Daddy's Girl《 Lee Taeyong 》

LIII

- No puedo creer que me lo ocultaras Rose - dice alzando un poco la voz mirándome desde arriba por su gran altura mientras yo estoy sentada en el sillón con la vista en sus pies que por cierto estaban cubiertos por unos calcetines de Dolce Gabana, tenía que ser Taeyong - ¿No tienes nada que decir?

- Lo siento -

- Está bien, te perdono pero no lo entiendo - mueve los dedos de sus pies mostrando su desesperación hacia mi

- ¿Qué querías que hiciera? No es algo que me enorgullezca. No voy por la calle diciendo "Oh hola, mira pues sufro de ligeros ataques de bipolaridad y ansiedad, y eso también me provoca un cambio de actitud muy drástico"

- No me refiero a eso -

- No te dije porque pensé que no querías una carga más aparte de NCT, soy difícil de tratar por eso mi mamá prefirió dejarme un departamento

- ¿Pero por qué no me dijiste antes? - golpea el piso con su pie derecho

- ¿Qué? ¿Acaso nunca hubieras dado el siguiente paso? ¿Te arrepientes ahora? - me paro de golpe del sillón y lo encaro tratando de estar a su altura - Si es así, pues bien. Me iré pero primero deja que me establezca bien en un trabajo, te pagaré todo lo que me diste, todo - recalco la última palabra y suspiro - Me retiro primero, con permiso - me alejo, tomo un banquito de la cocina y me dirijo al balcón, me siento en el banquito y saco mi paquete de cigarros Dunhill (Switch) de la bolsa de mi saco, rebusco en la bolsa buscando mi encendedor teniendo un fallo en mi búsqueda, me adentro en el departamento y veo a Taeyong sentado en el mismo lugar que ocupe en nuestra pelea, con la cabeza entre sus manos y sus codos apoyados en sus rodillas, lo ignoro y busco mi encendedor en la mesa de centro de la sala pero no lo encuentro, busco en el sillón sin acercarme a Taeyong pero él al parecer ya sabe que busco

- ¿Buscas esto? - me muestra mi encendedor con efecto holográfico en su mano derecha

- Si, ¿Me lo puedes entregar? Por favor - extiendo mi mano para que ahí ponga mi encendedor pero lo único que pone en mi mano, es un beso

- Deja el cigarrillo - dice mirando mi mano izquierda con el cigarro y vuelve a besar mi mano

- Lo necesito ahora Taeyong - digo desesperada sintiendo mis extremidades incómodas, con necesidad de relajación

- Por favor Rose, te hace mal - me mira pidiendo disculpas con sus bellos ojos

- No es así de fácil Taeyong - exploto al recordar la primera y última vez que traté de dejar el cigarrillo - Con sólo decirlo no va a suceder, eso que pides es un proceso muy difícil y doloroso, donde no puedes saciar tus ansias de relajación, donde tienes que encontrar un pasatiempo para distraerte, pero aparte tienes que sufrir el dolor que se provoca en tu garganta al no sentir el humo, y lo necesito ahora

- Podemos buscar ayuda - toma mi mano y la aprieta ligeramente tratando de darme seguridad y/o tranquilidad

- ¡Dame el maldito encendedor, Lee Taeyong! - me mira sorprendido pero aún así vuelve a negarse a darme el encendedor, tomo mi mochila que se encuentra a lado de él y saco otro encendedor, le sonrío y vuelvo a mi asiento en el balcón, enciendo mi cigarro y le doy una calada, cierro el ventanal que separa el departamento del balcón, subo mis pies al barandal y le doy otra calada, retengo el humo unos segundos y lo suelto, hago lo mismo por aproximadamente una hora mirando el ciello estrallado y las calles llenas de carros, las banquetas llenas de personas y mascotas, mi vista llena de luces hermosas y mi vida llena de desastres.

Cuando me termino el cigarro, lo apago y lo meto en la cajetilla, me quedo mirando a la nada hasta que escucho el ventanal abrirse dejando ver a un Taeyong con una manta en mano y una sonrisa tímida 

- Es una noche fría - me cubre con la manta y se sienta en el pequeño sillón de alado

- ¿Y tú? ¿No traes nada para abrigarte? - aprieto la manta en mis manos

- No tengo frío - cruza los brazos y me sonríe - Rose, siéntate a mi lado

- Estoy bien aquí -

- No, ven por favor - me hace un puchero y solo con eso sirvió para caer ante él, me siento a su lado y al instante él me abraza - No quiero que te vayas - empieza a  llorar en mi hombro, lo cubro con lo que sobra de la manta haciendo que se acerque más a mi y me apriete en el abrazo - En esta hora que no estuviste a mi lado fue una tortura, no sentir tu calor, tus pucheros, tus quejas y tus besos, me mataba. Perdón por enojarme contigo, pero ni siquiera me enojé contigo, fue conmigo por no haberte tratado como debía desde que nos conocimos, debiste haberme dicho para tratarte mejor -

- No hace falta, me trataste bien y fuiste comprensivo -

- No te vayas de mi lado - pone su mano en mi barbilla para que lo mire, y ahí es cuando me doy cuenta de que es tan puro, tan hermoso para alguien tan tóxico  como yo, pero ¿Qué puedo hacer? Él quiere tenerme a su lado y yo no me voy a negar a su deseo, no aguantamos más la mirada y nos besamos lentamente, disfrutando hasta del más mínimo contacto del otro