Parte Única

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Estaban peleados, de alguna forma habían terminado no dirigiéndose la palabra más allá de las escenas que tenían juntos, después cada uno hacía de cuenta que el otro no existía. Y todos a su alrededor comenzaron a notarlo, pero nadie dijo nada.
Lo irónico era que debían actuar totalmente enamorados durante las filmaciones y fuera de esta no se molestaban ni en mirarse.
Y quizás Renato fue el culpable pero no iba a admitirlo porque su orgullo era demasiado grande y hacerlo solo implicaría aceptar que Gabriel tenía razón, y él nunca lo haría.
Aunque después del primer día, su enojo flaqueó un poco y tuvo la urgente necesidad de pedirle perdón, explicarle que no estaba enojado con él sino con ese amigo suyo que siempre le andaba alrededor; Renato no estaba loco, el pibe de alguna forma lo provocaba, estaba con Grabriel en todo momento, siempre poniéndole una mano en la espalda o acercándose mucho cuando hablaban.
Era un pendejo, no podía estar celoso de ese, pero lo estaba, y mucho.
Gabriel trató de explicarle que no pasaba nada con Ignacio, "él único que me gusta sos vos" le había susurrado antes de besarlo, y sin embargo Renato se enojó y lo alejó. Dijo palabras que no debió y muchas cosas que no sentía, arrepintiéndose en el momento en el que el otro lo miró decepcionado antes de irse sin volverle a hablar.
Habían estado toda la semana sin decirse nada, el último día de filmación que había sido el viernes, cada uno había salido por su lado y no se despidieron de nadie.
Para el sábado Renato estaba frustrado y enojado consigo mismo, pero con todo el tema del evento que tenía no pudo pasar el fin de semana en su casa deprimiendose, así que salió, puso buena cara e hizo de cuenta que no estaba mal en lo absoluto.
Fue un día largo, lleno de sonrisas un tanto forzadas y de personas que le hablaban y reían: y a pesar de que él no estaba de ánimos para nada de eso, tuvo que usar su talento de actor y fingir que la pasaba tan bien como todos ellos.
Cuando por fin terminó todo y volvió a su casa, sus intenciones en un principio eran quedarse encerrado hasta el lunes buscando una manera de hablar con Gabriel y que dejará de estar tan enojado, pero sus planes fallaron cuando Angela lo llamó indignada diciéndole que ni se le ocurriera faltar a su fiesta de cumpleaños porque no iba a aceptar ninguna excusa, así que él solo rodeó los ojos y aceptó aparecer por ahí.
Supo que había sido mala idea ir cuando lo primero que hizo al entrar en el lugar fue buscarlo, no le costó mucho encontrarlo bailando y riéndose con varios chicos de el elenco, pero lo que le jodió fue ver que Nacho estaba también en el grupo, todo altanero y feliz de estar cerca de Gabriel. Renato sintió el manojo de celos justo en el centro del pecho, él debía estar ahí, no el boludo ese que solo usaba al otro para aumentar su popularidad.
Entonces hizo lo que mejor sabía y fue hacerse el distraído mientras le pasaba por el frente, sintió la mirada sobre él, no necesitaba verlo para saber que era así; solo cuando se trataba de Gabriel, Renato se permitía ser un poco egocéntrico, por alguna razón saber que ese chico tan serio y recatado se había fijado en él, le hacía hervir la sangre y sentirse de mil metros, tenía su mérito sacar a un"hetero" del camino, y Renato si que había disfrutado de ese pequeño desvío de Gabriel. Lo aprovechaba cuando se pasaban horas besándose en el camerin de cualquier de los dos o todo un fin de semana en la cama de Gabriel mientras esté lo tocaba y le hacía cosas que si bien antes había disfrutado, jamás con tanta intensidad como con él.
Recordar eso solo lo llenó de nostalgia y más frustración, podrían seguir así si no fuera por sus celos absurdos. Después de meditarlo un rato, decidió pedirle perdón al final de la noche.
Con ese nuevo pensamiento se alegró un poco por lo que se dispuso a saludar y hablar con todos los que conocía, se tomó una cerveza y bailó con amigos que tenía en común con Angela y a los cuales conocía de años. Se rió cuando ella le rodeó el cuello y bailaron alguna canción de reggaeton de la cual no sabía el nombre ni el autor, pero sí que tenía buen ritmo y se dejó llevar.
"Voy por otra cerveza ¿Alguien quiere alguna cosa?" Gritó para hacerse oír por encima de la música, pero todos negaron sin dejar de bailar.
Se acercó a la barra riéndose de las payasadas que los otros hacían, cuando llegó tuvo que esperar su turno porque la gente se había amontonado y solo había dos chicos a cargo de todo.
Estaba tan metido en llamarles la atención para que le dieran su bebida que no sintió cuando alguien se paró a su lado, hasta que habló.
"No sabía que habían vuelto" Renato sintió como se le erizaba la piel, era Gabriel, y después de una semana le estaba hablando sin un guión de por medio. Giró su cuerpo hacia donde estaba.
"¿Ah?" De repente se encontró tan encandilado que no supo qué decir. Él estaba ahí, hablándole.
"Vos y Angela" lo miró arqueando una ceja, si no lo conociera tanto, el se habría tragado ese papel sobrador que Gabriel intentó venderle. Sin embargo, Renato pudo ver en sus ojos que eso no era real, le molestaba la idea de él con su ex, y no estaba bien sentirse complacido por algo así pero pensó que sería bueno que el mayor sintiera un poco de todos los celos que él había sentido desde la llegada de Ignacio.
No le respondió, se rió y justo le tocó el turno para pedir la cerveza así que lo hizo, estaba a punto de responderle cuando sintió el cuerpo de Gabriel pegado al suyo.
"Estos jueguitos no me gustan" le susurró en el oído mientras le rodeaba la cintura con un brazo.
Renato no supo que responder, recibió la botella que le dieron y bebió un trago. Lo tenía tan cerca y había pasado una semana entera desde que se habían tocado, todos sus sentidos se alteraron al tener a Gabriel así.
"No me gusta ponerme así de celoso ¿Que me hiciste, pendejo?" Suspiró hundiendo la nariz en el cuello de Renato.
"Gabi, estas borracho" de alguna forma se giró para poder observarlo, lo tenía tan cerca. Rodeado por todas esas luces de colores que le hacían brillar los ojos y que dejaban destellos sobre su cabello rizado, Renato sintió como el corazón se le aceleraba, Gabriel no podía ser así de lindo y menos que menos podía estar celoso de Angela, él era mucho más, más de lo que Renato pensó sentir.
"No, no estoy borracho" Gabriel se rió acercándolo más a su cuerpo, de alguna forma encajaban bien juntos y eso se sentía realmente genial, así que el menor se dejó llevar. "No tome nada, soy el conductor designado" puso los ojos en blanco.
"Entonces no entiendo por qué de repente estás tan cariñoso y posesivo después de una semana sin hablarme" tuvo que decirlo porque no tenía mucho sentido toda la situación.
"No sé, mi idea era esperar que te disculpes pero te vi con ella y senti que se me cerraba el pecho de los celos" lo observó un poco avergonzado "Ya estoy grande para sentirme así ¿Que me hiciste?".
"Iba a disculparme, solo que te vi tan feliz con tu amiguito que pensé en hacerlo cuando estuviera bien lejos tuyo" le acomodó el cuello de la camisa porque necesitaba hacer algo con sus manos, estaba tan nervioso.
"Ya te dije que Nacho es un amigo, no necesito a nadie más que al bombón que tengo ahora tocandome el cuello" le sonrió con picardía.
Y si, Renato se olvidó de todo, porque una semana sin Gabriel estando así con él, se sintió horrible y de verdad que lo extrañaba más que a cualquiera.
De repente los celos fueron suplantados por una necesidad enorme de querer besarlo, justo ahí en ese lugar lleno de gente y con música horrible sonando de fondo.
"Acompañame al baño" le susurró sobre los labios. Sin darle tregua a responder, se separó de él y comenzo a alejarse sabiendo que Gabriel lo iba a seguir.
Cuando entraron en el lugar, antes de que Renato fuera consciente del entorno, unos brazos lo rodearon por la espalda y lo empujaron dentro de un cubículo.
Los besos que recibió en el cuello lo hicieron gemir bajito. Había extrañado tanto eso y todo lo demás.
"No sabes las ganas que tenía de besarte, te extrañe tanto, bebé" Gabriel lo volteo hasta que quedaron cara a cara y lo besó con fuerza, mordisqueandole los labios y jugando con su lengua, por lo que Renato no se resistió y le devolvió todo, lamiendo y saboreando de nuevo esa boca que tanto conocía y le gustaba.
Se separaron cuando necesitaron con urgencia respirar, la luz fluorescente del lugar solo destacaba más los rasgos de Gabriel, Renato sabia que ya no estaba pensando con claridad cuando le dijo "por favor" y se restregó contra el cuerpo del mayor, sintiendo como este gruñia y lo apretaba contra uno de los lados del cubículo.
"Acá no, vayamos a casa" le besó el cuello y le metió las manos por debajo de la remera.
"Un ratito, te extrañe mucho" llorisqueo metiendo una pierna entre las de Gabriel y lo tocó suavemente con la rodilla, justo ahí donde ya estaba duro.
"Pendejo caprichoso" le mordió la piel cerca de la clavícula izquierda "Date vuelta".
Y él no necesitó más instrucciones porque así lo hizo, apoyó la mejilla sobre el frío azulejo de la pared, sabía la imagen que debía tener en ese momento pero no le importó porque arqueó un poco la espalda y sintió a Gabriel gruñir detras de él antes de sentirlo encima suyo.
"Y así pensás que te voy a dejar por alguien mas" bromeó con la voz ronca.
Con una mano le tocó el trasero y con la otra le desabrochó los botones del pantalón, cuando le metió la mano y lo sintió sobre su erección palpitante solo pudo gemir mas alto. Lo necesitaba ya, parecía que habían pasado años desde la última vez.
"Shhh" lo calmó bajándole un poco el jean y la ropa interior. Sintió el aire sobre su trasero desnudo y solo lo excitó más.
"Dale" estaba ansioso, después podían hacerlo lento y con amor, ahora necesitaba sentirlo lo más rápido posible.
"Ansioso" se burló pero lo complació tocándolo como ya sabía, llevaban haciendo lo mismo por meses que no le costó mucho prepararlo y tenerlo al borde, Gabriel sabía siempre donde tocarlo, de qué forma y hasta qué punto. Y sobre todo, cuidarlo, así que no se preocupó por nada más que estar listo para el único chico que lo hacía sentir tan al borde de todo.
Puede que en otra circunstancia se habría sentido avergonzado del suspiro de felicidad que dejó escapar cuando lo sintió entrando en él, pero en ese momento no le importó, por fin lo tenía de nuevo y aunque para otros una semana sin nada de sexo no era la gran cosa, para Renato si, desde que habían empezando con todo esto él se había vuelto tan insaciable que algunas veces no se reconocía.
Como en ese momento, que gimió y se movió hacia atrás buscando más de Gabriel y esté lo complació uniéndose un poco más en su interior, se sentía tan bien. Respiró agitado sintiendo la respiración del otro igual que la suya, se movieron rápido y tuvieron que tragarse los gemidos; no fue lo más lindo ni romántico, pero cuando sintió que acababa sobre la mano que lo tocaba al ritmo de las embestidas que estaba recibiendo y detrás suyo Gabriel se tenso antes de apretarle las caderas con las manos y gemir bajito, se volvió a sentir bien, aliviado.
Sus respiraciones seguían siendo muy agitadas, les costó unos minutos volver en si. Gabriel salió lentamente de él.
"¿Feliz?" Lo besó detrás de la oreja, justo en ese retazo de piel tan sensible.
"Ajam" fue lo único que pudo responder mientras se daba vuelta y se acomodaba la ropa "Ahora si, si querés nos vamos" le sonrió feliz y lo ayudó a acomodarse sus propias prendas.
"No sé cómo haces para convencerme de estas locuras" negó con la cabeza "La otra vez fue en el auto, después en el baño de ese boliche al que fuimos todos" Gabriel iba a seguir enumerando lugares pero Renato lo hizo callar con un beso.
"Perdona" le susurró, ahora calmado y relajado. "No debí dudar de vos, sé que lo nuestro recién está comenzando pero no quiero pelear por cosas así" se encogió de hombros.
"Estas perdonado, a veces alguno no se da cuenta de las cosas que hace y no te culpo, es cierto que Nacho se pasa pero ya hablé con él" lo tomó de las manos "Me alegra que estemos bien, fue una semana horrible y todos me estaban preguntando qué había pasado entre nosotros" se rió recordando todas las preguntas y comentarios que recibió de los demás.
"Que chusmas" bromeó Renato.
Acercó a Gabriel hacía él porque necesitaba volver a sentirlo, lo besó y abrazó. Después podían hablar de todo, la noche todavía no terminaba.

Reconciliación || Quallicchio ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora