Reunir las piezas

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Empezamos un nuevo día, estaba ansiosa y nerviosa porque nos habían dejado un trabajo muy estresante.

En el break, Macarena me contó un secreto, no quise creerlo.

Ella me palmeó la espalda.

Ella sabía que me dolería.

Ella se quedó callada.

Ella susurró:

– No debí decirte nada – puede que tenga razón o puede que yo no debí haber preguntado.

– Estoy bien, tranquila – dije con la esperanza de no romperme más de lo que ya lo he estado estos 5 malditos años.

Me tragué las ganas de botar esas horribles gotas de agua que tan solo con caer por tus mejillas quemaban, dolían en los más profundo del alma.

Pero es suficiente.

Es hora de reunir todas las piezas y jugar con fuego.

Holaaaaa

Es así como me sentí hoy

Bais.

Ojos CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora