Todos los días antes de que el sol descienda, unos cantos muy hermosos empiezan a sonar a lo largo de todo el pueblo de KellFra.
Niños, adultos, ancianos e incluso los jóvenes de malos gustos empiezan a cantar estos fascinantes cantos hasta que el sol desaparezca como una estrella fugaz; poco después de que los cantos hayan cesado, los pueblerinos continúan con su misma rutina nocturna.
Agricultores, carpinteros y gente con valores, es lo que se puede encontrar en este pequeño pueblo que se ubica perdido entre las grandes montañas de las cordilleras peruanas. Por supuesto los mitos e historias urbanas también son de costumbre aquí; cabe añadir que el mito que siempre es hablado en KellFra es acerca de los posibles orígenes de estos fascinantes cantos. Muchos creen que los espíritus de las montañas son las que cantan estas melodías, otros aseguran que son producidas por los choques de los vientos del este con las gigantescas montañas; sin embargo, ninguna de estas dos ideas es concisa.
A pesar de que todo el pueblo, desde el más pequeño hasta al más anciano, muestran un gran interés en aquella melodía, ninguno de ellos está dispuesto en averiguar las verdaderas causas por la falta de valentía y voluntad; debido a que, averiguarla significaba entrarse a las gigantescas montañas empinadas que alberga todo tipo de riesgos, como los ataques de animales feroces o de insectos letales. Por lo tanto, para la mayoría de los pueblerinos es mejor que continúe siendo un misterio.
Sin embargo, sin que nadie se lo imaginara, en el transcurso del mes de Octubre algo extraño empezó a suceder. Los atardeceres se volvieron silenciosos, pues aquella hermosa melodía había dejado de sonar. La gente angustiada estaba; puesto que, nunca antes había ocurrido algo similar. Aunque la mayoría pensaron en lo peor, otros solo no le dieron importancia y así poco a poco con el tiempo, todos se fueron despidiendo silenciosamente de los magníficos cantos del atardecer. Sin embargo, lo que no sabían ellos, era lo que les esperaba a sus mañanas.
Con el pasar de los meses los animales se morían, la madre tierra no producía y lo peor de todo, las ganas de trabajar se perdían; como resultado, el pueblo de KellFra se vio en la necesidad de buscar rápidamente una solución.
Cuando el día de la asamblea anual de KellFra llegó, todo el pueblo estaba reunido a la espera de las sabias palabras del alcalde. Mientras que él se preparaba para su discurso, un hombre encapuchado con dos perros al costado se acercaba lentamente al pueblo. Tan pronto el sol se ocultó, el alcalde apareció y con una mirada baja se presentó ante todos.
¡la cuadragésima quinta asamblea anual ha empezado ¡- gritaban la gente.
Los temas de tratar fueron varios y aburridos como de costumbre, pero como era de esperar la asamblea solo se enfocó en los problemas que han estado afectando a todo el pueblo. Cuando el alcalde estaba a punto de hablar, entre la multitud un hombre robusto de aspecto raro apareció causando una gran intriga entre todos los que estaban a su alrededor. Ninguno podía dejar de mirarlo, incluso para algunos su forma de vestir se le hacía un poco familiar, pero nadie decía nada. Luego que el hombre se acomodara en el patio principal, donde se encontraba el alcalde, empezó a reír como nunca nadie se haya reído antes y cuando todas las miradas se enfocaron totalmente en él, poco a poco dejaba de lado a la risa para así poder mantenerse firme ante todos. Poco después, él se mantuvo en un inmenso silencio. Pasaron 10 segundos de un silencio abrumador creando una atmósfera de tensión, pero todo eso repentinamente se desvaneció con la siguiente conversación:
- Disculpen creo que me he perdido, ¿alguien me podría decir cómo llegar al pueblo donde cantan las montañas? - preguntó aquel hombre con una gigantesca sonrisa.
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KellFra, La Promesa del Puente
AdventureLa historia es plasmada en un pequeño pueblo del altiplano peruano llamado "KellFra", donde es conocido por unos misteriosos cantos que son escuchados todos los días cuando el sol empieza a descender. Cantos que son admirados por todas las personas...