○ Capitulo 7 ○

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Capitulo 7 ○

Esta vez se había levantado más temprano que el resto, suposición dada ya que al abrir las ventanas se percató de que el sol apenas y se encontraba saliendo. Resoplo — Supongo que me traume — cerró las cortinas con dureza. Se limitó a observar nuevamente la habitación, daba pena. La pobreza en su decoración bajaba todos sus ánimos. Tomando un cambio de uniforme se dirigió al cuarto de baño, necesitaba una ducha con urgencia.

Al vestirse se observó en el espejo. Aunque con los arreglos que había ejecutado para acomodar sus prendas, se alcanzaba a notar que estas le quedaban un poco más grandes. Quién tuvo que prestarle dicha ropa fue Mikasa, quien le sacaba una cabeza, tal vez más. Para su desgracia, la ropa de Christa era muy pequeña para Naya. Salió del cuarto. ¿Qué podía hacer?, dormir no era una opción, ya que luego de despertarse volver a caer en el sueño era una tarea imposible. Si salía ¿El amargado se molestaría?, al pensar esto último no pudo importarle menos. No se alejaría demasiado, tan solo daría un paseo.

Cerró la puerta de su habitación con sumo cuidado, mismo que empleó para bajar los escalones, la casa parecía desierta, y, por increíble que pareciera, aún había suciedad en ella. Al salir, la brisa mañanera corrió por sus cabellos, provocándole un poco de frío. Recordó que mientras se dirigía hacia este lugar junto con el capitán Levi, a no mucha lejanía le pareció divisar flores; servirían para ahuyentar el ambiente triste de su habitación.

Abrazándose se encaminó, cada segundo que pasaba sentía más frío, por muy leve que fuera su aumento. Luego de caminar por al menos 20 minutos localizó el lugar; una sonrisa se curvo en su boca, hay estaban las flores. Poseían tonalidades moradas, siendo éste su color favorito, pero luego de tomar dichas flores busco más, ya que pensaba que un solo color sería sumamente aburrido.

Calculaba que su paseo había durado en alrededor de una hora y media, ida y vuelta. Al regresar a la casa todavía no se encontraban señales de vida, se alegró por eso, a pesar de que disfrutaba la compañía, había momentos que con tan solo ella basaba y estar con unos completos desconocidos siguiendo órdenes, fingiendo que estaba acostumbrada a ello, le agotaba y fastidiaba. Tomó "prestado" un vaso de la cocina, llenándolo con agua. Acomodo el florero improvisado en la mesita de noche, depositando las bellas flores en él. Suspiro tras una sonrisa, la cosa pintaba mejor.

Por muy poca cosa que pareciera, ese mínimo detalle le llenó de felicidad y tranquilidad, y es que, siempre había sido así, los pequeños detalles junto con los momentos de paz, eran su mayor tesoro, pero, para la mala fortuna, rara vez poseía lo uno o lo otro.

Observó nuevamente la cama, ¿Valía la pena intentarlo? ¿No?. Se tumbó con poca delicadeza, quedando boca abajo. "Duérmete, duérmete, ¡Duérmete!" repetía una y otra vez. El sol se asentó por fin, entrando los rayos de sol por la ventana.

Tanto tiempo había pasado en intentar dormirse, que, al cabo de un rato un Armin alterado apareció en escena — ¡Naya!

La nombrada se removió en la cama, a pesar de no encontrarse dormida, no quería pararse — Naya — Volvió a llamar el rubio, zarandeándole de un lado a otro — Naya por favor

Suspiro, de todos modos no le caía tan mal el chico. Lo encaro — Buenos días Armin — Añadió restregándose sus ojos.

— Buenos días Naya, debes bajar a desayunar. Si no lo haces el capitán se molestara.

— ¿En qué le afecta que yo no coma? — Cuestionó con tono burlón.

El rubio ladeo la cabeza — Retrasas el entrenamiento...

— Lo haré de todos modos — Una mirada de súplica provino de Armin. Naya cedió.

— Bien, pero que conste que lo hago para no ocasionarles problemas — Armin asintió sonriendo.

Al cruzar el umbral de la puerta y colocarle seguro, una duda entro en su cabeza — Armin — El nombrado volteo — ¿Por qué viniste a despertarme tú?

---- ¿A qué te refieres con eso? ---- Ladeo la cabeza. Naya se encogió de hombros.

— No sé, solo me surgió la duda — Otra sonrisa apareció en la cara de Armin.

— Hoy me tocaba a mí — Dicho esto se retiró por el pasillo, dejando a la peliazul muy confundida; ¿Eso significaba que tenían turnos para despertarla?, pero, ¡Si tan solo llevaba un día en aquel lugar!; no es como si se fuera a tardar todas las mañanas, bueno, antes no. Sacudió la cabeza, dispuesta a seguir la ruta por la cual había desaparecido el rubio.

Al bajar se encontró con todos comiendo en la mesa, al observar la comida una cara de disgusto apareció en su cara — Hola — Saludo, todos voltearon a verle.

— Pero miren, si se despertó la bella durmiente — Hablo Jean burlándose de Naya, quien, le miró entrecerrando sus ojos, para luego sonreír y cruzarse de brazos.

— Eso quiere decir que piensas que soy bella — Elevo una ceja. Jean se atraganto con su comida.

— Yo... No... — Al no poder refutar, depósito su vista en otra dirección, tomando una porción de forma brusca. Todos rieron burlones

— Naya, tu comida está en la encimera — Indicó Christa señalando dicho lugar, la peliazul asintió aun con la sonrisa en su cara. Luego de tomar el plato se sentó al lado de Sasha, en la esquina de la mesa — ¿Qué tal te fue en tu primer día? — Cuestiono Eren con comida en la boca, Mikasa le reprendió por dicho acto.

— Pues.... agotador — Respondió jugando con su comida.

— El primer día siempre suele ser duro, y más con nuestro capitán — Habló Connie.

Mientras el resto estaba distraído, Naya depósito más comida en el plato de Sasha, quien le miró con ojos esperanzados, la peliazul le guiño un ojo. La joven comenzó a devorar los alimentos, Naya se cuestionó cómo era posible que pudiera comer tanto. Observó su plato, ella a duras penas podía con un cuarto de su ración.

Un azabache apareció en la habitación, trayendo consigo un silencio sepulcral. A Naya le molestaba aquello, los observo a todos, cada uno con su cabeza recta y comiendo con la mayor concentración del mundo, ni un rastro de los chicos animados de antes. Comenzó a tararear la misma canción que ayer y, como su compañera se encontraba muy empeñada en terminar su plato, no hubo quien le detuviera.

Una mirada asesina provino de Levi, a Naya le importo muy poco, tarareando más fuerte, un "Tsk" fue lo único que expresó el capitán, para luego volver a su comida. A Naya le alegró aquello, sabía que no le reprendería por tan solo tararear una melodía.

El día consistió en lo mismo, limpiar zonas y entrenar duro, de verdad que cada vez que mencionaban esto último el mugre y las telarañas parecían cosas hermosas ante sus ojos, su estómago se revolvía y parecía que mareaba. Tal vez fuera flojera, o simplemente era mala; pero no podía culminar ni la cuarta parte del entrenamiento y saber que los demás eran mejores que ella le irritaba, y, si sumabas las múltiples quejas de Levi respecto a ella, obtenías como resultado a una Naya muy cabreada, la cual se veía forzada a usar la excusa de su herida como escapatoria.

El día llegaba a su fin, y en la cena, había pasado disimuladamente su comida a Sasha por completo, cuando esta le pregunto por qué lo hacía, mintió diciendo que se encontraba llena, como dicha chica tan solo asentía y se disponía a comer sin esperar más explicaciones, librarse de comer le resultaba extremadamente fácil.

Volvió a la habitación malhumorada, se quejaba tanto del capitán, pero, de alguna forma, poseía un humor igual al suyo. Observó las flores que había recogido en la mañana, una amplia sonrisa apareció en sus labios, tal vez su humor no llegaba a ser tan malo como el del azabache.

Black Blood (Shingeki No Kyojin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora