CAPÍTULO 13

173 24 2
                                    

PREGUNTA, ¿PREFIEREN DOS CAPÍTULOS A LA SEMANA DE MIL TRESCIENTAS PALABRAS MÁS O MENOS, O UNO POR SEMANA DE TRES MIL?

No ignoren la pregunta, por favor y respondan, necesito saber qué prefieren.

&______________&

¿Recuerdas cuando dije que sentía agujas por todo el cuerpo? Realmente no estaba muy lejos de la realidad, los gusanos me estaban comiendo lenta, dolorosa y agónicamente.

Lo que yo sentía como pinchazos de una aguja era en realidad el mordisco de un gusano, y considerando que tenía hasta cuatro gusanos en cada grano, y el número de granos superaba los cien, realmente estaba más muerta que viva.

Los doctores encargados no tenían palabras para explicar el cómo o el por qué de mis males, sus inexistentes palabras avivaban mi poco deseo de seguir viva, ya me había rendido y prácticamente olvidado de todo lo que debía de animar mi deseo de vencer. Había olvidado lo que me motivaba a vivir, abandoné todo deseo de seguir aún cuando Brandon decía que podría salir de aquel cuarto, que sólo debían extirpar los granos y asegurarse de que la masa en mi cerebro —aquella que no se podrá operar— no fueran más gusanos.

Él tenía unas esperanzas tan grandes, que era suficiente para suplir las mías y posiblemente las de cien personas más.

Tengo que escribir aunque no desee que en el momento en que los doctores abrieron el grano de mi pie y descubrieron qué era lo que allí había realmente, fue como sí los gusanos emitieran una señal para comunicar a los otros huéspedes indeseados de mi cuerpo una alarma que gritaba "¡PELIGRO!".

Todo empeoró, el dolor se multiplicó, las sensaciones de dolor eran cada vez mayores, mi inconsciencia no duraba lo suficiente para recuperar fuerzas, no probaba bocado en ningún momento del día, aún si era él, mi querido esposo, quién intentaba.

No era suficiente estar en agua congelada, ya nada parecía funcionar para aliviar un poco el dolor. Ya no tenía voz para gritar y la desesperación hacía que me lastimara la piel con granos con mis uñas. Me amarraron nuevamente por ello.

Una cirugía de carácter urgente era lo que me esperaba, posiblemente tardarían doce horas en el quirófano. Era demasiado tiempo, una extenuante y para nada agradable cirugía, y aun así no faltaron doctores.

No sé mucho de lo que pasó, en realidad no sé ni siquiera cómo llegué al quirófano o sí estaba en uno. No sé sí me suministraron algún sedante o quiénes estaban conmigo en el ajetreado momento.

No estoy delirando, todo lo que he escrito, aunque parte de una pesadilla, así fue cómo sucedió. Debe ser horripilante leer algo así, y me disculpo porque tengas que hacerlo. Pero he escrito todo esto para que sepas que él nunca me abandonó, no le importó si tenía la apariencia monstruosa de alguna clase de fenómeno inexistente, él me acompañó en todo momento, estuvo conmigo para decirme que todo estaría bien, aún cuando no podía estar seguro y posiblemente fuera una gran mentira. Yo necesitaba una esperanza, no importaba si era falsa.

No quiero escribir más de aquello, por lo que daré fin a ella de un modo que no resulte desagradable, pero que contenga lo más importante para que no pierdas el hilo de toda la horrorosa pesadilla que viví.

Quiero repetir que no estoy delirando, quién encuentre éste escrito debe tenerlo claro, porque necesito que se difunda todo lo que escriba. Aún si no termino de escribir toda la historia por ceder a la paz infinita y rendirme ante la muerte. Debes estar seguro, estimado lector, de que nada es inventado o exagerado. Me estoy apegando a los hechos lo máximo posible que me permite mi cansado cerebro y lo que ayuda mi perturbada memoria. No dudes y no permitas que esto sólo sea parte de un reportaje que se olvidará fácilmente cuándo encuentren mi cadáver.

Este traumante episodio culmina con una joven con gusanos en el cerebro, una esperanza de vida menor de tres meses, con tendencia a padecer alzheimer, convulsiones espontáneas, posibles ataques de esquizofrenia y episodios de violencia. Sin olvidar la pérdida paulatina de movilidad en manos, pies y rostro; con posibilidades de olvidar respirar a cualquier momento, además de los problemas que mi organismo desarrollaría: en los que podría sólo orinar encima de mi ropa a cualquier momento por no tener control de la vejiga... Y un joven, que si bien la amaba y sufría, sabía que debía seguir con sus terapias para que por lo menos, uno de los dos viviera todo lo que el otro no podría. Esa fue la promesa que la joven le obligó a hacer, el juramento en el que ella encontraba quizás un poco de paz.

Salí de hospital para morir en casa, porque aunque no dijeron así era.

Ya se había confirmado que lo que padecía no era contagioso, porque Brandon estuvo a mi lado sin protección alguna, pero no por ello hubo un cambio drástico en la seguridad que todos tomaban. "Puede ser contagioso a largo plazo" decían todos.

Habían organizado una casa lejana a cualquier contacto humano para mis últimos meses, Brandon podía hacer sus terapias el mismo, guiado siempre por un vídeo. Solo hasta que yo muriera, entonces podría volver a la terapia como era debido.

La radiación del televisor podía enfermarme, pero ¿qué más daba?

No sé cómo, pero habían periodistas fuera del hospital que deseaban conocer las primicias de una extraña y mortal enfermedad nunca antes vista. Para que entres en contexto te describiré más o menos la situación.

Por lo menos una docena de personas con trajes amarillos, (por seguridad) cámaras y micrófonos lanzaban preguntas al azar. No entendía nada, no hablo Alemán, pero Brandon si entendía y miraba feo a todos los presentes.

Yo iba en silla de ruedas, con los ojo cerrados pensando en cualquier cosa posible, estaba terriblemente cansada, y aún no había hecho mucho.

Era humillante que usara pañal, pero era necesario.

Nos trasladamos luego  de un tiempo a las afueras de la ciudad para llegar a nuestro nuevo y efímero hogar.

Supongo que tampoco necesitas saber los detalles sobre esos lamentables días.

No me tengas lástima, total, pronto sería una persona más muerta. Tampoco tengas lástima por Brandon, a él nunca le gustó eso.

¿Sabes que estoy riendo ahora mismo, mientras escribo? Una risa que contiene más lágrimas que sonrisas, pero que marca lo poco que me falta para perder la cordura.

Tengo que escribir todo, antes de enloquecer.

______________________

Creo que esta historia no llegará a treinta capítulos, pero espero que les esté gustando.

No olviden votar y comentar, estaré dedicando capítulos.

ATARAXIA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora