Capítulo 3.

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“Cierra los ojos, coge aire. Bien. Retenlo. Vuelve a abrirlos, expulsa el aire e ignora su mirada, como si no estuviese.” Se repetía a sí mismo el chico de ojos esmeralda. Había pasado una semana desde lo sucedido con Louis. Había sido una semana algo complicada, ya que los primeros días la gente le miraba y murmuraba cosas. Aún tenía al grupo de siempre, algo disminuido, que le seguía a todos lados. Él sabía que también le estaban juzgando a sus espaldas, pero eso siempre había sido así. También había pasado una semana desde que no le veía. El oji-azul iba a un curso superior al suyo, pero aún así no había vuelto a cruzarse con él por los pasillos, ni lo había visto fumando en la entrada, ni en la cafetería. Se había sentido más tranquilo, a decir verdad. Al final de la semana todos habían olvidado el tema, al menos por ahora, y volvían a “idolatrarle” como antes. Pero la tranquilidad no dura para siempre.

Harry estaba caminando algo apurado por el solitario pasillo. Primera mierda de la mañana. Se había quedado dormido más de la cuenta y llegaba tarde a su primera clase. No es que le importase demasiado llegar tarde, pero ya se había retrasado otras veces antes y estaba seguro de que ésta vez no se lo dejarían pasar. Segunda mierda de la mañana. Estaba diluviando y había olvidado el paraguas. En realidad comenzó a llover cuando iba a medio camino, pero antes de salir de casa estuvo a punto de coger uno y se maldijo a sí mismo por no haberlo hecho. Y por fin, y por si fuera poco, la tercera mierda de la mañana. Acababa de encontrarse frente a frente con Louis Tomlinson.

Intentó pasar por su lado e ignorarlo, como si no existiese. Intentó.

-Bonitos rizos, Styles. –Dijo el oji-azul burlón, haciendo que Harry se quedase quieto a su lado, apretando sus puños. El mayor soltó una ligera carcajada.- Me has echado de menos, ¿verdad?

De verdad que Harry intentaba ignorarle. Apretaba tanto sus puños que sus uñas se le clavaban en la palma de sus manos, dejándole las marcas de éstas.

-Que te jodan, Louis. No quiero saber nada de ti. –Gruñó el rizado, volviendo a caminar hacia su clase, pero Louis le agarró del brazo antes de que pudiese seguir avanzando.

-Espera. –Harry bajó la mirada a su mano con una mueca, mirándole luego a él.

-¿Qué?

Louis suspiró, mordiendo su labio inferior. Parecía estar pensando en algo, pero Harry no tenía tiempo ni ganas de escuchar nada que él tuviese que decirle.

-Mira, Tomlinson, voy tarde a clase y no estoy para tonterías. –Rodó sus ojos.

-Quería… Bueno, no sé exactamente qué. Pero pensé que debía decirte algo por lo de la semana pasada. Ya sabes.

Por supuesto que lo sabía, como para olvidar aquello.

-¿Vas a disculparte?

-¿Qué? –El mayor abrió sus ojos sorprendido y arrugó su frente.- ¿Por qué iba a disculparme?

-¡¿Por qué?! –Harry le miró incrédulo, negando con su cabeza.- Olvídalo. –Movió su brazo para soltarse del agarre de Louis, sin embargo éste lo apretó.

-No, espera. –Suspiró. Realmente estaba acabando con la paciencia del rizado.- Lo… ¿Siento…? Está bien, vale. Lo siento, no tienes que mirarme así. No fue para tanto.

Harry estaba atónito. ¿Qué no era para tanto? Le había besado dos veces. Vale, puede que la primera no le hubiese disgustado mucho… Pero eso no quita que la segunda vez lo hubiese hecho para humillarlo frente a todos. Estaba claro. No sabía que mierdas se traía Louis entre manos, pero él no iba a caer. No era su jodido juguete y, definitivamente, no iba a dejarlo divertirse a su costa.

(PAUSADA) Las apariencias engañan. (Larry Stylinson / Ziam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora