Escena 1: Renacido

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La cámara se enciende lentamente, mientras la borrosa imagen enfoca poco a poco la oscura habitación iluminada solo por la luz de la cámara, cuando la imagen es más nítida, se puede ver a una mujer, blanca, de pelo corto color castaño, unos ojos de color café que acompañan a una sonrisa que demuestra ansiedad, la mujer es joven, no mayor de 30 años, quien, aunque entusiasmada, se le veía bastante nerviosa. Esta miró fijamente a la cámara y empezó a hablar –Parece que esto podría llevarme a la cima. No puedo confiar en nadie, mucho menos informar a la policía, además, el tiempo se me está acabando... creo que finalmente tengo una pequeña evidencia para sacar a la luz lo que Starkweather hace tras las sombras. Evidencia y testimonio de un hombre, que fue ejecutado por el Estado hace cinco horas...-.  dijo ella mientras miraba al lente de la cámara con sus profundos ojos cafés, la imagen cambia de golpe, se apreciaba una toma de una cámara de seguridad, el lugar era un centro penitenciario, era la zona de ejecución, frente había una camilla con varias correas de cuero, en el suelo con lozas de color blanco y negro, junto a la camilla había un cardiograma y un dispensador de suero, en la toma se acercaba un hombre de mediana estatura, de una edad que oscilaba entre los 25 y 30 años, con una complexión que no era, ni muy delgado, ni muy fornido, pero se podía resaltar que estaba en forma, calvo con varias cicatrices en su cabeza, tenía una mirada fría, ausente de cualquier sentimiento o empatía, estaba esposado y sus ropas de color azul que indicaban que era un preso del penitenciario Darkwoods, de Carcer City, la mujer de la toma anterior prosiguió como si estuviera cubriendo una nota, más sin embargo, todavía se oía un nerviosismo profundo en el tono de su voz. –James Earl Cash, fue encontrado culpable y se le sentenció a muerte, lleva tres años esperando en el corredor de la muerte, siendo ejecutado, ayer en la noche-. Dijo aquella periodista mientras en la toma de la cámara de seguridad se veía como retiraban las esposas del preso, este fallidamente intentó correr, antes de que si quiera lo intentara, dos fornidos hombres vestidos de blanco lo detuvieron, forcejeando, Cash intentaba librarse de aquellos hombres, quienes, con ayuda de un tercer enfermero, lo acostaron a la fuerza en la camilla, pusieron cada brazo en el soporte para este, y amarraron las correas de cuero para evitar que se moviera, haciendo lo mismo con sus piernas, Cash pataleaba resistiéndose a ser inmovilizado, la enorme fuerza de aquellos tres hombre fue suficiente para dejar totalmente inmóvil a Cash, quien aún se aferraba por vivir, sintió una punzada en el brazo, vio como aquel líquido que acabaría con su vida entraba de a poco a su torrente sanguíneo, mientras poco a poco la vida se iba, Cash cerraba los ojos, resignándose de que por fin estaba muerto, todo aquello, apreciado por el frío lente de la cámara de seguridad, después de unos instantes, se dejó de mover, James Earl Cash había muerto, o por lo menos, eso era lo que la cámara y por lo tanto, todo el mundo habían visto.

Las cámaras se encendían nuevamente la toma solo mostraba a una nueva sala totalmente diferente de la primera, sala que horas atrás, estaba en perfecto estado, pero ahora, era como si una gran riña hubiera sucedido ahí mientras Cash estaba "muerto", su cuerpo se encontraba aun acostado en una camilla, diferente a donde lo inyectaron, esta estaba ausente de correas, y era mas pequeña, aparentemente era una de esas camillas que se usa para trasladar pacientes, Cash abrió un ojo, viendo la tenue luz azul que entraba por una ventana y era la única iluminación en la sala, sentía como si su cabeza fuera explotar, también tenía un dolor en el brazo izquierdo, -Aparentemente quien me inyecto no lo hizo con cariño-. pensó en voz alta, se empezó a oír una rasposa pero aguda voz que sonaba de unos altavoces colocados en cada esquina: -Oye tipo duro, vamos despierta, no estás muerto, por lo menos aun no...-. Cash se levantó de la camilla y empezó a husmear en toda la sala, buscando una manera de salir, mientras la voz seguía hablando. -... Se te ha dado una segunda oportunidad, un indulto inesperado. En lo que corresponde a los ojos del resto del mundo, la justicia cumplió con su deber y James Earl Cash se esta pudriendo en el infierno-. Cash ignoraba aquellas palabras del hombre mientras inútilmente intentaba forzar la puerta principal de la habitación, Cash observó como todas las cámaras de seguridad giraban hacia él, pensando tal vez, que esta era una de esas bromas que salen en televisión, no lo sabía, y no le importaba, pero el hecho de que aquellas cámaras lo siguieran, lo irritaba bastante, por lo cual salto intentando romper una de las cámaras que tenía frente a él, la cámara se desenfocó y produjo algo de estática para después oírse la voz de aquella bocina -¡Wow! Tranquilo muchacho-. masculló con un tono de voz similar a si intentara calmar a un perro que se pone violento. –Escúchame bien, puedo darte tu libertad, pero tienes que hacer exactamente lo que yo te diga, empieza por ponerte el auricular que está en aquella carretilla-. Cash volteo la mirada y vio una pequeña mesa con varios objetos quirúrgicos, jeringas, material médico y un auricular inalámbrico, caminó hasta aquel lugar, tomo el auricular de diadema y se puso el receptor en la oreja derecha, de pronto, la misma voz, ahora más clara, se escuchó del auricular. –Bien, ahora solo tú puedes oírme, y créeme, vas a desear que sea así. Ahora bien, si sigues mis pasos y haces todo lo que yo te diga, lo suficiente para "agradar al público", te prometo que esto terminará antes de que el sol salga, ¿Estás listo para este espectáculo muchacho? -. tras vociferar eso, la puerta que daba a la salida de emergencia se abrió, para después oírse la voz de aquel desconocido hombre –Bien, empieza por salir de aquí, va a ser una larga noche-.

Manhunt: La NovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora