Capítulo 3: El primer paso
Un silencio casi completo, solamente roto de cuando en cuando por alguna pelea de las bestias que habitaban la tierra, reinaba en la ciudad de Torrejón de Ardoz. De repente, un ruido sordo, estridente, que las criaturas desconocían por completo, hizo acto de presencia. Poco a poco iba en aumento, procedente del sur, hasta que, en el cielo, pudieron divisarse dos siluetas, que un ser humano hubiera identificado como aviones. Un C-130 Hércules y un Airbus A-350 se aproximaban a gran velocidad a la ciudad.
Toda una suerte de bestias voladoras, de distintos tamaños y especies, cada cual más mugrienta, sanguinolienta y asquerosa que la anterior, batieron sus alas y se lanzaron contra los dos aviones que se acercaban, pero no contaban con un contraataque. Los dos MiG-31 que acompañaban a los aviones de transporte entraron en acción, causando serias bajas entre las filas de los mutantes, pero no las suficientes. Las más pequeñas burlaban el ataque de los dos cazas, y terminaban por intentar estamparse contra los cristales de los aviones. La mayoría explotaba en una nube de vísceras que se repartía a los cuatro vientos cuando el piloto, con una maniobra milagrosa, evitaba que atravesaran el cristal de la nave, y se estampaban contra el fuselaje.
-¡Maldita sea, es cuestión de tiempo que uno de esos cabrones acierte! -gritó el piloto, haciendo caso omiso de los tropecientos pitidos de emergencia que salían del cuadro de mandos-
-¡Cállese y pilote! -gritó el militar que había a su lado-
Los dos aviones lograron, a duras penas, colocarse en la ruta de aproximación a las dos pistas de aterrizaje que sabían que estaban libres. Cuando iniciaron las maniobras para aterrizar y apenas quedaban unos pocos metros para tocar tierra, ocurrió lo inevitable; lo que otrora fuere una paloma fue a parar a uno de los motores del A-350, destrozándolo irremediablemente. La tragedia solamente fue evitada por los reflejos felinos del piloto, que consiguió mantener estable el avión hasta tocar tierra, con tanta fuerza que las ruedas de los trenes de aterrizaje estuvieron a punto de reventar. El piloto accionó los frenos, que trabajaban al tope de su rendimiento, incapaces de parar la mole de más de doscientas toneladas. Finalmente, cuando apenas quedaban diez metros de pista, el avión se detuvo por completo. Mientras todos se paraban a respirar sin creerse que seguían vivos, decenas de bestias comenzaron a impactar contra los laterales de la nave. Todos se levantaron como accionados por un resorte, siguiendo el plan que se había trazado desde un primer momento. La primera unidad de soldados sacó el generador de su caja, y llenó el depósito de combustible diésel, mientras la otra unidad se apostó en la puerta. Gareth sacó dos de sus pequeños ingenios, y los conectó a la corriente del generador que ya estaba arrancado y llenando la estancia de humo. Cuando el virólogo dio la señal, los soldados abrieron la puerta y Gareth encendió los aparatos.
Lo que un día fue una paloma, entró por la puerta cuando se abrió, estampándose contra la pared del lado opuesto. Cuando Gareth encendió los aparatos, empezó a desgañitarse, y fue volando tan lejos como pudo, expulsando por el camino los pinchos que había adquirido como consecuencia de la mutación, alcanzando a un par de soldados que cayeron al suelo entre gritos y expresiones de dolor. Entonces, el atronador ruido de las bestias golpeando los laterales de la nave fue sustituido por miles de gritos de dolor, y cientos de bestias huyeron tan rápido como sus alas se lo permitieron. Todo el mundo estalló en vítores hacia Gareth, mientras un médico atendía a los dos soldados caídos y otro abatía al bicho antes de que tuviera oportunidad de causar más daños.
-¡Ha funcionado, eres un maldito genio, sucio inglés! -gritó Petr aplastando a Gareth en un abrazo de oso polar-
El plan siguió su curso; las unidades que iban a bordo del Hércules, que obviamente tenían bastante más fácil eso de salir del avión, fueron a por una escalera para dejar que la tripulación del A-350 bajara a tierra. Todo el mundo cumplía con las tareas que le habían sido asignadas en el más absoluto silencio, únicamente hablando para lo que era necesario. El ánimo y la alegría de unos instantes atrás, habían quedado congelados y aparcados para más tarde. Sabían que era un hecho histórico, era el principio de la recuperación de la tierra y eran ellos los que estaban haciendo historia, pero también sabían, por lo que Gareth había informado, que con toda seguridad alguna de las especies que antes poblaban dócilmente la tierra habría perdido la capacidad auditiva y, por lo tanto, no tardarían en aparecer unas cuantas decenas de mutantes dispuestos a merendárselos sin ningún miramiento. Para cuando eso pasara, ya tenían que haberse atrincherado en un pequeño puesto improvisado, desde el que tendrían que destruir a las bestias y proteger el generador.
Las invitadas al baile, no se hicieron esperar. Apenas veinte minutos después de tomar tierra, aparecieron saltando las vallas de la base aérea, y acercándose a una velocidad vertiginosa al relativamente pequeño grupo de soldados que, temblando de terror pero firmes, les esperaban en sus puestos.
La especie en cuestión era la bestia más aterradora que Gareth había visto en su vida, y con diferencia: Por el aspecto, a primera vista, parecía que antes era alguna especie de perro bastante grande, probablemente un mastín, pero de eso lo único que quedaba era el hocico. Había multiplicado su tamaño hasta compararse con un caballo, y desarrollado una musculatura que se podía ver por debajo del pelaje, en todos los casos blanco como la nieve salvo por algo de suciedad y manchas de sangre. Las fauces de las bestias eran gigantescas, aterradoras, culminadas por encima por dos ojos de un color amarillo intenso pero sin orejas. Lo que antes eran dos orejas, ahora eran dos cuernos de tamaño descomunal, pero sin ninguna utilidad en concreto, ya que eran curvos hacia el lomo de la bestia. Pero sin duda, más aterradoras que sus fauces eran sus zarpas; habían multiplicado por seis su tamaño, ganando también unas uñas largas y afiladas, tan duras como el acero, que se clavaban en el suelo a cada zancada de las bestias, haciendo pequeños agujeros a su paso.
Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, un sargento dio la orden de abrir fuego. Los fusiles de asalto cobraron vida con su ruido atronador, e incluso alguna ametralladora pesada tronó por encima de estos. Las bestias comenzaron a caer a pares, cayendo peligrosamente cerca del grupo y dando algún que otro susto a un soldado algo distraído que por poco pierde una pierna entre las fauces de una de las bestias heridas. Media hora después, cuando apenas cinco soldados todavía tenían munición para sus fusiles, lo que antes era un chorro imparable de mutantes quedó reducido a un simple goteo, únicamente dos mastines aparecieron en la siguiente media hora, y el sargento dio orden de romper filas, colocando cuatro centinelas por si tenían alguna visita inesperada.
La próxima parte del plan era apartar el Hércules y los MiG de la pista de aterrizaje, ya que el A-350 había quedado inutilizado y de poco servía. Descargaron el contenido de los aviones y, mientras montaban el campamento base, llegó el A-350 que procedía de Gurek 17, que pudo aterrizar y apartarse sin mayores contratiempos. En apenas un par de horas, la base aérea había sido transformada en un complejo militar fuertemente protegido, con los medios suficientes para poder sobrevivir durante una larga temporada una vez que comenzaran a saquear los centros comerciales llenos de víveres que había alrededor. Por suerte, los depósitos de combustible de la base estaban llenos a rebosar, de modo que tenían movilidad de sobra para recuperar territorio de las manos de las bestias.
Apenas quedaban un par de horas de luz, y Gareth descansaba tirado en una hamaca improvisada mirando al cielo azul, cuando un ruido ensordecedor, proveniente del oeste, le hizo girar la cabeza. Un aparato enorme se aproximaba a la base, y no esperaban más visitas.
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Espero que os esté gustando la historia, aunque me esté costando mucho escribirla y tarde bastante en publicar capítulos nuevos, no dejo de pensar en ideas para el libro y voy escribiendo poco a poco, así que aunque no de muchas señales de vida no es porque haya abandonado el libro ;)
Comentad qué os está pareciendo, ideas, sugerencias, críticas constructivas son bienvenidas.
Un saludo, y muchas gracias por leerme :)
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SKI
Science FictionLa Tierra se ha convertido en el caldo de cultivo del virus SKI, un temible monstruo microscópico que afecta a todo tipo de animales, provocando mutaciones y agresividad extrema. La raza humana se ha visto forzada a vivir en una ciudad espacial deno...