Me desperté por la luz proveniente de la ventana, bostece y me levante, entreabrí mis ojos y recordé la noche de Aller, sonreí y mire hacia el lado en el que estaba Har... espera ¿donde está Harry? Pase mis ojos por la habitación y vi que tampoco estaba su ropa. Me levante y fui al armario de esa habitación cogí una camisa de Harry y salí de ahí. Mire hacia los dos lados y vi un pasillo enorme lleno de habitaciones, camine hacia la derecha en silencio, me costaba un poco moverme, ya que debido a lo de Aller tenia bastante dolor en la entrepierna. Mientras caminaba iba llamando a Harry y abriendo las puertas, pero nada él no estaba en ningún sitio. Baje las escaleras y me adentre en el hall de la casa, la decoración era minimalista y muy moderna, casi todo era blanco. Camine hasta un gran salón y vi una mata de pelos rizos detrás del sofá cambiando los canales de la tele y susurrando maldiciones porque no echaban nada. Camine hacia él con una gran sonrisa.
-Buenos días rulitos.-dije animadamente.
-¿Rulitos?-rió- eso es nombre de perro.- reí y me tiré encima de él.
-Eres cómodo y blandito. -reí.
-¿Me estas llamando gordo? -intentó parecer ofendido pero no pudo ya que emitió una pequeña risa.-Yo sé algo que por tenerte encima está más duro que una piedra.
-¡Harry eres un guarro!-reí y el emitió una carcajada debido a mis sonrojadas mejillas.
-Se que en el fondo te gusta que sea un pervertido.-dijo alzando una ceja.
-Un poquito.-confesé con mis mejillas apunto de explotar por lo sonrojadas que estaban.
-Ven aquí.- me beso dulcemente posando su mano en mi mejilla.-te amo.-dijo en un susurro casi inaudible.
-Y yo a ti Hazz.-le di un pequeño pico.-Tengo hambre.- me queje vamos a comer algo amor.- me beso y nos levantamos para ir a la cocina.
