Capítulo 8: Bienvenido.

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Durante la hora de la cena, ni Ema ni Yusuke se presentaron, lo cual hizo molestar a Ukyo. Le irritaba el hecho de que Ema prestase más atención al pelirrojo que sobre él, la autoridad de la casa —claro, exceptuando a Masaomi—. Los hermanos que se encontraban en casa y subieron a cenar se hacían la misma pregunta— ¿Dónde están Ema y Yusuke?

—Tuve una breve discusión con Yusuke y se fue, ya sabrán lo que sucedió con nuestra hermanita—dijo sin pelos en la lengua el rubio, el cual no se veía para nada arrepentido del regaño que causo tal reacción.

Louis, el cual se encontraba más cerca de Ukyo hizo una mueca de confusión.

— ¿Breve? Si hubiese sido algo breve no habría causado tal reacción de Yukkun—comentó, tomando un sorbo de su vaso de agua. 

—Louis-nii tiene razón, aunque bueno, para Ukyo-nii si las cosas no tratan sobre él entonces no son importantes—Ukyo miró con reproche a Iori, el cual ignoró por completo el regaño que no tardó en llegar por su parte. 

El resto miraron impresionados la escena, sabían que Iori de por sí no se llevaba bien con los mayores, con todos en general, pero de ahí a que defendiera a Yusuke ya era algo extremadamente raro. 

«Se ve que quiere llevar la delantera» Pensaron la mayoría, pero ni una sola palabra salió de sus bocas, argumentar a favor de Yusuke no estaba en sus planes. Y que Iori adquiriera puntos a favor, mucho menos.

La noche transcurrió tranquila para los hermanos, y para Yusuke y Ema, igual. Al separarse de Masaomi con la vaga excusa de que Ema olvidó comprar unos materiales para el instituto, lo único que hicieron fue divagar por las calles hasta encontrar una tienda, en donde pararon un rato y compraron algo para cenar. 

Mientras que Yusuke se preparaba un ramen picante, Ema iba soltando preguntas que incomodaban al pelirrojo por alguna razón.

— ¿Estás seguro que no has hecho nada extraño con Fuuto-kun?

—Por octava vez, no, y si lo hubiera hecho ya te lo hubiera dicho—respondió con pesadez Yusuke.

Ema suspiro con desgane— Es que, es demasiado raro que esté tan insistente en hablar contigo. Y que sea sólo en el instituto es aún más extraño—la castaña miró al pelirrojo, el cual se encontraba más despistado que ateo en una iglesia, meneando los tallarines con sus palillos—¡Yukkun!—protestó, lanzándole el ticket arrugado. 

— ¡Ouch, oye te estoy escuchando!

— ¡Entonces haz que parezca!

— ¡Bien!—tomó una bocanada de aire, y mostró un par de expresiones que daban a entender que no sabía cómo empezar con el tema—Escucha, si sólo me habla en el instituto y no en casa, puede significar que no quiere que en casa escuchen nuestra conversación. (N/A: El equipo de investigación de Criminal Minds se queda pendejo al lado de Ema y Yusuke xd).

Ema frunció el ceño—Agh, todo es tan raro, ¿De qué querrá hablar Fuuto-kun que no quiera que nuestros hermanos se enteren?

Yusuke se encogió entre hombros, y dando por finalizado el tema, Ema comentó acerca de lo delicioso que era comer en una tienda de convivencia. Empezaron huyendo de Ukyo y terminaron hablando de Fuuto, sin duda alguna divagaban demasiado en ciertos temas.


Al día siguiente Ema y Yusuke se saltaron el desayuno, Ema tenía limpieza y Yusuke, Yusuke no quería pasar el desayuno con el resto de sus hermanos así que huyó con la excusa de que era demasiado temprano para que Ema fuera sola al instituto.

—Eso sonó machista—se burló Sun Hee, al encontrarse con Ema y Yusuke en la entrada del instituto.

—No tuve opción —se quejó el pelirrojo de vuelta, abriéndoles la puerta del aula. 

—Pudiste decir que un profesor quería hablar contigo.

— ¿Estás loca? De tal modo habría venido escoltado por uno de ellos para revisar que ese algo que el profesor quería hablar conmigo, no era algo malo. 

—Como los compañeros en primer grado—comentó Ema de la nada. 

Yusuke y Sun Hee la miraron.

— ¿Los gemelos?

—Mellizos, en realidad—corrigió Ema. 

— ¿Qué tienen que ver?—preguntó Sun Hee.

—Ya sabes, su madre era soltera, y siempre que sus hijos sacaban mala nota venía a quejarse de porqué.

—Pese que ellos eran los que nunca hacían nada en clase—agregó Yusuke, Ema asintió. 

—No pues sí, quizá eres el tercer hijo de esa familia, Yukkun—comenzó a reír Sun Hee. 

Yusuke la miró molesto. 

Ema se separó de ambos rodando los ojos, tenía que hacer limpieza y ese par lo único que harían sería quitarle valioso tiempo. Poco después, Imai hizo acto de presencia y de igual manera, al escuchar la historia de los mellizos, preguntó que si esa mujer no habría dejado resagado a Yusuke de pequeño en el centro comercial. 

—Lo único que tenemos en claro—habló Sun Hee seria de un momento a otro, Yusuke e Imai la miraron—Es que si un día viene la policía buscando a un cabeza de volcán se lo devolvamos pacíficamente sin que Miwa se dé cuenta—se cruzó de brazos asintiendo, la miraron incrédulos. 

—Bueno ya, te estás tomando esto demasiado en serio. 

—Sí—apoyó Imai—Además si eso pasara sabemos perfectamente que a Miwa hasta le daría placer devolver a Yusuke.

Yusuke giró al instante, mirándola de mala manera—Gracias Imai, por el apoyo. 

—De nada.

Las clases siguieron de lo más normal, los chicos habían decidido irse juntos, pero inesperadamente llamaron a Yusuke del equipo de fútbol. Tenían que ponerse de acuerdo con el próximo partido y los entrenamientos, era su primer partido contra una universidad, así que tendrían que dar lo mejor de sí, y Yusuke más que nadie sabía eso. 

«Es la universidad de Iori-nii» pensó de camino a casa «Seguramente él esté ahí». Suspiró revolviéndose el cabello. 

Si tan sólo Subaru no lo hubiese mencionado esa noche durante la cena, no tendría el pendiente de si los chicos estarían ahí el día del partido. 

«Maldito intento de basquetbolista» chistó la lengua, pateando una piedra. 

Yusuke cruzó la entrada al patio trasero, estaba ya algo oscuro y la iluminación era escasa, las pocas luces que salían de la casa le dejaban entre ver el perfecto jardín. 

Y un poco del rostro de cierto chico con el cual se estaba encontrando bastante seguido últimamente.

—Ah, Yusuke—murmuro, para luego sonreír suavemente—Bienvenido.

Frunció el ceño, cada vez que Iori le dirigía la palabra, se sentía tan honesto que empezaba a olvidar que odiaba a sus hermanos.

O bueno, quizá él era una de las excepciones.

Y era confuso.

Iori lo confundía.

Disappear [Brothers Conflict] [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora