Visualice a Julián parado al final del pasillo, corrí hacia él, enojada.
Todos los días a las 7:10 no encontrábamos afuera de su casa para venir juntos al colegio, pero esta vez el muy idiota se le había ocurrido irse solo, sin avisarme nada.
-Aca estas, idiota- le pegué.
Realmente estaba enojada. Y era lógico, estuve 20 minutos esperando que el señorito saliera.
-Para, ¿qué te pasa?- rió.
-¿Qué me pasa? Me dejaste como una idota esperando afuera de tu casa por 20 minutos, imbécil- grité indignada.
-Perdón, me olvidé de avisarte- comenzó a reír.
-Sos un estúpido, Julián. Te odio- miré hacia el costado.
Vi alguien mirándonos mientras se reía de la situación y ahí me percaté de que Julián estaba con alguien.
-¿Qué te reís y nos miras así?- le dije de mala gana.
-Eu, no sabía que tenía que tenías novia y menos que tenía tanto carácter- dijo dirigiéndose a Julián, riendo.
¿Enserio había dicho eso? ¿novios?
-Soy Agustín Bernasconi, amigo del señor- extendió su mano hacia mi.
Mierda, el amigo de tennis.
Ahora entendía por qué se había ido solo, seguro había quedado en encontrarse con él y ayudarlo un poco con el tema de la escuela.
-Perdón- tomé su mano- Yo soy Malena, amiga de Julián, no novia- le aclaré riendo, él también lo hizo.
-Perdón- dijo un poco avergonzado.
-No pasa nada. Los dejo tranquilos- dije moviendo mis manos y mi cuerpo, incómoda. Me acerqué a Julián- Perdón, no me mates- le susurré al oído para luego irme.
Yo y mi maldita costumbre de siempre dar una mala impresión a las personas de entrada.
Si Julián me hubiese avisado, no hubiese pasado, claramente.
La sonrisa de Agustín me hizo recordarlo, tenía una sonrisa particular... la persona a la cuál yo llamaba mejor amigo, tenía razón, nosotros nos conocíamos.
Subí al salón a repasar en mi cabeza un poco sobre el examen, era uno de los más importantes y si no lo aprobaba, probablemente mi papá me ahoracara por no hacerlo.
El timbre sonó y mis compañeros no tardaron en llegar. Incluidos, Julián y Agustín, que ahora también era parte del curso.
Julián se sentó a mi lado, lo cual me pareció extraño, pensé que se sentaría con Agustín.
Él se sentó adelante, con Emma, un chica muy tímida.
-¿No te vas a sentar con él?- le pregunté despacio.
-No... ¿por?- dijo mirándome extrañado.
-¿Estudiaste?- pregunté, sabía que algo raro había detrás de esto.
-Obvio- respondió sacando sus cosas.
Mentía, odiaba conocerlo tanto.
-Ya se porque estas aca- sonreí.
Rió, yo imité su acción y saqué mis cosas también.
-Agustín- lo llamó.
-¿Qué pasa?- se dio vuelta.
-¿A vos te toman el examen?- le preguntó.
-No creo, me dijeron que había pero no estudié, soy nuevo, no me lo van a tomar- dijo dándose vuelta.
Con Julián nos miramos.
Se lo iban a tomar, esta profesora era una de las más exigentes.
-¿Le decimos ahora?- pregunté.
-Ya es tarde- dijo mirándo hacia la puerta, donde estaba la profesora hablando junto al director y alguien más.
-Es su fin- dije mirándolo.
Julián se quedó callado unos segundos hasta que habló.
-¿Te molesta si le digo que se cambie con vos y lo ayudas?
Lo miré sorprendida, ¿enserio lo decía? Él tampoco sabía mucho que digamos.
-No... ¿pero vos?- le pregunté.
-Quizás algo me acuerde... yo vine a las clases y vos me explicaste un poco el otro día un par de temas, ¿te acordas?
-Si, pero es más que eso, Julián.
-Ya se, pero él ni siquiera sabe nada- insistió.
-Esta bien, decile- respondí no muy convencida.
Dudaba que apruebe, y si no lo hacía su padre lo mataría. Pero aún así me parecía linda su actitud.
-Psss, Agustín, pss- lo llamó nuevamente.
Él se dio vuelta, esperando una respuesta.
-Agarra tus cosas y veni con Malena- le ordenó.
-¿Por qué?- preguntó sin entender.
-Hacelo- levantó la voz.
Julián agarró sos cosas y salió por detrás mío.
Agustín se levantó y se sentó en el lugar que hace momentos ocupaba Julián.
-¿Por qué quiso que venga para aca?
-Te va a tomar la prueba y yo te voy a ayudar.
-¿Qué? No, no me la va a tomar.
-Te la va a tomar, no conoces a esta profesora.
-Pero Julián me dijo que se sentaba con vos porque...- lo interrumpí.
-Si pero decidió cambiar de lugar- dije con una tono de... ¿orgullo?
-¿Enserio?
-Si... es genial- sonreí.
Él también lo hizo.
Julián se dio vuelta, y nos guiño el ojo.
Al ver que la profesora tardaba, se volvió a dar vuelta.
-¿Querés que te explique algo más?- le dije agarrando los apuntes que había dejado debajo del banco.
-¿Podes?- preguntó frunciendo el seño.
-Si, tonto- le sonreí.
Le comencé a explicar un par de cosas, que por suerte las había entendido bien.
Julián era inteligente, solo era muy vago.
A penas la profesora entró, todo el curso quedó completamente callado.
Julián se dio vuelta rápidamente y yo guardé los apuntes.
Saludó y comenzó a repartir los exámenes, en completo silencio.
Al llegar a nosotros, se detuvo.
-¿Y usted? Veo que es nuevo... ¿estudió?- dijo sería, me causó escalofríos. Daba miedo.
Le di un codazo a Agustín para que respondiera.
-Si...- tartamudeó.
-Eso espero- le entregó el exámen.
Los tres nos miramos, Julián y yo reimos por lo bajo al ver la cara de Agustín.
Unos segundos más y la profesora nos autorizó oficialmente a comenzar el exámen.
Salimos al recreo riendo.
Por suerte había salido todo "bien". Y con eso me refiero a que no nos habían visto mientras yo le pasaba las respuestas a Agustín.
A Julián dentro de todo le había ido bastante bien, quizás y con suerte llegaba al siete. Algo es algo.
-Chicos, yo tengo que ir a dirección a completar algo si no me equivoco... nos vemos- dijo Agustín mientras Julián y yo nos sentabamos en uno de los bancos del parque.
-Uh... ¿te acompañamos?- dijo Julián.
-No, tranca- dijo dándose media vuelta para luego irse.
Lo observamos hasta que desapareció por completo.
-Gracias por ayudarlo- escuché la voz de Julián y luego sentí posar su mano en mi rodilla.
-No fue nada- sonreí.
Un silencio incómodo nos invadió.
Su mano seguía en mi rodilla, poco a poco la fue sacando y eso lo hizo más incómodo.
-Eh... voy a comprar, ¿querés algo?- preguntó levantándose.
-Eh... no, gracias- respondí nerviosa.
Me miró y luego se fue.
Eso había sido realmente incómodo.
Era más que obvio que esto era por lo que había sucedido de ayer. Era la única razón para que ambos estuviéramos así.