Cada uno de mis pasos crea abismos donde se gestan luciérnagas. El amor, después de cambiar en miel la médula de mis huesos, convertido en sangre celeste, inunda la tierra, trepa por los troncos de los árboles y surge en esplendentes gritos florales, flores que se hacen frutos y frutos que devienen pájaros. A través de ellos invado el cielo y más allá de él, hacia los cuatro pliegues del cosmos, viaje abisal que se disuelve en la cegadora luz de la muerte. Limpio de todo límite, sin identificación, sin espectador ni imagen de espejo, convertido en una mano luminosa, abro la tumba de la resurrección.
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La vida es un cuento
Random《Los cuentos me salvaron de morir cuando era niño. [...] Mi padre me llevaba a la pequeña biblioteca de los masones ingleses que trabajaban en la fábrica de electricidad. Allí empecé a leer cuentos, Grimm, Perrault... Y, más tarde, con seis años, Pa...