Love me like you.「Yoonmin」

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LOVE ME LIKE YOU.

Park Jimin había perdido la cuenta de cuantas citas ha tenido para olvidar a Min Yoongi, y así mismo perdió la cuenta de cuantas citas han sido en vano.

Mientras el rubio bebía de su malteada de fresa se preguntó si Namjoon era el definitivo, pero a medida que lo pensaba solo podía mirar a su ex novio, que se encontraba al otro extremo de la habitación.

―¿Te gustaría algo de comer? ―preguntó Namjoon con la necesidad de romper el insistente silencio que Jimin ha decidido mantener por más de 5 minutos―. Luego de esto podríamos dar una vuelta en mi auto y te dejo en tu apartamento.

Min Yoongi no tenía auto, y Jimin no lograba comprender porque su cita presume tanto su vehículo como si eso significara que pudiese manejarlo a su parecer o que pueda ir a largos recorridos. Lo que tampoco lograba comprender era porque prefería, mil veces, estar sentado en el asiento trasero de la motocicleta negra de su ex pareja, mientras compartían auriculares que se solían enredar en el único casco que tenía Yoongi y que este prefería dárselo a él; a estar sentado en el asiento de pasajero del auto de Namjoon mientras escuchaban música a través de la radio sin tener la necesidad de agarrarse de la cintura ya que no era válida la excusa de los baches en la carretera.

―Quiero una hamburguesa con unas papas fritas pequeñas ―responde Jimin, sin apartar su mirada de aquellos ojos felinos que no se fijaban en él, a la par que sacaba algunos billetes de su bolso.

―No hace falta, yo invito ―le responde su cita mientras va a la barra a hacer los pedidos.

Yoongi y Jimin se repartían los gastos. O en algunas ocasiones uno gastaba si el otro no tenía dinero, pero con Namjoon no funcionaba así. Ellos dos van en su tercera cita y en ninguna Jimin ha gastado un won, no entendía si lo hacía por caballerosidad o por una tonta necesidad de demostrarle a Jimin que es un hombre maduro que trabaja y tiene su propio dinero como si eso pudiera comprar su amor. Jimin quería volver a la época donde su ex pareja y él jugaban para ver quien pagaba la cita para que al final la pagaran entre los dos.

Jimin comenzó a jugar con el borde de la chaqueta que Namjoon le había prestado ya que él había cometido la burrada de ir desabrigado. Empezó a girar cada botón de la chaqueta que era dos tallas más grandes que la suya y su mente solo repetía que son mejores las cremalleras que hay en las chaquetas de Yoongi a diferencia de los estúpidos botones.

Namjoon volvió luego de haber pedido la hamburguesa de Jimin y un plato de carne para él.

Namjoon iba al gimnasio y tiene un cuerpo bastante ejercitado, pero a Jimin no le agradaba la idea de tener un novio tan musculoso, prefería a alguien que tuviera los brazos de contextura normal, con un poco de barriga y, si no era mucho pedir, que se llamara Min Yoongi.

―Finalmente, decidieron darme el contrato de composición a mí ―finalizó Namjoon lo que sea que estuviera diciendo.

Si hay algo que Jimin no tenía punto de comparación entre Yoongi y Namjoon era sobre lo que tenían de empleo, pues ambos se habían graduado de composición musical en la misma generación, en cambio Jimin se había graduado (un año después) de danza, y aun así prefería crearle coreografías de R&B a las canciones que Yoongi componía en vez de hacerlo con las canciones de Namjoon (cosa que aún no había sucedido pero Jimin esperaba que no sucediera nunca)

―Eso es genial, Namjoonie hyung ―lo felicitó Jimin recibiendo a cambio un beso volador por parte de su acompañante.

Los besos. Algo importante de una relación, en lo que Namjoon no lograba satisfacerlo. A punto de vista de Jimin, Namjoon besaba bien, pero no lograba alinearle las estrellas para hacerle sentir el universo en los labios como Yoongi lo hacía. Jimin nunca lograría saciarse de Min Yoongi.