¿Qué pasa?- le pregunto cuando llego a su lado y veo como corta carne y weas.

-Anda a comprarme una cabeza de ajo al negocio de la tía Pati.- dice mientras se lava las manos. Se las seca, mira el celu y abre las medias pepas.- ¡Tu hermana ya viene con su pololo! ¡Anda a comprar rápido si te mandé hace rato, po!

Txio, me mandó recién.

Pongo los ojos en blanco, agarro la plata y salgo pa la calle sin rumbooououooo, una gatita me llevaréeeee, ah la wea vieja KSKDKDKAKLK.

Mientras camino canto mentalmente y me río de las weás que pienso. Laik si cantaste esta canción, ah.

Compro la weá de ajo, me devuelvo para la casa y cuando llego cacho que hay un auto estacionado afuera. Que lata entrar y pillarme a todos en el living, así que me doy la vuelta y entro por la cocina en donde no hay nadie.

Puta la weá, igual tendré que salir a saludar.

En realidad no me gusta conocer gente nueva, osea, me gusta, pero es diferente conocer gente en un espacio público a conocerlos en tu propia casa po. La simple idea de tener gente desconocida sentada en MI sillón me incomoda.

Weona, deja de ser tan antisocial y sale a saludar antes que tu mamá entre a la cocina y te saque de una oreja.

Tomo aire y salgo, pero me pillo con una GRAN sorpresa: una señora rubia, un caballero medio pelao, un loco que debe ser el pololo de mi hermana y el Diego sentado en el sillón. What weá.

Al parecer tampoco esperaba encontrarse conmigo, ya que su cara de “kiweá” lo delata.

-¿Qué hacís acá?- pregunto sin medir mi tono de voz, haciendo que todos queden en silencio. En volá sonó muy brusco, pero no era mi intención jeje.

La Coni nos queda mirando (como analizando) hasta que habla:

-¿Qué onda? ¿Se conocen?

-Eh… sí.- habla el Diego como en otra.- O sea, somos compañeros de puesto.- se pone de pié y me da un abrazo, que le devuelvo casi al instante.

𝒅𝒆𝒋𝒂𝒍𝒂 𝒑𝒊𝒐𝒍𝒂 ϟ 𝒄𝒉𝒊𝒍𝒆𝒏𝒔𝒊𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora