El laboratorio estaba en una zona secreta, y lo que se hacía en él era aún más secreto.
Un integrante de la seguridad del laboratorio llevaba a Mark en una camioneta negra. Como el conductor apenas había hablado, Mark miraba el paisaje que iban atravesando, y cada tanto se preguntaba: “¿En qué proyecto se habrá metido John? Ese loco…”.
Doblaron en un camino de tierra, y en el costado derecho de este se hallaba un bosque sombrío rodeado por una valla electrificada.
Mark era paleontólogo, pero también tenía otra gran pasión, la caza. Y al ver aquel bosque no podía evitar especular sobre si allí habría presas: “Una valla eléctrica, ¿qué tendrán ahí?”.
Siempre con el bosque a la derecha, tomaron otro camino, y un poco más adelante empezó a crecer la fachada del laboratorio. El edificio no era muy grande, por lo que Mark sospechó que parte de él debía hallarse bajo tierra. Cuando bajó del vahículo un hombre salió a recibirlo:
- Doctor, espero que su viaje haya sido agradable. El doctor John lo espera adentro. Acompáñeme.
- Gracias. Bonito bosque tienen -comentó Mark, con la intención de averiguar si era propiedad del laboratorio, algo de lo que estaba casi seguro.
- Sí, es un bosque… bonito, sí -afirmó extrañamente el hombre.
“¿Para qué quieren un bosque estos? Ya no tengo ganas de cazar ahí”, pensó Mark.
John era un viejo amigo de la universidad con el cual casi había perdido contacto. No fue poca la sorpresa de Mark cuando su viejo amigo lo llamó y lo invitó a ver un proyecto científico del cual era el encargado. Eso era lo único que sabía, porque no le había dado más detalles, y para aumentar el misterio le había pedido que no se lo dijera a nadie.
Ahora Mark sentía mucha curiosidad. Siguiendo a quien lo recibiera atravesó un corredor de techo muy alto. En el corredor iban y venían personas vestidas de blanco, y todos tenían identificaciones colgando en sus uniformes. Llegaron a una habitación donde había trajes de esos que usan cuando hay un peligro biológico o químico. Allí tuvo que despojarse de sus prendas y ponerse uno de los trajes. Luego pasó a una zona de descontaminación, y de allí a otro corredor, este solitario, más nadie caminaba en él. Tomaron un ascensor que bajó una altura aproximada a unos tres pisos. Nuevamente otro corredor, este muy corto. Finalmente alcanzaron una sala, y allí estaba John, que también tenía puesto un traje. Los dos amigos se acercaron y John fue el primero en saludar.
- ¡Mark! ¿¡Cuánto tiempo ha pasado!? ¡Ah! Pero veo que para ti no parece tanto, no has cambiado, es más, luces más robusto, en cambio yo… ya ves.
- John, que gusto. Sí, me mantengo, es que mi trabajo está en el campo.
- ¿Sigues cazando?
- Siempre que tengo tiempo.
- Que bueno. Vamos a lo que te traje, pero primero, lo que veas aquí no puedes hablarlo con nadie, ni decir dónde está este laboratorio. ¿Tengo tu palabra?
- Ya te la di. Si desconfías, ¿para qué me invitaste?
- No es eso, creo en ti, lo que pasa es que la investigación es secreta. Vamos, te voy a mostrar.
Alcanzaron una puerta y John la abrió poniendo su mano sobre un escáner y luego digitando algo.
Entraron a una habitación enorme donde había otra gente. En medio de la habitación, tras unos gruesos cristales se encontraba una especie de terrario lleno de plantas. Enseguida Mark notó que había algo allí, y se sintió observado.
- ¿Qué tienen ahí? Supongo que no son gusanos de seda -le preguntó Mark.
- Primero quiero hacerte una pregunta: ¿Te gustaría que los dinosaurios volvieran a caminar sobre la tierra?
- En un mudo ficticio, sí, en la realidad no, aunque sería grandioso ver uno.
- ¿No te gustaría que volvieran?
- No creo que sea posible, ni que sea conveniente.
- Francamente, me sorprendes, no esperaba una respuesta así. Déjame mostrarte que estás equivocado. Rodeemos esto. Él siempre está oculto. Las plantas son artificiales. Lo tenemos ahí para que se sienta mejor en ese medio.
- No, no puedo creer que tengas un dinosaurio ahí.
- Ve y cree.
Las plantas que se hallaban contra el vidrio se agitaron, y apareció una criatura de más de un metro de alto. Mark retrocedió un paso; John sonrió triunfal.
- Ahí está -dijo John-. De la ciencia ficción a la realidad. ¿Aún piensas que no es posible?
- Sí -afirmó Mark; John volteó hacia él, asombrado -. Eso no es un dinosaurio. Nunca vi un fósil igual a esa cosa.
- Está bien, no es exactamente un dinosaurio que halla existido, pero después de este lo conseguiremos, estoy seguro.
El animal estaba erguido sobre sus dos patas traseras, pero su posición era más vertical que la de los dinosaurios conocidos, su hocico era más corto, y a no ser por una larga cola que tenía, aquello se parecía más a un ser humano monstruoso que a un dinosaurio, pues sus brazos eran largos y musculosos. Sus ojos delataban inteligencia, y examinó a Mark de pies a cabeza; a John ya lo conocía.
- ¿Cómo obtuvieron esta cosa? -le preguntó Mark.
- ¿Esta cosa? Vaya, creo que invité al tipo equivocado. No creo que merezcas más explicaciones. Discúlpame si sueno algo brusco. Me sorprendió tu reacción. Que situación, no me esperaba esto…
- Bien, me marcho entonces.
- Me equivoqué al invitarte, fue mi culpa. No esperaba esto de ti.
- Lo siento, solo soy franco. Esa cosa es un monstruo, no un dinosaurio.
Y allí terminó el encuentro de los dos amigos. Mark desanduvo el laberíntico laboratorio, volvió a ponerse su ropa, y ya afuera subió a la misma camioneta.
Cuando se alejaba del lugar tuvo un presentimiento terrible. Presintió que iba a recorrer aquel bosque, y que no iba a estar solo.
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Historias Cortas
Fiksi IlmiahHistorias cortas muy interesantes intrigantes y algunas no tan cortas obras como. Un Mounstruo (Una nueva Historia Cada dia) [[Spoiler]] ''El laboratorio estaba en una zona secreta, y lo que se hacía en él era aún más secreto. Un integrante de la s...